Ha pasado mucho tiempo desde que Odiseo salió de su casa en Ítaca. Desde que la pelota se fue del Campín. Ha tenido que superar toda clase de obstáculos impuestos por los dioses: el covid-19, la desorganización institucional, la desidia gubernamental, el ascenso al pico de la pandemia y la peor crisis económica en la historia del fútbol colombiano. Sin embargo, volver a casa no es el último canto de este poema.
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Parecía que sí, que esta agobiante historia empezaba a desenlazarse y hallar su final. No obstante, así como Odiseo encontró su casa llena de pretendientes para su esposa Penélope, los equipos bogotanos encontraron sus estadios cerrados a una semana del regreso de la Liga.
Otra prueba al fútbol que envían las deidades del Palacio de Liévano. Este lunes anunciaron que no hay autorización para el regreso del fútbol profesional en la capital (ni siquiera a puerta cerrada). Se vale embutirse en un par de cuadras, con tapabocas mal puesto, para el Madrugón de San Victorino o aglomerarse en una esquina de la ciclovía para comprar juguito de naranja, pero no jugar fútbol entre aquellos que llevan más de un mes siguiendo un protocolo real y sometidos a pruebas constantes para verificar que no estén contagiados.
Y es que no es la primera vez que se le ponen palos en la rueda al fútbol: cuando la Alcaldía decretó cuarentena por localidades en la capital, algunos equipos adelantaron la gestión para que se les autorizara entrenar en un escenario alterno, manteniendo la dinámica de bioseguridad que venían aplicando en sus sedes deportivas. No hubo respuesta.
Para la competencia, Millonarios y Santa Fe presentaron a la Alcaldía el 15 de agosto una solicitud conjunta, con la explicación del plan de bioseguridad para el regreso al Campín. Equidad, Tigres y Bogotá FC hicieron lo propio para el estadio de Techo. Todo esto siguiendo la indicación que desde el Ministerio del Deporte y Dimayor se le dio a los clubes: gestionar ellos esos permisos con la respectiva administración local.
Pero eso no es suficiente: «le decimos a la Dimayor que haga la solicitud formal y lo revisamos», dijo a la FM, Blanca Durán, directora del IDRD esta mañana.
Así que el cansado Odiseo tendrá que matar a los cortejeadores de su esposa porque todo lo que se ha hecho durante este tiempo no vale aún para poder cantar victoria, para hacer uso de los escenarios de su ciudad: a cinco días del primer partido, todavía no hay donde jugar.
Julián Capera @juliancaperab