El día de ayer fue formalizado el colombiano Edwin Vásquez, de 25 años, por el delito de femicidio, tras asesinar a su pareja, la también colombiana Yuliana Aguirre de 21 años, tras estrangularla, descuartizar su cuerpo y lanzarlo al río Mapocho.
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De esa manera se ponía término a una historia que sorprendió a todos el día domingo, cuando un cuidador encontró los primeros restos de la joven en el río capitalino, desatando un puzzle policial donde las únicas pistas disponibles eran un par de tatuajes, una pulsera y un par de diseños en las uñas.
Ese fue el factor que permitió identificarla, luego que la manicurista que realizó el trabajo aseguraba conocer a quien llevaba los diseños. La pista fue clave para dar con el novio de la joven que finalmente el día de ayer confesó el macrabro crimen.
La hermana de Yuliana, Patricia Aguirre relata desde su natal Andalucía, una localidad en el Valle del Cauca, en Colombia, que la familia no tenía información respecto de episodios de violencia en la pareja.
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“Hablábamos todos los días, por WhatsApp o por llamada por voz…decía estar muy contenta en Chile, contaba que todo era muy bonito, que había encontrado un empleo, que era lo más importante para ella. Todo eso nos daba tranquilidad”, comenta la mujer a Las Últimas Noticias.
Sin embargo, la relación de Yuliana con Edwin se estaba deteriorando, tal como comentó una de sus amigas, según el relato del fiscal del caso. La víctima le había entregado su celular a una cercana, “lo hizo para que se lo escondiera, para no legar con el teléfono a la casa ya que su conviviente la celaba”.
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La hermana de Yuliana relató además que la joven se vino a Chile en noviembre del año pasado para ayudar a su familia, luego que la madre sufriera un infarto cerebral que la dejó parapléjica y no pudiera encontrar trabajo en su país.
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