Claudia crece en un hogar donde los abismos siempre están presentes. Desde la empinada escalera de su casa, hasta los incómodos silencios entre sus padres, los miedos infantiles se mezclan con las angustias de los adultos que la rodean y las historias que nadie quisiera tener que contar.
PUBLICIDAD
Hablamos con la autora acerca de su nuevo libro, que se ubica en la Cali de los años ochenta.
Los abismos tiene, como ingrediente especial, la narración desde la voz infantil de Claudia como protagonista. ¿Qué aspectos literarios pudo explorar gracias a la colorida narración de esta niña?
La novela nos da unas claves para dejarnos saber que Claudia nos está narrando unos hechos ocurridos en su pasado, cuando era niña. En estricto sentido, la narradora no es una niña. Es Claudia, muy probablemente ya adulta, desde un tiempo y un lugar del que no sabemos nada. Creo que esta narradora fue una de las cosas que más trabajo me costó lograr. Necesitaba que fuera una adulta para que tuviera las palabras y la distancia. Pero al mismo tiempo necesitaba que la narradora nos mostrara la historia desde la inocencia de la niña, sin meter la cucharada, sin que la adulta se mostrara, reflexionara ni nos diera su perspectiva. Entonces imaginé que la Claudia adulta se agachaba para contar la historia de la niña con los ojos de esta, como cuando uno va a terapia y revive momentos importantes de la niñez. Fue un ejercicio difícil. Tuve que ir a mi propia niñez y reconectarme con la niña que fui, con mis pensamientos y mi manera de ver la vida y de sentir en ese tiempo.
«Fue un ejercicio difícil. Tuve que ir a mi propia niñez y reconectarme con la niña que fui, con mis pensamientos y mi manera de ver la vida y de sentir en ese tiempo«
Pilar Quintana
La conversación sobre la maternidad deseada se nos presenta a través de la difícil relación entre Claudia madre y Claudia hija, ¿en algún momento sintió que quizás era un tema del que poco se habla?
Es un tema tabú. A ninguna madre le queda bien decir que su hija no fue deseada. No le queda bien porque saber eso es un dolor para esa hija y porque la sociedad la juzga. Históricamente la sociedad le ha adjudicado a las mujeres el rol de la maternidad. Aun hoy se espera que sean madres y se sigue considerando que ese es un rol natural y necesario para ellas. Se juzga a las mujeres que no desean hijos y a las que no los tienen. Y se juzga a las que los tienen por el modo en que ejercen la maternidad. Se espera de las madres que se sientan felices y realizadas y se las juzga cuando no lo están o cuando se quejan o hablan de sus problemas y dificultades. Pienso que es necesario desmitificar la maternidad y hablar de ella de un modo realista.
Claudia (madre) es aficionada de las revistas de farándula y las tragedias de las famosas, ¿cree que tal vez se veía reflejada en las muertes y los dramas que ella no se podía permitir?
PUBLICIDAD
Me parece que sí. Las revistas en ese tiempo eran como las redes sociales de nuestro tiempo: unas ventanas a las vidas de los otros, de los ricos y famosos, en las que podíamos ver proyectadas nuestras propias vidas, nuestros miedos y deseos, nuestras luces y oscuridades.
Al terminar este libro, ¿qué reflexiones o pensamientos le quedaron acerca de la depresión y el estigma alrededor del tema en las familias?
Creo que las reflexiones estuvieron antes del libro. Me preguntaba por las máscaras que nos ponemos para funcionar en la sociedad, por las cosas que queremos que vean de nosotros y nuestras familias y la distancia que hay entre esa imagen proyectada y la realidad de nuestras vidas adentro de la casa, por los modos en que escondemos lo que no queremos que sepan o vean de nosotros. En los años ochenta, cuando transcurre la novela, no se nombraba algunas enfermedades, especialmente las mentales, pues era vergonzoso que algún miembro de la familia las padeciera. Aun hoy hay un estigma al respecto, pero por lo menos ahora ya se reconocen y se habla de ellas.
Claudia (madre) fue casi una víctima de su tiempo por lo que se esperaba de ella como esposa y madre, ¿cree que si ella viviera en estos tiempos su vida habría sido más fácil?
Puede que sí. Hoy en día la sociedad, las familias, el colegio, los amigos, le otorga unos roles a los hombres y las mujeres, igual que pasaba antes. Sin embargo, ahora tenemos más posibilidades para escapar de ellos. Por ejemplo, las mujeres podemos estudiar y mantenernos, podemos divorciarnos y ser madres sin un hombre, tenemos la píldora y otros métodos anticonceptivos y contamos el apoyo de los movimientos feministas que alzan la voz para defendernos y legitimarnos.
- El dato: Los abismos fue ganador del Premio Alfaguara de Novela 2021
El libro, hacia su giro final, toma tintes de novela de terror, ¿cuál diría que es el elemento que la lleva a ese punto? ¿Únicamente la imaginación de Claudia hija?
Siempre quise escribir una novela gótica. En la adolescencia me fascinaron Cumbres borrascosas, de Emily Brontë, y Rebeca, de Daphne Du Maurier, que son novelas góticas. Además, vengo de una tradición en la que el gótico tropical tuvo bastante fuerza: Andrés Caicedo en Noche sin fortuna y algunos cuentos y Carlos Mayolo en el cine.
Los abismos metafóricos de esta historia se terminan conectando y encontrando con los abismos reales, ¿era esta la intención?
Sí. Por eso la novela se llama Los abismos, para incluirlos a todos.