El presidente, Juan Manuel Santos, arrancó hoy una visita clave de tres días a Washington, en la que se entrevistará con su homólogo estadounidense, Donald Trump, y en la que espera «renovar la hoja de ruta» de la relación bilateral.
En una cena de gala en la Biblioteca del Congreso estadounidense, Santos cerró la presentación de un estudio elaborado por el Grupo de Trabajo sobre Paz y Prosperidad de Colombia del centro de estudios Atlantic Council y copresidido por los senadores estadounidenses Roy Blunt (republicano) y Ben Cardin (demócrata).
El mandatario, que comenzó así su viaje a la capital estadounidense, subrayó la importancia y el «éxito» de la alianza entre las dos naciones, y se mostró «convencido» de que Trump reconocerá la fortaleza de la relación.
«Mientras la incertidumbre crece en el resto del mundo, perdura la certeza sobre la sólida relación que existe entre EE.UU. y Colombia. Líderes de ambos partidos, a lo largo de varias administraciones en Estados Unidos, han reconocido esa solidez y siempre le han dado a Colombia un gran apoyo bipartidista», dijo Santos, ante varias decenas de congresistas de ambos partidos y el asesor de seguridad nacional de Trump, H.R. McMaster.
El mandatario colombiano pretende que su visita suponga un paso fundamental para apuntalar las relaciones entre los dos países tras la llegada a la Casa Blanca del multimillonario, para lo que cuenta con las credenciales de un pasado bilateral exitoso que espera poder continuar en el futuro.
El estudio presentado hoy busca ser precisamente una guía para el futuro entre ambos países, repasa los logros, pero también insiste en el desafío al que se enfrenta Colombia y la necesidad de que el nuevo marco de cooperación, conocido como Paz Colombia, se sustente en el tiempo.
«Y debe ser adaptado de manera estrecha para promover los intereses vitales de seguridad nacional de EE.UU. en juego en Colombia, empezando por salvaguardar los logros de seguridad y lucha contra el narcotráfico del Plan Colombia«, agrega, en referencia al programa de cooperación militar con el que Washington desembolsó más de 8.000 millones de dólares para combatir el narco y las guerrillas.
Entre las mayores preocupaciones del Gobierno estadounidense, y también de los congresistas, está el incremento exacerbado de cultivos de coca que ha devenido como resultado del comienzo de la puesta en marcha de los acuerdos de paz con la Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Esa, junto a la proliferación de bandas criminales y grupos narcotraficantes en aquellos lugares que estaban ocupados por los guerrilleros, es una de las claves a las que se tendrá que enfrentar el Gobierno de Santos para convencer a la Administración Trump sobre la necesidad de continuar apoyando económicamente a su país.
En ese sentido, y consciente del reto, Santos insistió en la oportunidad única que supone el posconflicto para atajar los cultivos ilícitos, y se comprometió con legisladores y miembros del Gobierno a reducir las cifras.
«Con los nuevos programas de desarrollo alternativos, contemplados en los acuerdos de paz, vamos a reducir el número de hectáreas con cultivos de coca. Pero el crimen trasnacional no se limita a drogas o narcóticos», alertó.
«Estas estructuras ilegales también se alimentan de la trata de personas, así como de la minería ilegal y la deforestación. Asumir estas problemáticas requerirán de mayor cooperación internacional», dijo el mandatario.
Santos reconoció también la polarización política que ha causado el proceso de paz en el país, y advirtió que la cercanía de las elecciones presidenciales caldeará aún más los ánimos entre los colombianos.
No obstante, el mandatario, Nobel de la Paz por lograr rubricar el acuerdo con las FARC, no quiso apropiarse del fin del conflicto.
«La paz en Colombia no es un proyecto de Santos. Este es un proyecto para el futuro de nuestro país. Y estoy convencido de que, trabajando juntos, podremos demostrar -no solo a nuestros opositores en Colombia, sino a otras zonas del mundo en conflicto- que los consensos son posibles y que la paz es posible en el marco de la democracia», sostuvo.
Hace apenas unas semanas, el Congreso estadounidense aprobó los fondos requeridos para el Paz Colombia por el expresidente Barack Obama (2009-2017), unos 450 millones de dólares entre partidas diplomáticas y de Defensa, sin embargo, las intenciones de Trump de recortar de forma masiva los fondos para ayuda exterior auguran menos dinero de Washington para las arcas del posconflicto en el próximo año fiscal.
Uno de los mayores retos de Santos es entonces lograr que Trump comprenda lo que el informe presentado hoy subraya: reconocer que «implementar el acuerdo de paz» con las FARC de forma «robusta» es un asunto «crítico» para los intereses estadounidenses así como para la estabilidad regional.
Santos se reunirá con Trump este jueves en la Casa Blanca, después de varios encuentros con los líderes de la Cámara de Representantes, el Senado y diversos legisladores, para después, este viernes, encontrarse con el vicepresidente, Mike Pence, con una agenda que se completa con varios compromisos empresariales.