Este ganador del Óscar nos contó, durante una mesa redonda, todos los pormenores de la creación de esta película, con la que suma más de una veintena de cintas entre las que se cuentan clásicos como Aladdín, Pocahontas, Tarzán, La sirenita y Enredados.
Como director, ¿cuál diría que es el gran significado de Over the moon?
Bueno, la animación es un gran medio para cubrir las preguntas más difíciles de la vida, como la pérdida de un padre. Eso es algo que Audrey (Wells, guionista) logró en esta película. Tomamos esto muy a pecho, y sentí que era importante que esto fuera como un musical. Hay algo sobre la música y es que es como el agua en un lago, que sostiene y eleva el bote, emocionalmente crea conexiones. Es algo subconsciente, pero puedes sentir la forma en que los compositores elevan tus emociones con su música. Eso fue muy importante. Esta película, de muchas formas, es un poema visual. Es una narrativa, claro, pero tratada de una forma simbólica y no tanto de una forma intelectual. Fei Fei trata de correr de sus problemas, ¡pero se va a la luna! Esa es una imagen muy poderosa de la idea de hacer todo lo posible para huir. En algún punto, ella dice que solo quiere que la vida vuelva a ser como era. Todos quisiéramos, especialmente ahora con esta pandemia, pero no vivimos la vida hacia atrás, solo yendo hacia adelante. La clave para sobrellevar las cosas difíciles, como el dolor, es que alguien las comparta con nosotros, solo así logra salir al otro lado. Esta película quiere darle a los niños y adultos herramientas para que salgan adelante en sus propias vidas, confortar a otros con el apoyo que de igual manera hemos recibido, ese es el mensaje de esta cinta.
Como equipo de producción hicieron un viaje a China para inspirarse y obtener más información, ¿qué parte de este viaje lo inspiró más para crear sus personajes?
Viajamos y nunca se sabe qué vas a encontrar (risas). Yo solo conocía China a partir de lo que había leído, pero ir y experimentarla en esta pequeña ciudad llamada Wuzhen, que parece una pequeña Venecia por sus puentes, quiero decir… este es el mismo pueblo que pueden ver en la película. Cada cosa que olí, probé, vi, escuché y toqué, todo esto fue lo que quisimos meter en la película. Mi equipo de producción tomó nota de todo. Quedamos fascinados con la luz, miramos las paredes y no eran solamente blancas, tenían matices de azul, de verde… esto fue parte de lo que nos permitió describir Lunaria, y de ahí tomamos la idea de que la diosa fuera quien tuviera este tipo de luz. También cenamos en hogares tradicionales chinos, con abuelos y niños, y experimentamos la honestidad, la franqueza con que se expresa el amor allí. Hay un respeto generacional y la comida por supuesto es genial, queríamos que se viera provocativa en la película. Nos la pasamos antojados, creo que todos ganamos varios kilos haciendo esto. Esas reuniones familiares fueron un punto de partida clave en la cinta, y solo lo encontramos estando allá, visitando el país.
Algunas secuencias de la diosa Chang’e fueron dibujadas a mano, ¿cómo se sintió al volver a un arte que poco se usa hoy en día en la animación?
Para mí, el dibujo fue una parte muy importante de esta película. Hice más dibujos para esta película que los que he hecho para La sirenita o La bella y la bestia. Cada toma de la película fue dibujada a mano, y también hice el storyboard. No me imagino sin dibujar en una cinta. Cuando leí el guion dije, ‘esto es mío, lo voy a hacer’. Aun así, soy un procrastinador, fue lo último que hice, pero por supuesto esta película tenía que tener ese manifiesto gráfico. Estudié los dibujos antiguos de Chang’e así que sabía cómo eran sus movimientos. Pero siempre dibujo, es mi forma de expresarme.
En esta cinta no solo fue ilustrador sino también director, ¿cómo funciona eso? ¿cómo se dirige a sí mismo a estas alturas de su carrera?
Esa es una gran pregunta… Picasso dijo, ‘siempre estoy haciendo aquello que no sé hacer para aprender cómo hacerlo’. Pienso que hay una humildad muy sana en ello. Estoy muy consciente de cuánto necesito a mi equipo alrededor. Empecé a hacer algo en esta cinta a lo que llamo ‘mentoría a la inversa’. Mi logro es rodearme de personas que son, de muchas formas, más inteligentes, más talentosas, más prodigiosas y de las cuales puedo aprender. Los personajes y mucho de lo que pinté ya lo había visto, así que… es como si tuviera una canción pegada en mi cabeza, pero en cuestión de diseño. Encontré una pintura de Ariel, de La sirenita, en Facebook, y pensé ‘ese dibujo lo hice yo’… hasta que caí en cuenta que no era mío, de hecho, era mucho mejor que el mío. Lo hizo una chica de 22 años, Brittany Myers, y hablando con mi productora decidimos contratarla. Fue maravilloso trabajar con ella y otros diseñadores. En todo este proceso he crecido y aprendido de la gente alrededor mío. Eso te mantiene joven… yo me quiero mantener ahí.