Como en la película de Roland Emmerich, la supertormenta (y el fin del mundo como lo conocemos) no llegó sin avisar. En el cine y en la vida casi siempre hay voces que advierten una catástrofe doblando la esquina y casi siempre son tachados de locos, minimizados e ignorados. Ahora, como casi siempre, hay que trabajar sobre la marcha, improvisar para sobrevivir.
PUBLICIDAD
La corriente más fuerte sopla en el fútbol colombiano con 23 equipos (incluyendo a la mayoría de los pesados: Millonarios, Nacional, América, Junior, Medellín y Cali) que se reunieron el sábado por iniciativa propia. Buscando respaldos y garantías financieras que les permitan a los clubes pedir créditos a los bancos para evitar la quiebra; y lo más inquietante, analizando ventanas legales para suspender contratos de los jugadores si no hay una salida pronto a la crisis.
Mientras tanto, del otro lado del Atlántico, el director legal de la FIFA ha advertido que los contratos de futbolistas que están por vencerse, no podrán ser prorrogados automáticamente así las temporadas no hayan terminado. Es decir, podría darse un escenario en el que la liga Betplay I se reanuda y ‘a mitad’ de la competencia algunos jugadores quedan libres.
En esa misma reunión virtual del sábado hicieron presencia tres equipos (Fortaleza, Envigado y Orsomarso) nuevos representantes de la otra corriente que se siente excluida de la agenda, pide la renuncia del presidente de Dimayor, Jorge Enrique Vélez y quiere formar hace algún tiempo su propio baile de los que sobran.
De ese grupo rebelde y que no asistieron: Santa Fe, Cúcuta, Equidad, Huila, Cortuluá, Jaguares, Tigres, Rionegro Águilas y Patriotas.
Sobre la mesa de ambos sectores está el asunto del cambio de mando en Dimayor. La gestión de Vélez, que ya venía perdiendo equilibrio desde meses atrás con el tema del dinero de la televisión internacional que nunca llegó, vive horas críticas. Sin embargo, el grupo más grande y más sólido (23 equipos), no cree que su hora cero haya llegado todavía y esperan que se las ingenie para construir una nave que los salve a todos (o a algunos), en contraposición a la disidencia de los trece.
A este paisaje turbulento hay que sumarle las declaraciones del presidente Iván Duque sobre que el fútbol no podrá regresar cuando se levante esta cuarentena el 26 de abril, reduciendo aún más el campo de maniobra en Dimayor y obligando a las cabezas a seguir tomando decisiones sobre la marcha y bajo presión para seguir respirando, para llegar al día después de mañana.