Dos amantes, Helena (Paula Estrada) y Sergio (Carlos Manuel Vesga), se reúnen para uno de sus tantos ratos de pasión a escondidas. A pesar de prometerle a sus amigos cercanos que ya no se verían más, se reencuentran. Esta vez, su escapada se complica cuando Helena toma una siesta y Sergio no logra despertarla de ninguna manera. Esto fue lo que nos contó Vesga a propósito de esta obra, que estará en temporada digital todos los domingos a través de www.domingo.com.co hasta el 6 de diciembre.
¿Cómo aparece este proyecto y cómo llega a él?
Yo llego a través de Ricardo Silva, nuestro gran escritor colombiano que, creo yo, es patrimonio nacional del que todos deberíamos sentirnos orgullosos, no solo por sus columnas de cada viernes, sino por su obra literaria que es realmente un bastión cultural ya de nuestro país. Ricardo ha sido mi hermano de la vida pues nos conocemos desde los cinco años. Me dijo de pronto, ‘oiga, yo escribí una cosa que como que la quieren producir, entonces échele una leída a ver si usted quiere participar’. Por supuesto, le pegué la leída y cómo decirle que no, es un texto absolutamente exquisito, es una de esas cosas que como actor uno espera mucho tiempo en su vida para que le llegue, parlamentos así de bien escritos, personajes así de bien construidos, una historia con un arco maravilloso.
¿Por qué dice que es uno de los papeles que siempre había querido hacer?
Pienso que en Colombia nos sobra talento para muchas cosas, creo que en el producto audiovisual nosotros ya tenemos grandes directores, tenemos grandes cinematógrafos, directores de fotografía, sonidistas, directores de arte de todas las ramas que componen la rama audiovisual. Pero aquello en lo que todavía cojeamos es en el guion en la escritura de guion y en su desarrollo. Creo que pocas personas son tan buenos dialoguistas como Silva. Él se escribe unos diálogos entre personas con unas frases que tú dices ‘no le voy a cambiar una coma a esta frase porque tengo que decirla como está’. Es como Shakespeare, guardadas las proporciones, así como está es realmente magistral. Aparte de eso te enfrentas a personajes construidos con una cantidad de dimensiones y profundidades complejas y conmovedoras en muchísimos sentidos que no te toca como actor colombiano interpretar muy a menudo. Uno comienza a apreciar esas complejidades y esas elaboraciones cuando realmente le tocan esas fortunas de escritores como Ricardo.
Hablemos del factor de hacer teatro para ser transmitido y cómo eso le genera al publico una recepción diferente…
El montaje se hizo casi que pensando únicamente en la puesta en escena teatral, lo que implicó una intensidad de trabajo realmente monumental. Yo tuve que aprenderme 50 páginas de texto de memoria para grabarlas en escenas de 20 minutos o media hora. Eso en televisión y en cine nunca va a suceder. Normalmente tienes escenas de un minuto, una escena de cinco minutos en cine o televisión es una gran excepción, casi nunca pasa. A todos nos tocó hacer la tarea realmente con mucho rigor y con mucha disciplina porque el proyecto fue muy pesado en ese sentido. Fue una inversión de creatividad, concentración, el poco o mucho talento que tenemos, todo puesto al servicio del proyecto.
Sí creo que se genera para el público una dinámica que es bastante particular y es que con una factura cinematográfica se está narrando algo cuyo lenguaje es más teatral, y si a eso le sumas que el público tiene la posibilidad de escoger entre unos diferentes encuadres para vivir esta experiencia con cierta autonomía, eso hace que la obra sea realmente excepcional. No solamente tienes una historia que es buenísima, tienes unos personajes que están bien desarrollados, creo que se llamó al mejor reparto que había a la mano en este país. A partir de eso tienes una puesta en escena que te permite como espectador, si quieres, cambiar de encuadre y de plano. Caramba, yo no recuerdo muchas experiencias de esas en Colombia honestamente. Yo pienso que la interactividad es un plus grande, sin embargo pienso que este proyecto es excepcional desde el punto cero por la escritura.
¿Cómo sintió la cercanía con su personaje?
Sergio es fabuloso, es un tipo con el que uno empatiza desde el punto cero y no porque sea un héroe sino porque tal vez es un antihéroe lleno de buenas intenciones, pero también de falencias, lo que hace que la interacción del mundo con el no sea óptima ni mucho menos. Realmente uno se comienza a dar cuenta a medida que avanza la obra que este es un tipo muy bueno, y sin embargo la está embarrando con los demás, pero sobre todo la está embarrando con él mismo, es una cosa absolutamente fabulosa de esta obra y muestra cómo la vida no es perfecta para nada y no está llena de personas buenas y malas, sino de personas que tratan de vivir lo mejor que son, pero son personas y cometen errores y falencias y están incompletos y son cojos emocionalmente y entonces pueden generalmente ser narcisos y egocéntricos y son inconscientes y son incoherentes… y así somos todos. Domingo es un lugar al que la gente va a ir a verse reflejada en un espejo, realmente uno sale, se divierte, se ríe, pero en general es una reflexión maravillosa acerca de la existencia del ser humano.
Si tuviera que elegir una línea suya o de algún colega que crea que englobe el sentido de Domingo, ¿cuál cree que sería?
Es difícil. Hay muchas, por ejemplo hay una que Sergio le dice a su amiga Francisca ‘yo siempre he pensado que cuando una mujer deja a un hombre por otra mujer, está pasando de una mascota a una persona’, (risas) es tremenda. Hay otra que es fantástica que es ‘el amor de la vida de uno es la vida que uno tiene’. Desde cosas que parecieran tan trilladas pero tan ciertas, como ‘yo siempre he pensado que a nadie lo respetan hasta que se muere’, la obra está llena de máximas, que es la constante en la obra de Ricardo Silva. Tú lees los libros de él y están llenos de unas frases que son absolutamente sabias y latigarias, son capaces de contener la humanidad de las personas, es impresionante.
Compártanos una escena a la cual crea que los espectadores deban estar muy atentos…
Hay escenas entre Francisca y sus papás que son absolutamente conmovedoras por lo que es el amor de familia, hay una cosa maravillosa en esta obra y es que todos son una cantidad de idiotas narcisos, absolutamente egocéntricos, menos los viejos. Los viejos en esta obra son unas personas sabias que ya entendieron los dolores de la vida, las imperfecciones de la existencia y entonces hablan con lo que pareciera pragmatismo, pero es una cosa que está basada en el amor y la paciencia con sus menores. Por ejemplo, la escena entre Francisca y sus papás es absolutamente conmovedora. Hay una escena que hace Rodrigo Candamil con Diana Ángel. Aunque él no es viejo, interpreta a un padre de familia que ha madurado a punta del dolor y se convierte en una persona admirable. También existen escenas como una que tiene Sergio con otro personaje al que tiene que enfrentarse. Tienen una conversación absolutamente maravillosa en la que Sergio aterriza y se da cuenta de su idiotez, su inmadurez y su egocentrismo. Así es toda la obra, en todas las escenas uno se podría quedar feliz mirando esta interacción porque son muy conmovedoras.