Ismael Arciniegas, el hombre de 74 años condenado por narcotráfico en China, recibió la inyección letal en una cárcel del país asiático tras haber hablado por media hora con sus familiares por teléfono, gracias a la mediación de la Cancillería colombiana.
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Sin embargo, minutos antes del hecho, el hombre pudo hablar con su familia en Colombia. Una llamada telefónica que duró 20 minutos, en donde su familia lloró.
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«Me voy feliz, me voy al Cielo a reunirme con los demás familiares que han fallecido. La vida es una comedia y esta comedia se acabó. Doy gracias a Dios por la familia que me permitió tener. Mucha tranquilidad. Bendiciones, me voy al materile», fueron las palabras del hombre en diálogo citado por el periódico El Tiempo.
En la conversación que Ismael tuvo con sus hijos quedó claro que él sería cremado en China y que sus cenizas enviadas a la Cancillería para hacérselas llegar a sus familiares.