¿Por qué el salto de Cámara a Senado?
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Fui cabeza de lista en la Cámara por Bogotá. Hicimos un buen ejercicio, sacamos seis curules de 18. ¿Qué sucede ahora? Que estuve en la Cámara por Bogotá, pero trabajé por todo el país. Me puse al hombro causas muy duras, causas nacionales. Finalmente, entrar al Senado se convierte en algo más coherente con el ejercicio político que estoy haciendo.
¿Cómo le sentó la apertura de listas?
Fui promotora de la listas abiertas. Nos ganamos varias posiciones en contra, gente molesta. Ellos tenían sus argumentos, pero argumentos que no dejan de ser teoría. Por ejemplo, para ellos es imposible pelear con Uribe, con la lista abierta se pierde la identidad de partido, pero yo les digo: ‘Trabajemos por crear partido y por los votos de cada uno. El partido ya tiene un sello propio, ya está respaldado por Uribe. Trabajemos por cada uno de los voticos, cada uno, como los concejales, los ediles… ¿por qué no?’.
Empezamos en coche. Si en cuatro años no hicimos nada para salir a pedir votos, quiere decir que no servimos para esto. Creo que vamos a aumentar de 24 a 26 senadores, que no lo hubiéramos hecho con una lista cerrada.
Hablamos hace muy poco con Alfredo Ramos y nos dijo que esa lista abierta ha promovido que haya clientelismo en el partido, ¿qué opina?
¡No! Esa es una visión radical y sesgada. Cuando uno todo lo generaliza, está dejando por fuera tendencias. No tengo clientelismo, no ejerzo clientelismo, no tengo mermelada. Me extraña y más de él que viene de un padre que fue un gran elector (Luis Alfredo Ramos). ¿Será que su padre también es producto del clientelismo? Su papá fue un gran gerente, un gran alcalde. Una persona totalmente adorable, ¿qué le pasó a Alfredo?
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Usted siempre ha sido muy polémica, ¿eso le suma o le resta?
Es que nunca he querido ser polémica con mis declaraciones. Este es un país taimado. Aquí la gente está acostumbrada a que le digan mentiras. Yo no digo mentiras, tengo como eslogan: ‘¡Las cosas como son!’. Y como las digo sin matices, sin colores, sin adornos, a unos les suenan mal, otros están de acuerdo. Lo triste es que sean los mismos medios los que castiguen y promuevan el bullying.
¿Cómo va la candidatura de Iván Duque?, ¿lo apoya fielmente?
Nosotros apoyábamos a Óscar Iván Zuluaga. Queríamos que ese fuera nuestro candidato. Nos hubiéramos ahorrado muchísimo en esta contienda electoral, porque es un hombre reconocido, de siete millones de votos y al que se le robaron las elecciones.
No fue, a Uribe le dio temor. Cualquier proceso del régimen, ya hemos visto que todos los candidatos de Uribe parecen las esposas de Enrique VIII, todo el que pone se lo descabezan, parece que no quisieran que volviéramos a gobernar porque el régimen volvió al poder con Juan Manuel Santos.
Cuando viene el tema de las cinco candidaturas, pues obviamente teníamos inclinaciones, pero la decisión fue por encuesta. Uribe la respaldó y estamos en obligación de apoyar a Iván Duque, sin duda.
¿Pero hay matices?
Claro que hay matices. En el centro Democrático confluyen muchas fuerzas. Unos liberales, otros conservadores, otros creyentes. Pero la convergencia es sobre principios comunes. Esa es la gente que hay que rescatar, y por eso fui partidaria de la consulta abierta. Por eso entra el doctor (Alejandro) Ordóñez y por eso entra Marta Lucía (Ramírez). Eso le da legitimidad, mucho más que una encuesta. Estamos apoyando a Iván, pero vamos a ir a la consulta a esperar los resultados.
¿Cómo le ha parecido la alianza con el expresidente Andrés Pastrana?
A uno le dicen que entienda que la política es dinámica. Esa frasecita es bastante desagradable. O sea, ‘hoy estoy y mañana no estoy’, a lo Roy (Barreras), a lo oportunista y a lo lagarto. Pues a veces hay que tragarse sapos, a veces hay que hacer alianzas con los enemigos, pero ¿hasta dónde cambia uno sus principios? No sería capaz de llegar a esos extremos.
Creo que Pastrana sintió en algún momento angustia de ver el proceso de paz hecho por su amigo Juan Manuel Santos, porque son amigos de juventud. Creo que hasta compartieron las mismas novias. Entonces, de ver la capacidad tiránica que tiene Santos, le produjo frustración a Pastrana que siempre terminaba haciendo algo: una carta, un comunicado. Pero hay gente inconforme, porque ven que hay oportunismo de lado a lado.
¿Le suena Vargas Lleras como aliado?
Vargas Lleras en siete años usufructuó ser ministro y vicepresidente. Lo que pasa es que si la coyuntura se convierte en un riesgo para el país, obviamente habrá una alianza para segunda vuelta. Es es de sentido común, es de supervivencia. ¿Que si me gusta? No me fascina. Me gustaría que fuera nuestra Presidencia, porque la hemos trabajado.
¿Cómo siente que va a ser estar sentada al lado de los exguerrilleros de las Farc en el Congreso?
Ellos no son exguerrilleros, son violadores, secuestradores, torturadores y asesinos. Ellos son unos bárbaros y deberían estar presos, así sea con los mínimos de la justicia transicional, pero como aquí nos construyen los mínimos de la historia y desde la ciudad se creen la mentira que escriben los mentirosos, que cambian la narrativa de la historia de Colombia rural, pues nos toca tener abominaciones como tener unos bandidos con curul, sin reparar, sin pagar un solo día de cárcel y sin contar la verdad. Yo no se los permitiría. Yo llegaría a un acuerdo en donde a lo máximo les habría dado dos curules, ¡tres curules! Ni siquiera para ellos, para sus representantes. Tienen muchos. Muchos periodistas que son afines a la guerrilla, a jueces, a académicos. ¡Pongan a Álvaro Leyva!
Los paramilitares no están en el Congreso… ¡Ah! Pero es que los muertos de los paramilitares valen un poquito más que los muertos de la guerrilla. Entonces los paras tenían que tener una sanción de cinco a ocho años y prohibida la participación en la política. ¡Incluso los parapolíticos! Que muchos fueron injustamente condenados, porque si a usted le tocaba ir a su región a hacer política, le tocaba ir donde los paras o lo mataban, porque era control territorial. Muchos alcaldes resultaron presos porque los hacían ir a las reuniones de los paras y la Fiscalía los metía presos. ¡Qué descaro! ¿Entonces usted se iba a dejar matar?
Qué paguen cárcel. Así sea cinco años como los paras. que confiesen y que deleguen.
Hábleme sobre ese mito del castrochavismo
No, sí, un mito. No, pues seguro en Venezuela están muy contentos viniendo a Colombia a morirse de hambre. Seguro eso es mentira. Si lo que quieren es probar la receta, vamos a ver si en las elecciones la gente es tan ignorante y por su rechazo a la corrupción compra el discurso populista que termina por estallar un país. ¡Claro que no es un mito! El comunismo está vivo, vive con el Eln. Allá los colombianos si se van a dejar tentar o por la corrupción del gobierno de Santos o por el populismo.