«Cien años de soledad» cumplió hoy medio siglo de su llegada a librerías omnipresente en el mundo literario colombiano, pero algo ausente en el país que vio nacer a Gabriel García Márquez, donde las instituciones luchan por evitar que la enfermedad del insomnio, que lleva al olvido, caiga sobre la novela.
Esa epidemia se cebó en los habitantes de Macondo en una de las historias más célebres de la novela que salió a la venta por primera vez el 5 de junio de 1967 publicada por la Editorial Sudamericana de Buenos Aires.
«Cuando te paras debajo de una ceiba, un árbol enorme, tú te puedes sentir intimidado con ese monstruo que está al lado tuyo. Pero al mismo tiempo es una sombra acogedora, depende de cómo lo cojas, de cómo lo mires», explicó a Efe el escritor colombiano Conrado Zuluaga, acerca de la sombra que García Márquez arroja sobre los autores de su país.
Muchos de ellos, algunos de los cuales están hoy entre los más importantes en lengua española, han crecido con esa alargada sombra con la que deben lidiar y una obra omnipresente para todos ellos.
Zuluaga, uno de los mayores expertos en la obra de García Márquez, considera que es normal que los escritores quieran ver «cómo tejió» su obra «para ver las costuras»
«Los escritores son como los mecánicos, se acercan a un carro con una llave inglesa en la mano, para descubrir eso. ¿Para qué? ¿Para imitar? Sería muy tonto. Hay que descubrir eso para ser mejor que él», dijo.
Sin embargo, Zuluaga es muy crítico con la presencia que «Cien años de soledad» y su autor tienen en Colombia, el país donde cree «que es donde menos se le conoce y donde menos se le aprecia», haciendo buena esa máxima de «en casa de herrero azadón de palo».
Sí cree que cae mucho en estereotipos «como el de las estirpes condenadas», algo en lo que «peca todo el mundo, empezando por los periodistas».
«Todo el mundo cae en esas cosas y los políticos tratan de pescar en río revuelto entonces ellos también intentan apropiarse de cosas que no les pertenece», subrayó.
Esa ausencia y presencia ajena a la obra se observa en la sociedad colombiana, donde la efeméride del medio siglo de «Cien años de soledad» ha pasado sin mayor trascendencia con la gran excepción de los esfuerzos que ha realizado la Biblioteca Nacional.
En la trinchera de la defensa de la obra de García Márquez está Consuelo Gaitán, directora de la Biblioteca Nacional, quien detalló a Efe que han estado celebrando la aparición de «Cien años de soledad» por ser «una de las obras más importantes de la literatura colombiana».
«Desde la muerte de Gabriel García Márquez no hemos dejado ningún año de homenajear esa pluma tan extraordinaria que le dio a Colombia una posición tan privilegiada en el panorama de la literatura mundial», subrayó.
Como parte de esa labor han impulsado «el homenaje permanente» que supone el Premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez que considera que «ha convertido en el reconocimiento más importante para los cuentistas en lengua española».
De ese modo se han acercado a una de las facetas literarias de Gabo.
Además están trabajando para pintar grandes murales en el centro de Bogotá con el tema de «Cien años de soledad» porque creen que es una de las motivaciones «que podemos darle a los jóvenes y a quienes ya lo leyeron una vez» para que se adentren sus páginas.
«Es finalmente la historia de nuestro país y podría ser la historia de América Latina», resumió Gaitán sobre Macondo y «Cien años de soledad».
Ella no considera, sin embargo, que haya un cierto alejamiento social dentro de la obra de García Márquez y considera que sigue habiendo «un gran movimiento alrededor».
«García Márquez tiene por lo menos tres fechas en el año donde en Colombia siempre está sonando, ya forma parte del día y quizá por eso da la impresión» de que no tiene tanto eco el cincuenta aniversario de su obra cumbre.
«Nosotros invitamos todo el tiempo a leer al autor, por eso sería bueno poder hablar con los editores», concluyó.