La palabra ‘castrochavismo’ lleva varios años ocupando la agenda mediática y política en el país. La idea de un movimiento político fundado en pilares de tendencias políticas como las cubanas y las del chavismo, ha generado polarización en Colombia y así se han construido las elecciones a cargos públicos.
En el estudio realizado por Burson, dos momentos fueron identificados como los preponderantes en la conversación xenófoba, y con tintes de estigmatización de la comunidad venezolana en nuestro país: uno, ligado a las elecciones de Congreso y Presidencia y el segundo como el descubrimiento de las relaciones entre ciudadanos de uno y otro país.
El papel del Centro Democrático en la conversación electoral, como impulsador de reacciones arroja como conclusión que la crisis sí sirvió como detonante para plantear un camino electoral basado en el miedo por el otro, por el diferente y esto potenció la victoria de Iván Duque y del uribismo en las legislativas.
Jorge Enrique Robledo, senador del Polo Democrático, señala que el uso de la crisis socioecónomica fue evidente y que los ataques a la izquierda y movimientos alternativos se basó en crear un escenario de terror, si no ganaban las facciones radicales conservadoras.
«Ese es su negocio. El negocio es meter miedo. Para el uribismo, la premisa fue asustar a los colombianos. El Centro Democrático y sus afines manejaron un discurso que se basó en que todo lo que no fuera ellos, era tildado como castrochavista o guerrillero. Ellos pegan un montón de palabras al discurso electoral como castrochavismo, madurista, venezolano, chavismo, guerrilla, terrorismo y con eso hacen negocio», señala el senador.
El negocio es meter miedo. Para el uribismo, la premisa fue asustar a los colombianos. El Centro Democrático y sus afines manejaron un discurso que se basó en que todo lo que no fuera ellos, era tildado como castrochavista o guerrillero»
“Miente el senador si cree que hemos usado la tragedia de los venezolanos para ganar las elecciones. Lo que pasa es que ellos han estado muy callados con los atropellos de Nicolás Maduro. Yo por ejemplo, no le he visto ni un debate al senador sobre venezolanos o apoyando a la oposición”, cuenta María del Rosario Guerra, senadora del Centro Democrático.
Guerra indica que la cadena de mensajes negativos que se generaron no se deben a la proliferación de xenofobia, sino a un interés particular por rescatar al país del ‘castrochavismo’.
«Había un riesgo muy grande de que el socialismo del siglo XXI se tomara a Colombia. Las manos de Gustavo Petro, que tiene sus posturas sobre Venezuela tan claras, casi llegaron a imponer ese sistema en Colombia. No usamos a los venezolanos a los que tanto queremos como material para las elecciones, advertimos sobre el riesgo de caer en una tendencia que dejó invadida a Venezuela de hambre», señaló Guerra.
“Ellos usan la táctica de Goebbels en Alemania. No creo que quieran incentivar xenofobia, pero sí crear un monstruo bajo la palabra ‘izquierda’, asociado a la crisis de Venezuela y así asustar a los colombianos para perpetuarse en el poder. La consigna es: ‘somos malos, pero los otros son peores’, afirma Robledo.
Para el politólogo y experto en sistemas electorales, Isaac Morales, esta sí fue una táctica que usó el uribismo con miras al poder.
Había un riesgo muy grande de que el socialismo del siglo XXI se tomara a Colombia. Las manos de Gustavo Petro, que tiene sus posturas sobre Venezuela tan claras, casi llegaron a imponer ese sistema en Colombia»
“Fue claro que el uribismo usó esta estrategia para satanizar a sus opositores y rivales electorales, ligándolos a la situación venezolana. Podríamos decir que es un esfuerzo de doble moral, por un lado apoyamos, nos entristecemos por la situación de los vecinos, pero el hecho de que exista nos beneficia. Esto es lo mismo que pasa con las Farc, ahora con el Eln”, afirma el profesor de Sistemas Electorales.
“Sería canalla decir que los usamos: mis principios cristianos no me permiten hacerlo. Yo soy solidaria y creo que nadie en el partido político podría sacar provecho de una tragedia humana”, afirma la senadora, pero académicos la contradicen.
“Cuando uno ve que Duque habla sobre la crisis en el vecino país, uno nota que lo hace para obtener beneficios. Digamos que hablar y luchar contra el régimen y solidarizarse con Venezuela, le suma puntos de favorabilidad. A él, a su vicepresidenta. ¿Por qué? Porque como es una situación en la que todos están de acuerdo, gana reconocimiento”, señala el internacionalista Mauricio Jaramillo, de la Universidad del Rosario.
Estadísticamente, el estudio reveló que la conversación del Centro Democrático sobre Venezuela tuvo sus picos hasta el 17 de junio, cuando Iván Duque ganó las elecciones. Luego de esto, el tono bajó, como quien decide dejar de lado una estrategia que ya no se necesita más.
¿Hay doble moral cuando hablamos de venezolanos en nuestro país?