A las 11:57 de la mañana de este viernes, las cargas explosivas detonaron en el barrio El Poblado de Medellín. Pero en esta oportunidad no tenían el interés de matar gente, sino de acabar con un ícono. El centro de poder del narcotraficante Pablo Escobar fue derribado. La implosión del edificio Mónaco llegó a acabar con ese legado del narcotráfico.
La implosión del edificio Mónaco duró muy poco. En 3.2 segundos, las cargas explosivas instaladas detonaron y provocaron la caída de la estructura. Luego, máquinas de bomberos lanzaron un fuerte chorro de agua para dispersar las nubes de polvo. Más allá de la detonación, quedaron pocos registros: la vista del desplome fue opacada por los árboles y edificios vecinos.
Así acabó la vida de una edificación que nació como un símbolo del narcotráfico. El edificio Mónaco fue construido en 1984 para Pablo Escobar, quien lo convirtió en su centro de operaciones. El 13 de enero de 1988, el Cartel de Cali detonó un carrobomba a sus afueras, que produjo tres muertes.
Luego de la muerte del capo en 1993, el edificio pasó por manos de la Dirección Nacional de Estupefacientes, la Fiscalía General de la Nación y la Policía Nacional. Luego pasó a propiedad de la Alcaldía de Medellín, que decidió montar en su sitio un parque para recordar a los miles de víctimas que dejó el narcotráfico en la capital antioqueña.
Con este parque, los turistas que visitan a Medellín para recorrer el mito de Pablo Escobar conocerán la visión de las víctimas. La implosión del edificio Mónaco dejó a un lado un referente del capo en la ciudad. La iniciativa para recuperar la memoria de las víctimas conseguirá, también, borrar este momento doloroso.
