El 2020 ha sido un año difícil para el mundo debido a la pandemia y las restricciones que han implementado diferentes gobiernos para prevenir los contagios de COVID-19. Por esa razón, vale la pena mencionar formas en que las personas pueden buscar un espacio de desconexión y bienestar.
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Las aguas se consideran termales cuando superan la media de la temperatura ambiente del entorno en que están ubicadas. El Instituto Termal de Paipa, por ejemplo, cuenta con espacios dentro de la clasificación de “aguas termales magmáticas y alcalinas”, cuya composición tiene una reacción positiva en el organismo de la persona que se sumerge en ellas.
Las aguas termales magmáticas emergen del magma que está en el centro de la tierra. Además, están compuestas por elementos químicos como el arsénico, boro, bromo, cobre, fósforo y nitrógeno. La característica de “alcalinas” la obtienen debido a que, a diferencia de las ácidas, no contienen sulfuros tóxicos para el ser humano, lo que las hace aptas para sumergirse en ellas. Así es el pozo azul natural de aguas termales, fuente de abastecimiento para las piscinas del Parque Acuático ITP en Paipa.
En un día festivo de temporada alta, las termales de Paipa llegaban a recibir hasta 8.000 personas. En un día normal esta cifra ascendía a las 1.200 personas. Ahora dando cumplimiento a los parámetros de seguridad necesarios para su funcionamiento, podrán ingresar un máximo de 250 personas por día.