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Panamá descubre fronteras clandestinas con Colombia y las cierra

Las autoridades de Panamá detuvieron a dos colombianos traficantes de personas, llamadas ‘coyotes’, y cerraron ocho nuevas trochas en el Darién, fronteriza con Colombia, por las que entran al país migrantes ilegales que viajan hacia Estados Unidos.

Por esos y otros caminos clandestinos de la selva que sirve de frontera natural entre Panamá y Colombia han transitado miles de migrantes caribeños y extracontinentales, que se han convertido en un problema migratorio y humanitario en la empobrecida y peligrosa Centroamérica.

El director del Servicio Nacional de Fronteras (Senafront), Cristian Hayes, dijo este miércoles que han descubierto «ocho nuevas trochas clandestinas, que los llamados coyotes o traficantes de personas utilizan para ingresar migrantes y evitar los controles fronterizos.

«Estos sitios serán cerrados y vigilados», aseveró el director del Senafront, según un comunicado del Ministerio de Seguridad de Panamá.

Hayes informó además que la «semana pasada» fueron capturados «dos coyotes colombianos que guiaban a un grupo de 36 migrantes en rutas clandestinas», sin ofrecer más detalles, como la identidad de los dos detenidos ni la nacionalidad de los ilegales.

El director del organismo encargado de la custodia de las fronteras de Panamá añadió que actualmente hay 1.424 migrantes extracontinentales distribuidos en tres albergues en Darién y en otros puntos de la frontera.

«La frontera (panameña) continuará cerrada y no apoyamos el desplazamiento de migrantes. Solo le damos alimentos, ayuda médica y albergues de manera humanitaria. Luego de estabilizarlos y verificarlos, les permitimos continuar sus viajes hacia sus destinos. Ellos corren con sus gastos», sostuvo este miércoles por su parte el ministro de Seguridad, Alexis Bethancourt.

El ministro aseveró que las autoridades panameñas van a «redoblar las acciones que se están tomando para que no exista nadie afectado» por la ola de migrantes que usan Centroamérica para llegar a Estados Unidos.

En ese sentido, el director del Servicio Nacional de Migración, Javier Carrillo, explicó que los migrantes «son sometidos a un riguroso procedimiento de fiscalización, a través de controles biométricos donde se le toman lecturas del iris de sus ojos, huellas dactilares y fotografías, y se envía a una base de datos de seguridad de Estados Unidos y de Panamá, para verificar si hay algún requerimiento legal».

Ese procedimiento, añadió Carrillo, «demora entre 24 y 72 horas para obtener resultados oficiales», indicó el comunicado oficial.

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