“Los vamos a transportar a otro mundo. El público se encontrará con la obra, la locura y la genialidad del artista y sentirá que camina entre los cuadros”, le contó a Publimetro Francisco Goñi, director para América Latina de Grande Exhibitions, empresa que ha desarrollado esta muestra.
“¿Todas las obras de Van Gogh caben esta carpa?, le pregunta Luisa Torres, una pequeña de 11 años a su madre, antes de ver por primera vez la exhibición del artista que se presenta por estos días en el parqueadero de Cafam Floresta.
Y es que lo que Luisa y otros miles de visitantes desconocen al entrar a Van Gogh Alive, es que la experiencia en nada se asemeja a una tradicional visita a una galería de la ciudad o a uno de los famosos museos que se encuentran regados por toda Europa.
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Por eso es necesario para algunos, la advertencia que el caballero de ojos claros le hizo a su novia antes de ingresar: “no se trata de una experiencia que enamore a primera vista, pero con el pasar del tiempo descubrirás que la gracia está en el fondo”.
Luego de la frase, la cara triste. En la primera sala se encuentran diferentes cuadros colgados de lado a lado y que explican los comienzos del holandés en la pintura y los sucesos y lugares que llevaron a la transformación de su obra. ‘La Habitación’, ‘Autorretrato herido’ y ‘Trigal con cuervos’, hacen parte de este primer momento que tiene como único objetivo, contarles a los visitantes un poco de la vida de Van Gogh, y darles un abrebocas de lo que tanto estaban esperando.
¿Es todo?, ¿pero qué sigue?, le pregunta la madre a su hija, una estudiante de fotografía, a quien la delata el carné universitario colgado a su cuello gracias a una cinta roja. La respuesta parece ser sencilla para el joven, mientras señala con su dedo índice la siguiente sala, carente de luz, que pareciera, condujera a la nada.
En la oscuridad y en silencio se encuentra este gran salón, que no se compara a la pequeña habitación que le da la bienvenida al público. Por varios minutos se mantiene la expectativa, ya que las cuatro paredes se encuentran cobijadas por pantallas. ¿Qué es lo que viene?
Estalla el color, y de repente, comienzan a desplegarse cada uno de los cuadros y estos circulan por las diferentes pantallas. No hay que quedarse en un solo lugar, ni mantener la mirada fija, la verdadera experiencia se da al recorrer el sitio observando la locura de este holandés, dejándose envolver por la música de fondo, las frases del artista que en una de las pantallas vienen y se van, y la emoción de los visitantes, quienes solo hasta ese instante, comprenden la inmensidad de la exhibición.
Son cerca de mil dibujos y novecientas pinturas de Vincent Van Gogh que se pueden observar a lo largo de cuarenta minutos, sin embargo, el número deja de ser importante cuando la noción del tiempo se pierde y tan solo queda la mirada que intenta comprender los colores, los retratos, los paisajes, la habitación y aquella psiquis desconcertante que terminó por convertirlo en uno de los artistas más importantes de la historia.
Al final, únicamente resta respirar profundo, suspirar, tomarse un café a la salida y reflexionar sobre el verdadero sentido de su obra y el mensaje encriptado que guardan sus cuadros y que son una clara respuesta a varias de las problemáticas que aquejan a la sociedad contemporánea.
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