El Registro Nacional de Agresores Sexuales compartió un resumen de las actividades que reporta durante el primer semestre de funciones.
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Según indicó, 53 agresores sexuales solicitaron un certificado para poder optar para un trabajo con niñas, niños o adolescentes. La edad promedio de agresores es de 42 años.
A partir de enero de este año, MP inició el proceso del Registro Nacional de Agresores Sexuales (RENAS), de conformidad con lo que establece el Decreto Número 22-2017 Ley del Banco de Datos Genéticos para Uso Forense. Ha generado con éxito más de medio millón de certificaciones. pic.twitter.com/U3topsbrgR
— MP de Guatemala (@MPguatemala) July 4, 2018
Con violencia y amenaza
En Quetzaltenango, en el día de la madre de 2007, el agresor llegó a la casa de su expareja para llevarle un obsequio. Le pide a sus hijos que salieran al carro porque quería hablar a solas con ella. En ese momento, aprovechó para tirar a la agraviada al suelo, amarrarla y violarla. Antes de huir la amenazó y afirmó que no sería la única vez que lo haría y que la próxima vez la mataría.
Denunciado por su pareja
En 2009, el agresor laboraba como maestro en dos escuelas diferentes con estudiantes de sexto primaria en Zacapa. El sujeto guardaba una cámara en el maletín para que grabara vídeo y llamaba a las alumnas a su escritorio para acariciarlas, abrazarlas, tocarles las piernas y grabarles sus partes íntimas. Las víctimas evitaron hablar por temor, pero cuando la pareja del agresor sexual vio las imágenes, decidió denunciarlo.
Agresiones por religiosos
En la ciudad de Guatemala, dos hermanas menores de edad asistieron a la iglesia para confesarse. El sacerdote confesó a una de ellas y a la otra la ingresó a su oficina. Cerró con llave, simuló escuchar sus problemas familiares, lo cual solo fue un engaño para cometer el acto de violación hacia la víctima quien denunció el hecho, que ocurrió en 2010.
Un pastor evangélico en Alta Verapaz, aprovechándose de su posición social, llamó a una menor de 14 años a la cocina de la iglesia. El agresor le dijo que hablaran bajo porque los podían escuchar, le mostró pornografía en su celular y la comenzó a agredir sexualmente. Días después, la llamó a su habitación y repitió la agresión. Esto ocurrió en 2014.