Deison Alejandro Urrego nació en Dabeiba, Antioquia; en 1987. Su infancia la vivió en medio de la tranquilidad del aire fresco, las verdes montañas y los amaneceres multicolores que son característicos de la vida en el campo.
Cuando ya tuvo la mayoría de edad se vinculó al Ejército Nacional, su espíritu guerreo y aventurero lo convirtieron en soldado profesional. Siempre quería ser el primero, sin pensar que esa determinación sería la causa de un episodio que cambiaría su vida para siempre.
“Ese día estábamos en las montañas de Cáceres, Antioquia; teníamos que patrullar. Eso fue hace cinco años. A mí siempre me gustaba estar adelante, ser el primero y ese día pisé una mina…la accioné. Perdí de la rodilla para abajo de mi pierna derecha”, recuerda Deison.
La vida le cambió totalmente, sin embargo es enfático al decir que siempre estuvo motivado en seguir adelante. Agradece toda la atención que recibió en el Hospital Militar, porque considera que fue fundamental en su recuperación. Allí permaneció una semana hospitalizado y recibió apoyo psicológico para reafirmar su positivismo y deseos de vivir.
“Luego me ingresaron a una compañía de Sanidad en donde estaban todos los soldados que habían sido víctimas de artefactos explosivos. En total fueron seis meses de rehabilitación. Ahí me dieron la prótesis y seguí el proceso para la pensión”, comentó.
Deison recuerda que se pudo acoplar fácilmente a su prótesis y en cuestión de días pudo caminar sin necesidad de utilizar ningún tipo de bastón. Tan normal se convirtió su vida que pudo volver a trabajar, era vigilante de una empresa y adquirió una moto.
El domingo 26 de septiembre el 2016 el destino le tenía otra prueba que superar. Cuando conducía su moto sufrió un accidente de tránsito, un carro lo atropelló, pero esta vez fue en el pie izquierdo. “La herida que me produjo el accidente quedó muy abierta, los paramédicos cuando llegaron me la cerraron pero no la lavaron ni nada y desde la 1:00 p.m. cuando fue el accidente hasta las 9:00 p.m. que me operaron, la infección ya está muy fuerte, así que me tuvieron que amputar el otro pie”.
Con el accidente la prótesis que le había entregado el Ejército también se destruyó, así que por primera vez no tenía cómo moverse, había perdido la movilidad, permaneció en cama varias semanas y no sabía qué hacer para poder adquirir las dos prótesis que necesitaba para volver a caminar.
Un amigo de Deison, que también había tenido un accidente de tránsito y que también había requerido de una prótesis le comentó que existía una fundación en la que podía pedir ayuda. Se trata de la Fundación Mahavir Kmina, una institución que fabrica prótesis de piernas para brindarlas gratuitamente.
Deison buscó el teléfono por internet y contactó a los directivos, contó su historia y al poco tiempo recibió respuesta. “La fundación me regaló las dos prótesis. Ya puedo caminar muy bien, estoy muy agradecido. Quiero decirles a todas las personas que hay que ser muy fuerte, tener moral y salir adelante. Hay que tener mucho positivismo”.
La fundación
Juan Rodrigo Mejía, director ejecutivo de la fundación Mahavir Kmina, comentó que la idea de crear la institución fue de un industrial antioqueño que un día mientras practicaba un deporte sufrió un esguince en el tobillo. “Mientras estaba enyesado en su casa viendo televisión, vio a un pescador que estaba saltando en una sola pierna para ir a hasta una canoa. En ese momento pensó: “si yo estoy tan fregado con esto que es temporal, qué será de ese pescador que no tendrá la esperanza de volver a caminar”.
Según la historia, el industrial viajó a la India para comprar unas materias primas y se encontró con una fundación que se dedicaba a ayudar al discapacitado, entonces logró que permitieran que varias personas viajaran a capacitarse en la tecnología y así fue.
“Fuimos tres personas a la India, aprendimos la tecnología y se trajo a Colombia. Eso fue en el 2007, llevamos 10 años y hemos entregado más de 3500 prótesis adaptadas. La idea es donarle la prótesis a todas aquellas personas que hayan sufrido una amputación de un miembro inferior por cualquier motivo”, explicó el director.
Para que la fundación logre producir las prótesis requiere de donaciones, por lo que empresas privadas y personas naturales se han vinculado para sensibilizar a las personas a través de diferentes tipos de campañas.
Recopila
Actualmente está la campaña Recopila, que ha sido creada por Tronex para generar conciencia ambiental en las personas y darle la oportunidad de volver a caminar a quienes han perdido una de sus extremidades.
Por cada kilogramo de pilas recolectado se entregan $100 a la Corporación, y para el año 2018 la meta es recoger 250.000 kg de pilas usadas. Hasta el momento han entregado $10.400.000 de las pilas que los ciudadanos depositaron en los contenedores que se han ubicado en diferentes almacenes de cadena y puntos de la ciudad.
La cifra
Cada prótesis en promedio cuesta $2.250.000.