Michael Jackson falleció el 25 de junio de 2009 por sobredosis de anestésicos en su mansión alquilada cerca de Bel Air.
La autopsia reveló que una dosis excesiva de medicinas con una alta presencia de benzodiazepina, compuesto empleado para tratar el insomnio y la ansiedad, causó el fallecimiento.
El médico personal del cantante, Conrad Murray, reconoció que, tras inyectar los sedantes al artista aquella mañana, abandonó la habitación donde se encontraba para atender unas llamadas. A su regreso, se encontró a Jackson inerme y sin pulso sobre la cama.
Murray fue sentenciado a cuatro años de cárcel en 2011 por homicidio involuntario. Nada, al menos en la esfera pública, hacía presagiar ese final. Apenas tres meses antes, Jackson había anunciado su regreso a los escenarios para julio con un evento de despedida compuesto por 10 conciertos en el O2 Arena de Londres que llevaba por nombre This is It (Esto es todo).
«Estas serán las funciones con las que se bajará el telón», dijo el artista, muy delgado y con aspecto frágil durante su breve intervención. Su regreso tras años de ausencia en los escenarios, fue luego del declive en el que se vio sumido tras ser acusado de pederastia y llevado a juicio en 2005.
Su imagen pública nunca se recuperó plenamente y sus excentricidades relacionadas con su apariencia y las actitudes con sus propios hijos y problemas económicos generaban más titulares que su música.
El reciente documental «Leaving Neverland», estrenado en el festival de Sundance, narra los abusos sexuales de Jackson a dos menores de edad.
Michael Jackson: se cumplen diez años de su muerte