Para nadie es un secreto que desde la campaña presidencial, el Centro Democrático, partido que impulsó a Iván Duque a la Presidencia, manifestó lo que ellos denominaban como la inconveniencia de los acuerdos de paz con las Farc.
La unión de sectores alternativos y de algunos de centroderecha a Gustavo Petro en segunda vuelta, giró en torno a la protección de la paz que se logró en el Gobierno de Juan Manuel Santos, pues voces radicales uribistas manifestaban la intención de hacer trizas los acuerdos.
Esta posición se matizó y con un discurso mucho más moderado, Duque planteó que más allá de destrozar los acuerdos, había que cambiar lo que no estaba bien, y que tenía que ver con las ya rogadas peticiones de los sectores de derecha radical: evitar la impunidad, limitar o extinguir la participación política de los exguerrilleros de las Farc y una implementación cero conveniente para la guerrilla que se desarmó.
Pese a que internacionalmente Duque ha mantenido hermandad, en el país las cosas son diferentes y su cara más oscura sobre el acuerdo de paz se ha ido destapando poco a poco con actuaciones que denotan que hay un doble discurso que es evidente.
La negación del conflicto armado para quitarles peso a los acuerdos
En entrevista con PUBLIMETRO, el exministro de Justicia del gobierno de Juan Manuel Santos, Yesid Reyes, señaló que Duque maneja un doble discurso sobre los acuerdos y que una muestra clara de la que sería la cara del ataque a estos se mostró con las designaciones de ciertas personas en cargos de importancia para la implementación, como el caso de Darío Acevedo en el Centro de Memoria Histórica.
“El acuerdo de paz, que se supone que debemos desarrollar, es un acuerdo que solo tiene sentido si en Colombia hubo un conflicto cuya resolución solo se pudo dar con el proceso de paz. Si uno niega el conflicto armado deja sin ningún fundamento un acuerdo de paz y un acuerdo de paz sin fundamento difícilmente podrá ser implementado y eso se puede ver con el nombramiento en instituciones que niegan la existencia del conflicto armado”, señala el exministro.
El punto también fue tocado con el cambio nominal de la Consejería para el Posconflicto, por Consejería de Estabilización y Consolidación, cuando se generó polémica por lo que fue el cambio de funciones de una entidad importante para la implementación de los acuerdos.
“Como nunca hubo conflicto armado, no hay necesidad de una institución para implementarlo”, afirma Reyes.
Pero esto no es nuevo, En 2011, Álvaro Uribe, recién dejó la Presidencia y en el Gobierno de Santos se empezó a hablar de conflicto armado y el reconocimiento de la guerra, envió un correo entregando 11 razones para desconocerlo.
“En el significado histórico en América Latina las palabras conflicto interno e insurgencia de alguna forma han legitimado la lucha de grupos armados contra dictaduras y en Colombia estos grupos han atentado contra una democracia pluralista, además, las acciones de estos grupos son terroristas: por ejemplo, carro bomba contra el Club El Nogal, atentados contra ambulancias, etc.”, señalaba el ahora senador y líder político de Duque.
La no implementación de los acuerdos
Los tres primeros puntos de los acuerdos de La Habana, apuntan a abordar lo que fueron las causas del nacimiento del conflicto armado en Colombia, en lo que tiene que ver con las Farc. Así, si la intención es la implementación, los retrasos o no actuaciones de Duque, han dejado ver que no hay mayores intenciones de desarrollo de los acuerdos.
“El Gobierno o no ha hecho nada en materia de reforma rural y participación política, o ha tomado decisiones contrarias a lo convenido en La Habana, en lo referido en materia de drogas, que son puntos importantes”, afirma Reyes.
Y es que en el tema de la Reforma Rural Integral no hay nada que avance legislativamente, y desde el partido de la Farc se ha alzado la voz para señalar que este era uno de los puntos más importantes.
“Tampoco se ha avanzado nada en materia de participación política, que es el segundo de los acuerdos. En materia de la lucha contra las drogas de uso ilícito, la política que ha mostrado el presidente Duque es contraria a lo que se había convenido. Por ejemplo, se está persiguiendo a los consumidores de droga, cuando se había acordado que se les daría un enfoque de salud pública, y se está volviendo al tema de la aspersión con glifosato en lugar de los programas de desarrollo alternativo, que era uno de los acuerdos sobre el manejo de los cultivos ilícitos”, señala Reyes.
En materia de aspersión, Duque retrocede y desde sectores del uribismo se busca la persecución de los campesinos que siembran, contrario a lo que se buscaba implementar y que consistía en la erradicación voluntaria y la implementación de proyectos productivos fuertes que reemplazaran la economía narcotraficante.
Al objetar la paz “Duque se quitó la máscara”
En entrevista con Noticias Caracol, el ideólogo de los acuerdos y ex alto comisionado para la paz, Sergio Jaramillo, señaló que Duque se fue en contra de los acuerdos y que esta es su verdadera cara.
“Yo creo que con la decisión que toma Iván Duque de objetar la ley estatutaria, el presidente se quita la máscara y se va de frente, no solo contra el proceso de paz, sino, más grave, contra una decisión, contra un fallo, de la Corte Constitucional”, afirmó Jaramillo.
“Querer que la Justicia ordinaria usurpe competencias que ya la Constitución Política, mediante el Acto legislativo 01 de 2017 le dio a la JEP es un golpe muy duro al acuerdo de paz y este doble discurso pone en riesgo total a la paz. Se nota que Duque sabe que tiene la mirada internacional puesta en él porque hay interés en que se implemente, pero adentro deja un mensaje claro y es que no quiere implementar esos acuerdos”, afirma el exministro.
Así, falta ver si una de las caras terminará por fracturar los acuerdos o un cambio de rumbo podría implementar lo que no ha hecho en más de seis meses de Gobierno, además de apoyar la Justicia para la Paz.