A Carlos Manuel Vesga lo estamos viendo cada noche en Contra el Tiempo, producción del canal RCN que gira en torno a la investigación de la muerte repentina de Daniel, un prestigioso cirujano.
En esta apuesta de Nuestra Tele, que es protagonizada por Diego Cadavid y Carolina Ramírez, a Vesga le tocó interpretar a un ‘malo muy malo’. Se trata de Roberto Cuervo, un médico arribista, trepador e inescrupuloso que no siente culpas ni cargos de conciencia por nada de lo que hace.
Muchos desconocían que su esposa (Jimena Durán) también es actriz… ¿Ha sido difícil compartir profesión?
No ha sido difícil, suficiente con aguantarme a mí (risas). Es una fortuna que el oficio de la pareja sea algo que a uno lo conmueva y, mayor aún, cuando se admira profundamente el talento de ésta. No se puede amar si no hay admiración, y yo a ella la admiro completamente.
Además han trabajado juntos, por ejemplo en Des-carados (actuaron y dirigieron)… ¿No resulta dificil mezclar lo personal con lo laboral? ¿O al contrario, le ha resultado más fácil?
Logramos diferenciar los momentos: lo que pasa en la sala de ensayos se queda ahí. Creo que la clave es entender que el arte no es democrático. Hay alguien que manda (así se tengan turnos para ese rol) y se hace lo que ella/él diga.
Su personaje en Contra el tiempo es muy malo. ¿Tendrá alguna transformación a lo largo de la historia?
Creo que él mismo se va a sorprender de lo que puede hacer, pero más aún de lo que és y, para su infortunio, de lo que no és.
¿Cómo describe a Roberto Cuervo?
La palabra que lo describe es ‘codicia’. Es un hombre acomplejado que necesita tener más. Tristemente, él piensa que es capaz de todo para tener más, pero va a descubrir que nó y va a sufrir mucho por eso.
¿Cómo ha sido esta experiencia actoral de ser un ‘malo muy malo’?
La verdad es que no me ha tocado hacer ‘malos malos’. Cuervo tiene una tendencia a la maldad, pero su amor por su hijo es genuino y eso es lo que lo hace interesante: es una persona, con dimensiones. Hasta el villano más ruín de la historia del mundo tiene facetas ‘bonitas’ y admirables.
¿Qué ha sido lo más dificil de este papel?
Ha sido un personaje de desarrollo muy orgánico, con el que me siento a gusto, no sé si habla bien de mí, (risas). A veces, cuando se interpreta personajes tan oscuros, puede caerse en interpretaciones que resultan inverosímiles (los ‘malos malos’). Tuve especial cuidado en que eso no sucediera.
¿Carlos Manuel tiene algún parecido con Roberto?
El lugar social del que provienen. Aparte, creo que todos tenemos lugares oscuros y deseos oscuros que reprimimos. La diferencia es que Cuervo actúa desde ellos, mientras que yo solamente los actúo cuando actúo (en escena). No digo que sea una hermanita de la caridad, pero nunca le he hecho daño a nadie a propósito.
Usted incursionó en la música con El Jardín de Daniela, incluso se presentó en Rock al Parque… ¿Qué pasó con esto?
Es un trabajo a tiempo completo, como ser actor y, afortunadamente la actuación me ha mantenido ocupado. Pero todos los días hago música, canto y toco guitarra. Es algo que, de verdad, quiero y necesito hacer.
¿Cuál será su proyecto estrella de 2016?
No lo sé. Ahora estoy en un montaje teatral de MacBeth, de Shakespeare y eso me tiene feliz.
¿Qué colecciona?
Nada. Pero guardo muchas cosas que no sirven para nada.
¿Qué tiene en la mesa de noche?
¡Mil vainas! Libro de turno, controles de televisión, tapones de oído, un vaso con agua, gafas…
¿Una canción?
¿Sólo una? Soy melómano, difícil una sola. En español: Frecuencia Modulada de Serú Girán, Inconsciente Colectivo de Charly García. En inglés: Here comes the sun de George Harrison, Were you there (Negro-espiritual, tradicional norteamericano)… ¡Pero dejo un «jurgo» por fuera!
¿De qué se arrepiente?
De arrepentirme.
¿Algun sueño por cumplir?
Ir con mi esposa a ver un partido del Mundial o de la Champions, y grabar un disco de mi música.
«Siempre fui payaso, desde que tengo memoria.»
«He tenido varios. En Colombia, Gonzalo Carreño me abrió mucho los horizontes. Anna Furse, que fue primero mi directora de tesis de la maestría en Londres y después mi directora en la actuacción, me marcó definitivamente en la manera de concebir el teatro y poner en escena. Giovanna Rogante fue una compañera de quién aprendí a ser audaz en escena… Kepa Amichastegui, Víctor Mallarino… ¡Son muchos!»
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