Whitney, el documental sobre Whitney Houston que acaparó titulares en el último Festival de Cannes, llegó a la gran pantalla con el aval de la familia de la artista y una polémica conclusión: hubo una razón de fuerza que explica la férrea adicción a los estupefacientes que la llevó a la muerte.
«Enfoqué este documental a nivel humano para entenderla. Era una persona difícil e hice lo que pude, porque podría haber seguido tres años más y me hubiera vuelto loco», afirmó el director de la cinta, Kevin Macdonald, en una charla con Efe.
En las dos horas de duración de Whitney, confluyen un primer y largo tramo con la apariencia de clásico recorrido biográfico por la vida y obra de una voz de oro que «se clavaba en el corazón como una jeringa» y que, desde su nacimiento en el seno de una estirpe de gargantas privilegiadas, parecía predestinada al triunfo.
Fuera de la cuestión más polémica, amén de otras, como la de redescubrir una vez más una industria descarnada que prefirió mirar hacia otro lado para no matar a la gallina de los huevos de oro, uno de los grandes valores de Whitney es dar su lugar a la otra gran sufridora del martirio, su hija, Bobby Kristina.
Houston no solo se mantiene hasta la fecha como la intérprete femenina más galardonada de todos los tiempos, con seis premios Grammy en su haber, sino también como la que durante más semanas copó las listas de éxitos, sobre todo por el inconmensurable éxito de la película The Bodyguard.
Llega a los cines ‘Whitney’, el documental de la polémica
https://www.youtube.com/watch?v=i3hgRiro-KU
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