Con la entrada de Colombia en la OCDE, el país firmó un compromiso irrestricto por elevar los valores de la educación del país a uno de los niveles más altos, aumentando la calidad y la cobertura. La educación se ha convertido en el sello para medir varios valores de riqueza entre los países millonarios y adelantados, que hoy son ejemplo para Latinoamérica.
PUBLICIDAD
El ejemplo de Finlandia, el país europeo que de manera notoria se ha convertido en el modelo de educación mundial, o el de Noruega, en donde las brechas culturales y educacionales son las más pequeñas a nivel mundial, ha servido a nuestro país para querer instaurar un modelo educativo más flexible, con mayor cobertura que logre que el país avance.
Para el decano de la Facultad de Educación, de la Universidad Gran Colombia, Daniel Cardona, el futuro de Colombia y los cambios estructurales de la cultura, de los valores y el desarrollo como país, están supeditados a darle a la educación el estatus más alto en cuanto a prioridad estatal, pues solo así se va a construir una mejor sociedad.
“Para el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), le educación es un indicador de desarrollo y de riqueza. Pero no cualquier educación. En definitiva, un sistema educativo con docentes que no están siendo preparados en impartir crecimiento social y un factor de desarrollo de valores a los niños y a los jóvenes, nos aleja de una verdadera educación de calidad”, señala Cardona.
El informe del 2016 de la OCDE sobre la educación colombiana, resaltó que gran parte del poder de crecimiento de la calidad educacional del país, reposa en los procesos de los docentes y su poder y calidad para enseñar. No solo procesos técnicos y científicos, sino de manera integral.
“Hoy un joven que escoge una licenciatura como carrera profesional, no solo está escogiendo un futuro económico sino un proyecto de vida y termina por empatizar como un transformador de realidades, porque se convierten, principalmente en altruistas que terminan por entregar su vida a los otros”, afirma Cardona.
Para el magíster en estudios Políticos y licenciado en Filosofía, la labor va más allá, que simplemente ser docente: “si en la academia formamos buenos docentes, de calidad, personas que realmente se forman como licenciados, obtendremos un sistema educativo mucho más fuerte y mucho más eficiente, que realmente promueva el desarrollo del país”.
“Una de las necesidades para que Colombia se convierta en un país más parecido a un Finlandia, Noruega, Canadá, es que las personas que se encargan de la educación, se formen para eso. No cualquiera puede ser educador. Si la educación es un factor de desarrollo, la buena educación tiene como base, docentes de buena calidad y estos docentes son personas que se forman para enseñar. Las licenciaturas, como las que ofrece la Universidad Gran Colombia, le ofrecen a las personas que quieren enseñar, herramientas para que se conviertan en docentes de calidad, que promuevan un cambio”, puntualiza Cardona.
En la más reciente carrera a la Presidencia del país, saltó a la luz el papel de docente como transformador de realidades y a esto le apunta la academia y universidades como la Gran Colombia que se ha venido especializando en licenciaturas de humanidades y ciencias sociales, que en su misión y visión, buscan establecer y aportar para el surgimiento de un país más cultural, educado y con altos estándares de calidad.