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Así es el viacrucis que viven los bogotanos a diario en TransMilenio

Las medidas para mejorar

Según TransMilenio, la nueva estación de Toberín, que estará compuesta por tres vagones bidireccionales, incrementaría la capacidad de la estación y con la construcción de una rampa, mejorarán las condiciones de accesibilidad.

De igual manera sucede con la estación de Mazurén y la Calle 146, en las que también se están construyendo un vagón adicional.  

En Soacha, por su parte, se está construyendo un nuevo vagón en la Estación Troncal San Mateo, al igual que en la Estación Terreros, y un nuevo acceso peatonal por el costado Bogotá.

En la estación León XIII, se están ampliando un vagón existente del costado Bogotá, para poder habilitar una parada adicional de un bus biarticulado.

Beneficios de las obras

Según TransMilenio:

-Al aumentar el número de vagones se mejorará la capacidad de estas estaciones, prestando un mejor servicio a los usuarios del sistema TransMilenio.

– Con la construcción de la nueva escalera del puente peatonal de Toberín, se disminuirá la congestión en el acceso a la estación.

 

– Se adecuarán las estaciones Toberín, Mazurén, Calle 146 y San Mateo para paradas de buses biarticulados.

 

-Se descongestionarán las estaciones en su interior y habrá mayor fluidez peatonal.

 

Las troncales en cifras

Portal Norte

Cantidad de despachos en hora pico am: 213

Promedio entradas total día: 100.000

Promedio salidas totales día: 114.000

Promedio entradas hora pico am: 15.000

Soacha
 
Cantidad de despachos desde el San Mateo en hora pico am: 99

Promedio entradas totales día: 40.000

Promedio salidas totales día: 35.000

Promedio entradas hora pico am: 5.500

Madrugar en Soacha para tomar el TransMilenio no tiene comparación, es peor que hacer fila en un banco durante tres horas, inclusive si llegamos cuando no lo han abierto.  Eso sí, estuvimos a las 7:00 a.m. en punto en la fila para hacer la recarga de la tarjeta; solo nos tomó 10 minutos.

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Pero cuando hablamos de madrugar nos referimos a que aún no ha salido la luz del sol, pues muchos tienen que trasladarse desde las 4:00 a.m. par poder tomar un bus. En la estación de San Mateo, que funciona como especie de portal y tiene el mismo tamaño que la de Toberín al norte (y allá hay portal), entran, según datos de TransMilenio, aproximadamente 40.000 personas diariamente.

Para el 2013, Soacha era uno de los municipios más poblados de Colombia según datos del Dane con 488.995 personas. Ya han pasado dos años desde esa cifra que se cree podría ser más alta. Por supuesto, no todos toman TransMilenio, pero la mayoría lo ven como su primera opción para movilizarse en Bogotá.

La hora de la verdad

Entramos al articulado a las 7:20 a.m. Para personas como Sandra Garzón son insuficientes las rutas, tan solo tres desde San Mateo, “a veces esperamos hasta 15 o 20 minutos por el E44 y eso que yo voy solo hasta el Ricaurte”, comentó.

La misma situación la vive Rosario Pérez, quien se trasladaba hasta la Calle 100, “este TransMilenio a veces no sirve para nada, me he quedado esperándolo hasta media hora y ni modo de decir que cogemos taxi porque no hay plata. Si yo no tengo $8.000 para el transporte no puedo ir a trabajar. Y esta situación es solo entre semana, los sábados quitan rutas como si hubieran diez mil y se hace más difícil todo”, agregó.

Otro tema que dificulta la movilidad en Soacha es la falta de alimentadores, “es tenaz porque nos toca salir de la casa con una hora de anticipación para poder movernos y como no hay alimentadores, pues nos toca coger bus que pasan llenos, o carritos piratas que nos cobran mil pesos por el trayecto hasta San Mateo”, compartieron Diana Gil y Andrés Retrepo, una pareja que todos los días, sin falta, se mueven en el sistema porque es su única salida.

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Respuesta a la dificultad

TransMilenio comentó que al norte de la estación de San Mateo están construyendo un nuevo vagón bidireccional de cinco metros de ancho, para paradas de dos articulados o un biarticulado por sentido de circulación.   Asimismo, habilitarán un nuevo acceso peatonal por el costado Bogotá, conectado al puente peatonal existente frente al Centro Comercial Mercurio.

Sin embargo, con este tema es hasta ver no creer, ya que todas las personas con las que hablé durante el recorrido desde San Mateo hasta Ricaurte, donde llegamos a las 7:55 a.m., nos comentaron que si hay bloqueos en Soacha, ellos también quedan bloqueados, y que no creen que ahí se vaya a construir algo porque “con ese cuento andan desde hace tiempo”, añadieron.

El transbordo para llegar a la Av. Jiménez desde Ricaurte tomó menos de 2 minutos y a las 8:13 estábamos en nuestro destino final. Santiago Rodríguez, estudiante bogotano, comentó que nos había ido bien “porque ese recorrido suele tomar hasta dos horas y eso fue porque todo pasó rápido, pero esto no es de todos los días”, argumentó.

Desde el Portal del Norte

La historia desde el Portal del Norte también se cuenta desde las 7:00 a.m. y no fue tan caótica como seguramente sucede en otros portales de la ciudad. Aunque habían decenas de personas comprando el tiquete e ingresando para tomar un articulado, la fila avanzaba lo suficientemente rápido. Solo tomó 10 minutos entre la compra y la entrada.

“Este puente se mueve mucho” o “está temblando” eran las únicas frases que escuchábamos de quienes se encontraban a nuestro alrededor en el puente del Portal esperando para ingresar. Ninguno se quejó de la fila o del servicio, cada quien en lo suyo, respetando la fila e ingresando ordenadamente.

Pero eso cambió cuando ingresamos al articulado. La falta de orden y educación por parte de los usuarios es lo que más se ve en cualquiera de las plataformas. Para ingresar al TransMilenio, que sin transbordos lleva a la Avenida Jiménez, tuvimos que ser testigos de empujones y personas que se meten por los lados para evitar hacer la fila e ingresar de primeros a los buses.

“Parecen animales, esto es como un zoológico”, nos dice una señora que se hace a un lado para evitar ser víctima de quienes se abalanzan sin siquiera mirar a su alrededor para subirse. «Prefiero llegar tarde», dice.

¿Y la cultura ciudadana?

Otra señora se une a las quejas de la usuaria y, sin saber del experimento que estábamos haciendo nos dice: “pues esto siempre es así, es una lucha para montarse a un bus. Le toca a uno esperar como tres buses para poderse montar”.

Nos dijo, en menos de tres minutos, que todos los días tenía que “lidiar” con eso para llegar a su trabajo y que nada mejoraba en el transporte público, especialmente en lo referente a la cultura ciudadana. 

Ya en el articulado, el cual pudimos tomar luego de 20 minutos de espera, las cosas iban más bien tranquilas. La atención de los usuarios se centraba en sus teléfonos celulares o en la ventana del articulado. Se les veía concentrados en los carros y/o peatones que podían ver a través de la ventana.

Aunque de pie durante el recorrido, las pocas paradas del articulado hacen más corto el trayecto, que desde la llegada al Portal dura 1 hora y 10 minutos. Nada mal para un recorrido que en otros medios de transporte podrían durar más de hora y media.

¿Qué pasa con TransMilenio?

La situación con TransMilenio es de odios y amores; el lunes por el paro de taxistas varios ciudadanos decidieron usarlo porque no estaba bloqueado, lo que fue una sorpresa para quienes se movilizan en hora pico.

Aunque no podemos tapar el sol con un dedo, el sistema tiene fallas que se deben arreglar y van más allá de la intolerancia o la falta de cultura ciudadana, pues la falta de rutas, su frecuencia y hasta las estaciones que llevan arreglando por más de un año dificultan su funcionamiento e indisponen a los usuarios.

 

 

 

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