La historia de Liliana Campos Cuello, oriunda de Cartagena, es la de una persona que ganó dinero a costa del turismo sexual. Literalmente es la ‘Madame’, de angelical adolescente a reina del proxenetismo.
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Campos creció en el barrio Blas de Lezo, en los extramuros de la ciudad amurallada.
Su niñez fue como la de los jóvenes promedio en Cartagena: humilde, rodeada de gente que llevaba una vida normal y tranquila.
Ella sobresalía por su altura y belleza. Su hermanos (era la segunda de cuatro) le decían que iba a salir adelante por su porte.
De acuerdo al relato de El Heraldo, estudió Institución Educativa Lourdes, ubicada en el Pie de la Popa.
Su propósito de vida era irse a Estados Unidos y en la década del 80 lo logró. De acuerdo a lo que dice el diario barranquillero, lo hizo por México y sin papeles.
En Estados Unidos tuvo sus dos hijos con un ciudadanos de ese país.
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En la década del 90 regresó a Cartagena y se ubicó en el barrio El Recreo, de estrato 5, en donde empezó a formar su negocio de proxenetismo.
Debido a que el negocio creció y era evidente, decidió trasladarse al sector turístico de la ciudad, en donde continuó su trabajo.
La ‘Madame’ tenía catálogos, los cuales se hicieron conocidos en el público extranjero. Además, llevaba yates a islas cercanas, como Las Bahamas.
Como parte de su negocio también conseguía pasaportes para las jóvenes explotadas, las cuales conseguía en los barrios bajos de la ciudad prometiendo trabajos en el exterior.
“Es la mayor proxeneta de la ciudad de Cartagena y la encargada de manejar un corredor sexual en la zona de las playas», dicen las autoridades.
Además, «contaría con una capacidad logística y contactos de nivel internacional para realizar eventos sexuales”, agregó.