La problemática del abandono del Estado en Colombia es atemporal. La historia del país se puede narrar desde distintos sectores, en cualquier época y con el mismo olvido. ¿Condena u oportunidad? Quienes hacen audiovisual en Colombia, encuentran en las historias de lo absurdo, la forma en que se puede narrar la realidad. Suspensión es un documental que ubica al sur de Colombia como el escenario para acercar al espectador a la obsesión del ser humano por imponer la idea de progreso incluso por encima de la de la lógica, la razón o la simple supervivencia.
La variante San Francisco-Mocoa y el llamado “Trampolín de la muerte” permiten entender que en el territorio, la realidad supera la ficción. 80 kilómetros de curvas no solo ayudan a tener una visión de lo que es considerada una de las carreteras más peligrosas del mundo, sino también comprender las violencias con las que las poblaciones han tenido que convivir y que muchas veces provienen del equivocado abordaje estatal frente a la creación de infraestructura. Tanto la variante como la temible carretera son ejemplos de la inoperancia estatal y de su desconexión con las necesidades de las regiones.
Este 29 de julio, los colombianos tendrán la oportunidad de conocer de cerca esta historia que va más allá de una crítica resultado de la investigación de Simón Uribe. Es la oportunidad para deleitarse con una pieza audiovisual con una investigación rigurosa detrás y que habla de la importancia de entender al territorio en toda su complejidad. Lejos de ser una apuesta que plantea una problemática como un Safari en el que se prende una cámara y se registra el espectáculo del desastre, Suspensión logra construir una historia valiosa a nivel narrativo, pero también provocadora en términos de reflexión.
Entrevista con Simón Uribe
En diálogo con Publimetro, Simón Uribe habló de Suspensión y de la relación del documental con la realidad que vive Colombia.
¿Qué significa lanzar Suspensión en el momento social actual que vive Colombia?
Suspensión es un documental que resuena por el momento actual que vive el país en el sentido en que es una película que habla sobre esas promesas políticas de progreso, de desarrollo que nunca se cumplen y sobre la distancia que hay entre los gobernantes y los ciudadanos. Es una película que ocurre en el Putumayo y que habla de la construcción de una carretera nueva que busca reemplazar una trocha conocida como “El trampolín de la muerte” y que esta nueva obra que promete traer desarrollo y progreso en la región nunca se culmina. Es un documental que habla del presente, de esa distancia que existe, de esa incapacidad y ese desinterés de los gobernantes con sus ciudadanos. No es una historia nueva, es un presente que ha sido parte de lo que somos como nación, una nación que se ha construido a través de promesas fallidas y de ficciones de progreso y desarrollo.
¿Qué impacto esperan tener con el documental en las ciudades principales y en regiones?
La historia que se narra en Suspensión sucede en un lugar específico del país que es el piedemonte andinoamazónico, pero es una historia que se repite en muchas partes del país. No hay que ir a una región como esta para ver un elefante blanco. Elefantes blancos hay en las ciudades principales, en las pequeñas, en las intermedias. En ese sentido, la reflexión que se plantea en Suspensión es cómo a través de esas imágenes de las obras inconclusas podemos entender que no es un caso aislado que ocurre en una parte de Colombia. Es una realidad que nos habla de una historia larga, de la manera en que la política en Colombia se ha construído a través de promesas que nunca se cumplen y de cómo esto nos hace entender que la corrupción es un fenómeno que va mucho más allá del robo de una obra o del presupuesto, sino que tiene que ver con la manera en que los gobiernos prometen sistemáticamente ideas de progreso y de desarrollo que nunca se cumplen, que nunca se materializan.
¿Cómo fue el proceso para grabar Suspensión?
Suspensión es resultado de un proceso de cerca de 10 años, inicialmente de investigación sobre la construcción de obras de infraestructura en la Amazonía colombiana y posteriormente un proceso de filmación, de producción del documental de cerca de 5 años, durante los cuales nos dedicamos inicialmente a seguir la construcción de esta megaobra, que es la variante San Francisco-Mocoa y luego la suspensión indefinida de esta obra, que sucede en diciembre de 2016 y que al día de hoy sigue suspendida. Entonces una buena parte del documental registra todo lo que sucede cuando una obra se abandona, el momento en el que se deja y llegan los turistas porque se vuelve un lugar de atracción con unas infraestructuras enormes, unos puentes abandonados, que se estrellan contra la montaña, que no van a ninguna parte, hasta su abandono completo cuando la naturaleza del piedemonte comienza a tomarse nuevamente estas ruinas.
Se habla del abandono estatal en Suspensión. ¿Este abandono histórico aplica para todos los sectores, incluyendo el audiovisual?
Yo no diría que Suspensión es un documental sobre el abandono o la ausencia del Estado, sino sobre la manera que el Estado se hace presente y qué más presencia que la de una infraestructura o una promesa de conexión. Sin embargo, una de las cosas que intentamos mostrar en el documental es cómo el Estado se hace presente a través de la negligencia o del desdén o el desinterés por sus regiones. El Estado siempre es una imagen presente en el documental incluso a través de su invisibilidad. Y ese abandono histórico que se plantea en esa pregunta aplica para muchos sectores. Yo no diría que el sector documental es uno de ellos gracias a una maravillosa ley del cine que tenemos desde hace varios años y que ha permitido financiar proyectos como estos a través del Fondo de Desarrollo Cinematográfico. Es más bien que estos productos documentales llaman la atención sobre fortalecer y de proteger esa ley del cine para contar historias del país de forma independiente y crítica.
¿De qué forma un documental como Suspensión puede ayudar a impactar en la sociedad y en el Estado para solucionar las problemáticas que ustedes allí denuncian?
Suspensión invita a una reflexión sobre el presente que vive el país, pero que no se queda en el presente. De ahí que el documental usa el recurso histórico para hablar de una promesa que se gestó hace mucho tiempo, hace cerca de un siglo y que nunca se cumple. Y en ese sentido creemos que una reflexión que plantea al público es pensar más allá de ese presente, más allá de esas políticas o de ese político en particular que promete y no cumple, y es qué tipo de Estado reflejan esos gobernantes. Uno de los protagonistas del documental dice una frase importante y es que: “algo viene pasando mal y ese algo se vuelve ancestral porque pasa de generación en generación”. Creo que la pregunta que plantea Suspensión es esa: ¿qué viene pasando mal y qué necesitamos cambiar? No el político de turno por el político de turno, sino qué Estado, qué promesa de desarrollo, que noción de desarrollo necesitamos replantear y exigir como ciudadanos para que la historia de Suspensión no sea una historia que se perpetúe no solamente en el Putumayo sino en muchas partes de Colombia.
¿Dónde ver?
En Bogotá se podrá ver en la Cinemateca y Cinema Paraíso. En Medellín estará en el teatro Comfama, en el MAMM y en el Centro Colombo Americano. En Cali en el Museo la Tertulia y en Envigado en el teatro Comfama. También llegará a Mocoa (Normandia Cine Family), Sogamoso (Cinelandia) y Pereira (Cámara de Comercio de Pereira “Cine con Alma”).