Según datos del SENA, en lo que va corrido del año se han formado en alturas 21.766 personas en Medellín.
La empresa en la que trabajaba su tío estaba buscando personal para trabajar en el mantenimiento de fachadas y aunque solo pensar en tener que estar colgado a varios metros del piso la mayor parte de su día le daba temor, se le midió.
Poco a poco fue aprendiendo que lo importante para poder hacer su trabajo bien, es la actitud, cumplir con las normas y encomendarse a Dios.
Yeison dice reiterativamente que “lo más importante es tener la actitud”, reconoce que sus amigos constantemente cuando saben en lo que trabaja le dicen: ‘no, yo de allá no me cuelgo’, pero explica que “lo dicen porque nunca les ha tocado, pero cuando uno trabaja en esto aprende a anclarse, a amarrarse y a botar el miedo”.
Y justamente el miedo, ese fantasma que siempre está presente, ese que hace que al mirar el vacío el corazón se sienta en los oídos, que la respiración se acelere, que las manos tiemblen y que las rodillas no encuentren estabilidad, ese simplemente se esconde.
“La verdad, la verdad, uno qué va a decir que no siente miedo, yo hasta el sol de hoy después de ocho años trabajando en esto cuando uno se cuelga todavía le da, siente uno la adrenalina, pero normal, después que uno ya ve la seguridad de uno en todo, se acostumbra”, reconoce Yeison.
Es que sentir adrenalina se convierte en un motivante, en el motor para continuar, porque pocos trabajos permiten que el cuerpo, la mente y el corazón se activen tanto que al mismo tiempo se pueda sentir calor y frío recorriendo por las venas.
Efectivamente esa diferencia es lo que enamoró a Yeison de su trabajo, el saber que es algo distinto de lo que la mayoría de las personas hacen, que pocas personas se atreven y que lo mejor de todo es, que para él, es bien pago.
“Es que es muy diferente a lo que todo el mundo hace, es un trabajo bueno, porque uno está ahí colgadito donde nadie lo está molestando a uno, cada quien hace lo que debe y ya”, comentó Yeison.
No obstante, el riesgo que se vive a diario es latente, por lo que sus padres siempre antes de salir de su casa lo encomiendan a Dios, le repiten «que ponga harto cuidado en cada cosa, que sea organizado», para evitarse los accidentes.
Y es que Yeison ya ha tenido varios incidentes, recuerda uno que por poco lo aleja para siempre de las alturas, sucedió hace seis años cuando debía hacerle mantenimiento a una torre de 27 pisos en El Poblado, subió a la terraza, lanzó la manila y aunque desde arriba debe verificar que le llegue al suelo, ese día falló.
“Uno tiene que mirar desde arriba que las manilas le lleguen hasta el primer piso, yo las tiré y como era un edificio tan alto, no me di cuenta que a las manilas les habían hecho falta tres pisos para bajar, cuando ya comencé a bajar, me quedé sin manila, me caí, me fracturé un brazo, el mentón, me disloqué la mano”, recordó Yeison.
Evidentemente su mamá después de ese accidente le pidió que no siguiera trabajando en eso, que buscara otro oficio en el que desempeñarse, él aceptó y decidió que eso ya no era para él.
Sin embargo, después de recuperarse, intentó buscar otras oportunidades, pero el tiempo pasaba y no resultaba nada, “me quedé mucho tiempo en la casa” y nuevamente las alturas le hicieron el llamado.
Había una convocatoria para volver y así fue, regresó. En ese momento aprendió que debía ser mucho más precavido y que su seguridad estaba por encima de todo.
Hoy en día cumple con todas las normas de seguridad, hace anualmente los cursos de actualización correspondientes que exige la ley y reconoce que cada vez en Medellín hay más trabajo por la cantidad de edificios que se están construyendo.
Yeison dice que a pesar del temor que pueda despertar el trabajo en alturas, es muy seguro, que lo recomienda porque es muy bien pago.
Los cursos
Katherin Marulanda, líder de Alturas de Giroma Salud Ocupacional, empresa adscrita a Camacol Antioquia explicó que las personas que desean trabajar en alturas deben realizar un curso que está regido por la normatividad y que es certificado por el SENA.
“En estos cursos aprenden hacer ascensos, descensos, desplazamientos horizontales, rescates, trabajo en poste, todo en tiempo real, como si estuvieran en una obra como tal. El curso tiene una duración de tres días, les dan la teoría y los posibles riesgos que se pueden presentar para que salgan completamente capacitados”, expresó Marulanda.
Impedimentos
Las personas pueden hacer de manera particular los cursos, pero deben tener en cuenta que existen impedimentos médicos para poder realizar actividades en altura, como que tengan altos niveles de azúcar, por lo que se requiere un examen médico para actividad en alturas.
Costos
Los cursos tienen una duración de tres días y los costos están entre los $85.000 y $127.000 pesos.
También le puede interesar:
Aumenta la recompensa por la captura de atacantes del joven Cartagena
Los mejores aeropuertos de Sudamérica 2017