Cada año mejora la oferta de conciertos. Agrupaciones que hace unos años jamás habrían pisado suelo colombiano anuncian presentaciones que agotan la boletería en pocos días, y a veces en pocas horas. Así, Colombia ha logrado incluirse entre las agendas de las bandas más importantes del mundo. El país ha podido cantar al ritmo de U2, The Rolling Stones, Beyoncé, Madonna, Foo Fighters, Paul McCartney, y espera en los próximos meses a Bruno Mars, Arcade Fire, Green Day y Depeche Mode, estos últimos por segunda vez.
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Pero con grandes espectáculos llegan grandes responsabilidades. Cancelaciones como la de Lollapalooza el año pasado, y otras recientes de bandas como Sepultura, Prophets of Rage, Phoenix, de paso con todo el Soma, y la más sonada, la del ex-Beatle Paul McCartney, quien vendría por segunda vez a Colombia, abren interrogantes que vale la pena plantear en una industria creciente.
Las preguntas apuntan a si el país está listo para recibir la cantidad de espectáculos que se están trayendo; si los empresarios tienen el apoyo necesario de las entidades gubernamentales; si el público tiene la capacidad económica para ir a más de uno; y si existen los escenarios necesarios para dichos espectáculos. Para resolver estas preguntas, PUBLIMETRO habló con algunos empresarios de conciertos con amplia trayectoria en el país para conocer su perspectiva frente a este tema.
Una industria que crece
Para Julio Correal, empresario gestor de múltiples shows y Rock al Parque, indicó que la industria de conciertos pasa por un buen momento a pesar de las cancelaciones recientes: «la industria de conciertos en el país ha crecido muchísimo porque tanto las empresas nacionales como las extranjeras le han apostado a traer grandes artistas que la gente ha estado esperando, y eso ha gustado mucho. Aun así, a veces es un poco contradictorio porque con tanta oferta las personas ya no saben a cuál concierto ir, y eso lo hemos visto. Pero por Colombia han pasado los mejores artistas del mundo y eso dice mucho del país y la industria.»
Miguel Santacoloma, jefe de prensa de Páramo Producciones (Estéreo Picnic, Festival SOMA, Sónar, entre otras) explicó que en toda Latinoamérica se vive un boom de conciertos que responde a la nueva dinámica del entretenimiento mundial: «Acá no estábamos acostumbrados a tener conciertos como U2 y en Medellín Pet Shop Boys o Julian Casablancas en un mismo fin de semana. No estábamos acostumbrados a esa oferta. Afortunadamente la escena, la industria y el público han cambiado y tenemos estos grandes artistas visitándonos: bandas modernas, bandas legendarias, festivales de toda índole en todo el país durante todo el año», dijo.
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La escena, la industria y el público han cambiado y tenemos estos grandes artistas visitándonos: bandas modernas, bandas legendarias, festivales de toda índole en todo el país durante todo el año.
Andrés Mera, gerente administrativo de Move Concerts, coincidió con Correal y Santacoloma, y agregó: «Todo empezó con el concierto de Alanis Morisette hace doce años, el hecho de tener un artista reconocido ya era un evento en sí. Son muy pocas las giras que no han pasado por el país, estamos en el mapa de absolutamente todos.»
Las cancelaciones como parte de la dinámica
Para Miguel Santacoloma el hecho de traer más artistas también aumenta las probabilidades de que se dé una cancelación, más allá de los factores que llevan a cada una de ellas: «la sociedad colombiana está viviendo este crecimiento y esta dinámica donde los artistas traen su mejor show, lo que también trae una dinámica normal de cancelaciones. En Australia, en Estados Unidos y en el Reino Unido se cancelan conciertos todos los días de artistas gigantes. Madonna canceló su gira en Australia faltando una semana para iniciar.» Así mismo, agregó que realmente ninguna cancelación se hace en caliente y que todo lleva un estudio determinado que permite calcular riesgos: «No nos lo tomamos a la ligera, es nuestra misión y queremos hacer sueños realidad, pero ese es el riesgo que se corre, en esto trabajamos 24 horas al día. Más allá del público, los grandes perjudicados somos los organizadores.»
Para Correal, la cancelación de McCartney «recae en el público de Medellín» porque según él la ciudad no pudo entender la magnitud del espectáculo que estaba en juego: «Un concierto como ese jamás se ha cancelado en el mundo por ventas. Es algo muy malo para la industria del país y podría hacer que otros artistas no quieran venir al país si alguien como McCartney no pudo asegurar la boletería. Pero a veces los empresarios tenemos que tomar ese tipo de decisiones para no perder más dinero. Fue muy desafortunado pero qué se le va a hacer, pasó lo mismo con SOMA porque el público no responde y cuando eso pasa no hay otra salida.»
La falta de escenarios, la burocracia y los costos: enemigos de la producción de conciertos
Correal agregó que la falta de escenarios dificulta la situación: «mientras no haya lugares adecuados para hacer conciertos es muy difícil convencer a la gente que vaya a un concierto. La falta de escenarios es un problema en Bogotá. Cada vez que podemos nos toca coger un potrero y limpiarlo, arreglarlo y hacerlo. No hay un lugar donde las personas tengan un parqueadero y un espacio para sentarse a comer tranquilas. Para mucha gente es aburridor soportar ese tratamiento. Eso es un hecho.»
Andrés Mera agregó que es evidente que existe una limitación en el tema de infraestructura, pues siempre se la ha dado prelación a los partidos de fútbol para escenarios como El Campín, por nombrar un ejemplo: «ahora lo están facilitando aunque tiene sus limitantes, como los costos y las pocas fechas en que se puede utilizar al año. Todo eso indirectamente se traslada al show y aumenta los costos. Nos falta muchísimo. A nivel nacional no hay mucho más a donde acudir. Si se tuvieran más escenarios mejoraría la cultura de conciertos.»
Nos falta muchísimo. A nivel nacional no hay mucho más a donde acudir. Si se tuvieran más escenarios mejoraría la cultura de conciertos.
Por su parte, Miguel Santacoloma comentó: «Ahora se están empezando a construir lugares para tener escenarios más adecuados para no tener que acudir al Campín. Pero seguimos en esa lucha y esa no es una labor única de los promotores sino del Estado porque a la larga son espacios de uso público donde la gente va a ver diferentes espectáculos. Sí hay un compromiso mayor con la parte de escenarios y la empresa privada ha ayudado a la construcción de escenarios renovados, como el Coliseo El Campín, que tuvo colaboración público-privada.»
De igual manera, para los empresarios de conciertos es cada vez más difícil acceder a los permisos para llevar a cabo sus eventos, lo cual entorpece –y encarece– la producción de los espectáculos. Así lo indicó Julio Correal: «el empresario cada vez está más sometido a más impuestos, más trabas, más papeles. Todo más difícil. Al final de cuentas eso encarece el valor de la boleta. Si antes yo tenía que pagar una logística de diez millones y ahora me toca pagar una de ochenta pues eso se va a ver reflejado en la boleta. Lo mismo si antes el alquiler del Parque Simón Bolívar costaba quince millones y ahora cuesta sesenta. Cada vez son más las exigencias del Estado. Donde además hay mucha improvisación.»
Miguel Santacoloma indicó que aunque el apoyo estatal ha aumentado, pero no lo suficiente como para que el precio de las boletas no sea tan elevado: «Ahora con la ley de conciertos el gobierno se ha puesto las pilas pero igual falta mucho apoyo del Estado en los trámites, necesitamos que sean más fáciles y ágiles, y que la política fiscal sea mucho más equilibrada y que de alguna manera beneficie a todos pero pues se le de la importancia a los espectáculos públicos para que la gente tenga acceso a su boleta.»
Y hablando de boletas asequibles, Correal explicó que la misma competencia entre empresarios hace que las boletas para conciertos sean cada vez más caras, entre otras cosas: «entre los empresarios han encarecido el valor de los artistas por la competencia por quedárselos. Muchas veces las ofertas son infladas y eso se ve, de nuevo, reflejado en el precio de la boleta. A veces la industria no tiene en cuenta lo deprimido que pueda estar económicamente el país y qué tanto ha disminuido el poder adquisitivo. Entonces a veces hay artistas que son un ‘fijo’, como U2, o Paul McCartney, pero no todos funcionan. Cada vez el presupuesto que las personas destinan para entretenimiento es menor porque todo ha aumentado de precio; el mercado, los servicios, los colegios, etc. Entonces ahí es donde el entretenimiento empieza a reducirse.»
La cifra: en un 70 por ciento ha aumentado el precio de traer un artista a Colombia
Para Andrés Mera, «Los costos de producción aquí en Colombia son elevadísimos, nosotros lamentablemente tenemos que pagarle a los artistas en dólares, y la devaluación del peso en los últimos años nos afecta muchísimo, pues el valor ha subido un 70 por ciento. Y La boletería se ve afectada por ese costo, si no no sería un negocio… No hay otra forma de traer a los artistas si no es con boletas caras, si no, no dan los números. La gente está un poco nerviosa con la economía. La cultura del país tiene mucha variedad de géneros, no es como Estados Unidos donde la mayoría es pop y rock. En Colombia a veces no hay público para todo.» finalizó.
No hay otra forma de traer a los artistas si no es con boletas caras, si no, no dan los números.
Una visión optimista de lo que viene
A pesar de las desilusiones, las cancelaciones y las dificultades de hacer espectáculos en un país que tiene una gran cantidad de géneros musicales dentro de sus opciones culturales, los tres empresarios coincidieron en que la industria seguirá creciendo y que cada vez serán mejores los espectáculos que llegarán a tierras colombianas.
«Yo creo que como promotores tenemos que seguir apostándole a los grandes eventos por más de que haya decepciones como McCartney, pero nuestra misión debe ser clara: el público colombiano se merece los mejores espectáculos y vamos a traerlos. Vamos a tener a las bandas más grandes del mundo, las más modernas. Yo confío ciegamente en el público colombiano que ha respondido increíblemente en los últimos diez años», indicó Santacoloma.
Para Andrés Mera el futuro de los conciertos en Colombia también es bueno: «Creo que van a seguir viniendo grandes shows al país, el mercado va a madurar y no solamente veremos un show una vez sino que aprenderemos que los conciertos se coleccionan porque es parte de la experiencia. No basta con ver a un artista una vez.»