En zonas de la Sierra de la Macarena, uno de los grandes pulmones colombianos, parece que la deforestación ganó la batalla.
PUBLICIDAD
Con cuadros perfectos de bosque arrasado o quemado, es fácil olvidar que este bosque es el comienzo de la selva amazónica.
Basta con sobrevolar esta vasta serranía o transitar por una de las pocas carreteras destapadas para ver los estragos que ha causado la tala indiscriminada de árboles.
«El 2020 fue el año de más deforestación, por lo menos en los últimos tres o cuatro años», aseguró Sergio Iván Núñez, secretario de Medioambiente del departamento del Meta.
En 2020 en Colombia, según cifras gubernamentales, se perdieron 171.685 hectáreas de bosque, lo que equivale a una superficie superior a la de ciudades como Río de Janeiro o Medellín.
La mayoría de estos árboles se concentraban en el cinturón del centro-sur del país, en los departamentos del Meta, Caquetá y Guaviare.
El Meta fue donde más aumentó este problema, con más de 35.500 hectáreas de bosque tumbado y un aumento del 8 % respecto a años anteriores, cuando la tendencia venía a la baja.
PUBLICIDAD
La Macarena es un bosque espeso que une la Amazonía, los Andes y la Orinoquía, en su mayoría virgen, pero que tiene también amplias zonas de matorral y rastrojos que arden con suma facilidad.
EFE