El belga Jasper Philipsen (Alpecin Fenix) firmó el doblete en la meta de Albacete confirmando su actual reinado entre los esprinters, en una jornada marcada por una caída masiva a 12 kilómetros de meta que atrapó a medio pelotón, entre ellos el exlíder, el estonio Rein Taaramae, quien cedió la roja al francés Kenny Elisonde (Trek).
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Philipsen (23 años), ganador en Gamonal, volvió a lucirse en Albacete en un esprint largo, muy disputado, en el que ganó la partida al neerlandés Fabio Jakobsen (Deceuninck) y al italiano Alberto Dainese (Ag2r Citroen). Se metió en la pelea por la etapa el colombiano Sebastián Molano, que terminó en el cuarto lugar con el mismo tiempo de 4h.24.40 en el trayecto entre Tarancón y Albacete, de 184.4 kilómetros.
La montonera afectó a medio pelotón. Se libraron los favoritos, aunque algunos, como Mikel Landa, se llegó a caer. Pero atrapó a Taaramae, otra vez por los suelos, con resultado nefasto, pues no pudo remontar y cedió la roja al francés Kenny Elissonde, de 30 años, el mismo que conquistó el Angliru en 2013. El ciclista galo defenderá la roja este jueves en la montaña de Cullera con 5 segundos sobre Roglic y 10 respecto a otro francés. Lilian Calmejane. Enric Mas, cuarto, es el primer español a 20 y sus compañeros Miguel Ángel López y Valverde le siguen en la general. En el top 10 se mantienen Egan Bernal y Mikel Landa. Todos los candidatos apretados en el margen de medio minuto.
TRES QUIJOTES POR LA LLANURA MANCHEGA
Ni el viento, ni el sofocante calor amilanó al trío de valientes que desafiaron a la llanura manchega desde el inicio del viaje en Tarancón, donde el Museo Casa Parada alberga numerosas tallas de terracota sobre las andanzas de Don Quijote.
Como el loco caballero salieron a la aventura a lomos de sus bicicletas los representantes de los equipos españoles de siempre: Pelayo Sánchez (Burgos-BH), Lazkano (Caja Rural-Seguros RGA) y Mikel Azparren (Euskaltel-Euskadi). Por las llanuras asfaltadas rodaron y rodaron los tres, compartiendo esfuerzos e ilusiones, sabedores de que la voracidad del pelotón les iba a pasar factura.
Fueron abriendo diferencias, a veces importantes, como esos 8 minutos al paso por la monumental localidad conquense de Belmonte, cuna de Fray Luis de León, enclave manchego coronado con su castillo gótico mudéjar del siglo XV, atalaya de los belmonteños. La poesía a pedales de los rebeldes era un canto a la gloria imposible en una jornada temida por el viento y los abanicos. El proyecto tenía mucho, demasiado, de ficción. El esfuerzo resulto baldío. Y de viento, nada.
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TREMENDA MONTONERA, TAARAMAE DEJA LA ROJA A ELISSONDE
El miedo a los abanicos venía avalado por la historia, por ejemplo por aquella emboscada montada por el ONCE en la edición de 1996 que terminó en la tercera etapa con dos favoritos: Escartín y Rominger. Pero como Eolo no aparecía con suficiente fuerza el esprint se fue cocinando a fuego lento.
La fuga se desintegró, como estaba escrito. Primero claudicó el neoprofesional asturiano Pelayo, descartado para la conquista de la etapa. Luego el donostiarra Azparren fue el siguiente en tirar la toalla, y a 20 de meta el vitoriano Lazkano resistía como último superviviente. Entonces ya iban atizando el pelotón el Deceuninck y Groupama para sus «guepardos», Jakobsen y Demare. Fue la puntilla para atrapar a Lazkano a 15 de meta.
Albacete se ofrecía ya en modo esprint, un desenlace habitual. Todo bajo control. Hasta que una tremenda montonera tumbó en el asfalto a cerca de 100 corredores. Pelotón dividido en varios grupos. El líder afectado, Mikel Nieve y Bardet heridos, fueron los más afectados. Un desastre. Por delante se ralentizó el ritmo para esperar al maillot rojo, pero Taaramae había quedado lejos de la cabeza. Adiós a su sueño.
PHILIPSEN ES EL REY DEL ESPRINT
Se acabaron las esperas. A 6 de meta se activó el protocolo del esprint. Con el viento de cara tocaba volar por el triunfo de etapa. Mientras muchos se estaban levantando aún del batacazo, otros, los más afortunados, rodaban a más de 65 por hora buscando la pancarta de Albacete. Elissonde iba delante, y ya tenía la roja asegurada. ¿Quien iba a apuntarse el esprint albaceteño?
El Deceuninck montó su operativo, casi siempre invencible, pero el UAE también quería pescar en aguar revueltas. La llegada se gestionó desde lejos, a ritmo supersónico. Fue esta ve el Alpecin tomó las riendas a la hora de lanzar a su hombre cohete. No fue fácil porque Jakobsen iba lanzado, pero Philipsen se encuentra en estado de gracia y remató con éxito su doblete y su tercera victoria en la Vuelta. En el Tour fue el eterno segundón, ahora el esprinter de moda.
Este jueves se disputa la sexta etapa entre Requena y el Alto de la Montaña de Cullera, de 158,3 kilómetros. Espera un final con alerta para los favoritos, pues la meta se encuentra tras un ascenso de 1,9 kms al 9,4 por ciento de desnivel.