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‘Mariquismo juvenil’, un manifiesto entre viñetas contra la normatividad

*Inicios. El recuerdo más viejo de Zay es dibujar. De pequeña coleccionaba historietas de Olafo y Mafalda, y en la universidad estudió diseño gráfico solo para reafirmarse en la ilustración.

Muchos han conocido los cómics de Mariquismo juvenil gracias a las redes sociales. Allí, esta artista de 26 años de Medellín se las ha tenido que ver con la censura al visibilizar causas sociales desde la mirada de un alterego que no solo toca temas como el no binarismo, la identidad de género y lo trans, sino que los confronta y los cuestiona cuando es necesario.

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En Mariquismo juvenil lo heteronormativo no existe. Los personajes son de todos los colores y matices y conviven en viñetas donde hay espacio para la reflexión y la denuncia, pero también hay alegría de celebrar lo diverso. En este mundo solo hay dos cosas que no son bienvenidas: la represión y los prejuicios.

«El proyecto de Mariquismo juvenil fue la mezcla de dos cosas muy importantes para mí», dice Zay, la mente y manos detrás de estos cómics. «Una es poder dedicarme al dibujo como algo que me nacía hacer y que podía cumplir una función en la sociedad. La otra es esa búsqueda de la identidad y la reivindicación de derechos, de visibilidad de luchas y de todo un aprendizaje de los últimos años al exponer mis pensamientos y mi vida y escuchar las historias de las demás personas».

Así, aprovechando este medio para explorar su identidad, Zay incluyó los temas sociales que siempre le han interesado. «No había podido explorar mi expresión e identidad de género, no le había dado esa importancia, porque uno crece con una idea sobre lo que es la masculinidad y ser hombre», comenta.

A través de Mariquismo juvenil Zay se dio cuenta de que podía contar cómo vivía su experiencia como una persona que no se identifica del todo con el género que se le asignó al nacer, especialmente, luego de conocer a muchas otras que vivían la misma situación y cuando entendió que al cambiar cosas de la manera en que se mostraba a los demás podía empoderarse ella misma. «Un día decidí que quería contar lo que me pasaba y qué significa ser marica en este país. Y dije, ‘quiero hacerlo a través de un personaje ilustrado porque quiero crear este mundo desde el dibujo, que es lo que me gusta'», dice. Esta determinación fue la que la llevó a crear este proyecto.

Representación y censura en la web

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Quizás una de las razones por las que el trabajo de Zay con Mariquismo juvenil resalta, es porque no hay tantos artistas haciendo algo parecido. En el caso de esta artista, las cosas surgieron de una manera orgánica, con pocos referentes. «Me nacía hacer cómic, tuve un referente que es Pierna cruzada, un chico gay de México que hace algo como web cómic, un formato que me parecía entretenido para redes sociales. No fue un referente principal, pero ya existían personas haciéndolo, aunque en Colombia yo no conocía a nadie que lo hiciera. Todo fue desde mi experiencia personal. He aprendido a consumir cómic compartiendo con otros comiqueros y comiqueras, ahora sí puedo decir que lo conozco, pero en ese momento no».

Zay no le ha querido dar gusto a quienes quieren silenciar su arte. Si acaso, la censura le ha dado todavía más carácter a su trabajo. Según cuenta, en Facebook y sus filiales (Instagram y WhatsApp), ha tenido que vérselas para que no le censuren sus viñetas, que muchas veces hablan abiertamente de sexo o de protesta social. Pero esto solo ha hecho que esta artista quiera subir el volumen, y publicar cuantas veces sea necesario una ilustración «incómoda», pues de esto se trata su manifiesto: «me ha tocado luchar mucho con este tema y me ha tocado aprender de las dinámicas en redes sociales, que pretenden ser muy family friendly y quieren llegarle a la gente en general. Y cuando se toma ese concepto de la ‘gente en general’ estás dejando de lado a un montón de gente, que en una muestra grande es una minoría, pero no por eso dejamos de existir y estamos ahí, hacemos parte de la sociedad. Cuando como minorías nos comunicamos y exigimos, eso choca contra esa normalidad del general, que es a lo que busca agradarle Facebook. Yo llego a estas redes hablando de ser maricón. Mariquismo se llama así porque yo no soy un chico gay, ni siquiera me considero como en esa categorización de hombre. Ser marica significa contradecir esas normatividades y no pertenecer, reivindicando una palabra que nos hizo mucho daño a los hombres homosexuales hace mucho tiempo. Lo marica abarca muchísimas más cosas e identidades que no solo tienen que ver con lo masculino-homosexual. Es una lucha no tan conocida, no somos sujetos políticos, entonces las redes sociales no entienden que cuando hablo de maricas hablo de una comunidad en posición de reivindicar y no de insultar. Marica como palabra es vetada en redes sociales. Ahora me toca vivir una cosa que es el shadow ban, que es cuando no te censuran pero te ocultan. La gente no encuentra la cuenta, o no le aparece mi post, porque hay un sesgo discriminatorio».

Un diálogo abierto

A pesar de lo duro que ha sido para esta artista, el diálogo que se genera cuando las personas se identifican con su arte o le agradecen por visibilizar las temáticas, son la razón por la que sigue haciendo este tipo de contenidos, a pesar de que también hay quienes la cuestionan constantemente. «Ese diálogo me ayudó a crecer y ver que hay otras personas que están igual a como yo estaba antes, o como estoy ahora, sorprendiéndome todo el tiempo de lo que estoy sintiendo y pensando. El post de la identidad es muy especial para mí porque en este confinamiento me he enfrentado a otras necesidades de mi identidad y mi percepción. Me he cargado también con cosas negativas. Soy muy aliada del movimiento trans, pues a pesar de que no me considere trans sí he estado atravesada por ciertas cosas que pueden vivir. Obviamente, hay que reconocer que habitar un cuerpo masculino te pone en una situación privilegiada y un poco menos violenta de lo que significa habitar un cuerpo femenino, pero eso no significa que no vivamos violencia las personas no binarias y maricas.

Por ejemplo, me he encontrado con comentarios de algunas feministas que me piden callarme por ser ‘un hombre disfrazado’, cuando yo hablo es desde mi experiencia, de cómo siento mi cuerpa, mi lucha y lo que me mueve. La lucha trans me mueve porque yo sé lo que es sentir que tu cuerpo necesita cambiar para reflejar lo que tú sientes de ti misma. Cada tránsito es diferente, y ninguna es más legítima que otra. Esas cosas negativas en algún punto te afectan, y me cuestioné si era suficientemente válida para hablar del tema. Pero luego me di cuenta que no tengo por qué explicarle a la gente quién soy yo y por qué soy así. Tú no tienes por qué validarte ante los demás, sino que los demás deben entender que tu forma de ser es igual de válida. Mi lucha siempre ha sido de no pertenecer y no seguir lineamientos, incluso si lo trans se vuelve un lineamiento donde debes seguir unos pasos, y puede que yo no necesite seguir eso. Ahí hablé del tema y la respuesta de la gente fue de mucho aliento, todavía me llegan mensajes. Un chico me escribió diciéndome que él era agénero, y que gracias a verme a mí él se había dado la oportunidad de fluir. Las categorías importan, porque así nos entendemos entre todas, pero no significa que tengamos que justificarnos todo el tiempo para que nos validen. Ese es el punto. Ese es el diálogo que me gusta tener con la gente, que las personas sientan que son lo que quieren ser, y no lo que otros les dicen que deben ser por como se ven o se expresan».

«Ese es el diálogo que me gusta tener con la gente, que las personas sientan que son lo que quieren ser, y no lo que otros les dicen que deben ser por como se ven o se expresan». 

El futuro de Mariquismo juvenil

Entre risas, Zay dice que Mariquismo juvenil podría ser Mariquismo geriátrico en unos añosPero también, esta artista buscará que el proyecto sea también una plataforma de divulgación que seguirá creciendo. «Me he dado la oportunidad de aprender de otras personas y movimientos. Yo no sé mañana, como dice la canción, pero sí estoy trabajando en poder crear contenidos más completos, y de pronto crear un sitio independiente a las redes donde pueda alojarlo. Me gustaría seguir haciendo cómic, pero también encuentro disfrute en los videos animados y otras cosas que podrían amplificar las voces. Este año me inscribí a un proyecto de liderazgo con varios jóvenes del país, y el objetivo también es crear un proyecto que tenga un impacto en la comunidad. Mi proyecto es hacer que Mariquismo juvenil pueda ser un portal para contar otro tipo de historias también. Por ahí va la idea a futuro».

Por último, Zay invita a quienes aún no conocen Mariquismo juvenil a ver su trabajo recordando que «el mariquismo no es solo un tema de interés para maricas porque hay muchísimo más ahí. Si yo pudiera, sería una magical girl que derrota a la heteronorma con rayos de colores, pero por el momento soy una ilustradora que utiliza la crítica, la imagen y el humor como armas».

Aquí, algo del trabajo de esta artista:

 

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