Un poco más de 50.000 buses se han revisado este año tras la orden de la Secretaría de Ambiente de realizar controles permanentes. Además se han realizado 674 operativos, lo que equivale a un promedio de más de dos intervenciones cada día en diferentes puntos de la ciudad.
La idea con estos operativos es controlar los buses ‘chimenea’ que se movilizan por la capital colombiana y que van dejando un rastro negro que afecta no solo el medio ambiente, sino la salud de los bogotanos. Las autoridades señalan que en vías como la carrera 13 se ubican expertos de la Secretaría de Movilidad, Ambiente y Policía de Tránsito que detienen a los buses que expiden humo negro.
Sin embargo, muchos de los buses tratan de evadir la revisión o se avisan entre ellos para evitar las vías donde están haciéndose los controles. Por eso, el plan de la Secretaría de Ambiente es que los controles se hagan a través de móviles que vayan persiguiendo a los buses en las principales vías de la ciudad. Éste podría ser una realidad en menos de un año y se sancionaría a más vehículos que no cumplen con los requisitos técnicos.
De todos los vehículos revisados han sido rechazados 4683 por no cumplir la norma. Asimismo, 1522 han recibido solo un comparendo y 1308 han sido obligados a inmovilizarse por el peligro que representan. Según la OMS, la calidad del aire en Bogotá está por debajo de los mínimos requeridos, pues una ciudad capital debería tener una media anual de 50 miligramos metro cúbico de material particulado como máximo, así se disminuyen los riesgos para la salud. Bogotá está en una media anual de 44; es una ciudad mucho menos contaminada que Ciudad de México (52 PM) o que Santiago de Chile y Lima (71 y 78 respectivamente).
La calidad del aire de la capital se mide a través de 13 estaciones fijas y una estación móvil, que están ubicadas en Fontibón, Barrios Unidos, Kennedy, Carvajal, Suba, Chapinero y San Cristóbal. Los buses contaminantes son gran parte del problema y energías más limpias para el transporte público serán esenciales en un futuro aire bogotano más limpio.
“Tenemos tres grandes aportantes: la infraestructura, las fuentes fijas y las fuentes móviles. Cerca del 60% lo aportan las fuentes móviles a la gran cantidad de contaminantes. Si logramos utilizar unas tecnologías o combustibles autorreguladas, que yo, como dueño de vehículo o como empresa garantice que mi carro está en buenas condiciones o que circulo por la ciudad sin generar contaminación, le voy a generar un gran aporte” a la ciudad, explicó Óscar Ducuara, ingeniero de la Secretaría de Ambiente.
Pero no solo se revisan los buses de transporte público que hacen parte del llamado Sitp provisional. La Secretaría de Ambiente también revisa los buses de TransMilenio. En total se han revisado 4480 buses rojos y 5057 buses azules este año. De los primeros, 4065 pasaron la prueba, mientras de 3579 de los azules corrieron la misma suerte. De los rojos, 415 no superaron los controles ambientales y 1478 tuvieron que hacer cambios en sus vehículos.
“Hoy día lo que tenemos son unos vehículos que por no tener un hábito de mantenimiento preventivo, una regulación completa, de tener metodologías que eviten que los contaminantes salgan y circulen por la ciudad. A esos vehículos los vamos a controlar, vamos a hacer operativos no solo fijos sino móviles, vamos a hacer recorridos por los corredores por la ciudad, para garantizar que el aire de Bogotá esté limpio”, aseguró Ducuara.
“Hoy día lo que tenemos son unos vehículos que por no tener un hábito de mantenimiento preventivo, una regulación completa, de tener metodologías que eviten que los contaminantes salgan y circulen por la ciudad. A esos vehículos los vamos a controlar, vamos a hacer operativos no solo fijos sino móviles, vamos a hacer recorridos por los corredores por la ciudad, para garantizar que el aire de Bogotá esté limpio”: Oscar Ducuara, ingeniero de la Secretaria de Ambiente.