Alguna vez ha pensado porque alguien decidió inventar los cereales; o de donde salió la idea de mezclarlos con leche para comerlos. Pues el motivo de John Harvey Kellogg para elaborar los reconocidos «Corn Flakes» es bastante más particular de lo que podría pensarse.
De acuerdo con lo que recoge el artículo «Copos de maíz y pseudociencia pop» del diario español El País. El veinteañero recién licenciado de medicina, Harvey Kellogg, había encontrado una fascinante relación entre la longevidad de los campesinos búlgaros y el yogurth.
El doctor pensaba que el vigor de estas personas era una cuestión de «cañerías» y salud intestinal, asociadas a la fermentación bacteriana de la leche.
Sin embargo, Kellogg pensaba además que otro factor fundamental para mantenerse en un estado óptimo de salud era la suma de dos factores. Una alimentación sana y la abstinencia sexual. Este segundo punto, porque el médico creía que la energía del cuerpo se perdía debido a los «actos impuros».
Con eso en mente, el médico patentó en 1895 los famosos copos de maíz. Con una receta que permitía cumplir con dos misiones «hacer la digestión y acabar con la costumbre masturbatoria».
Por casualidad
Según el relato, el preparado de los»corn flakes» fue encontrado de manera accidental al cocer los granos de maíz para luego hornearlos y transformarlos en papilla.
Kellogg pensaba que este alimento servía para mantener una dieta blanca; que además de ayudar a mejorar la digestión «también aplacaba la libido» y de paso la «fea costumbre masturbatoria».
El médico apostó en la venta de su producto a la fe religiosa, convirtiendo de paso a la ciencia en un dogma mercantil.
El trabajo del especialista estuvo marcado por su lucha contra el acto sexual. Ya que según él, convertía al ser humano en un esclavo; y se dedicó a buscar y elaborar tratamientos que aplicaba en sus pacientes. Entre los que estaban el uso de cinturones de castidad por parte de las mujeres; o circuncisiones en el hombre para detener el onanismo.