En Memoria, conocemos a Jessica (Tilda Swinton), una extranjera viviendo en Bogotá por su hermana Agnes (Jeanne Balibar), una arqueóloga que está casada con un colombiano y recientemente enfermó. Jessica, por su lado, sufre de algo que no puede explicar: escucha de vez en cuando un fuerte sonido al que no le encuentra origen. Pensando en que quizás esté enloqueciendo, Jessica comienza a cuestionar este extraño sonido, que está más ligado con sus recuerdos de lo que podría imaginar.
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¿Dónde se gestó la idea de esta cinta? Tal como nos contó Diana Bustamante, productora de esta película en Colombia, el director tailandés Apichatpong Weerasethakul y Tilda Swinton se habían conocido hace años. Querían hacer proyectos juntos, y este director sabía que quería rodar fuera de su país. En 2015, Bustamante lo invita a Colombia en el marco del FICCI. «Desde que él dijo ‘voy a ir a Colombia’ solito decidió organizarse un viaje y estuvo muchos meses acá», nos cuenta Bustamente. «El día que se iba hablamos como de cosas absurdas como el Túnel de la Línea, había muchas cosas que el encontraba muy similares a Tailandia y cosas muy diferentes, por lo cual dijo que le encantaría trabajar acá. Me mandó a los 15 días un primer borrador de lo que él quería hacer. Ahí empezamos a juntar todos los pedacitos de lo que significaba hacer esta película», recuerda esta productora.
Ya después vendría la tarea de concretar a los actores y juntar a un equipo de personas de varios países, al cual llegaría Tilda Swinton gracias en parte a su amistad con Apichatpong. «Ha sido un proceso muy lindo de cercanía, de creatividad, tiene mucho que ver con estar discutiendo permanentemente las ideas y tener conversaciones eternas. Es un proyecto que ha sido muy grato para hacer, y muy enriquecedor a nivel humano», comenta Bustamante.
La mirada extranjera
Una de las posibilidades que ofrece Memoria es la de pensar el país desde la mirada de una persona de afuera. No desde la visión turística, sino la de alguien que busca entender algo de sí mismo estando en Colombia, y cómo esa visita al país permite que eso ocurra.
«En el caso particular de Memoria y de Apichatpong hay una mirada muy respetuosa y sensible a las cosas más pequeñas», apunta Bustamante. «Creo que es la sensibilidad de un artista que tiene la capacidad de desprenderse de cualquier preconcepción de lo que es ser colombiano o vivir en Colombia, y tiene la capacidad de ver mas allá que incluso nosotros como colombianos tenemos. Eso creo que fue lo que le despertó este lugar como país para poder visibilizar todas aquellas cosas delicadas que tiene la película».
Pero otro detalle de la película es el constante cuestionamiento a la realidad, y se respira en lo etéreo de muchas escenas, que bien podrían estar ocurriendo en un sueño, pero son la realidad. Así lo explica esta productora: «hay una cosa que es permanente en el trabajo de Apichatpong y es preguntarse qué es la realidad. Es difícil de determinar porque la realidad espiritual también es una cosa, hay muchos niveles de realidad. Al final esa es una de las cosas mas encantadoras de Apeechatpong y es que la naturalidad al final es un ejercicio de ficcionalización de la realidad. Esta es una ficción, y en esa medida puedes explorar el infinito y más allá».
De igual forma, conversamos con Elkin Díaz, uno de los protagonistas de esta historia, quien además llevó la bandera de Colombia a Cannes, donde la cinta ganó el Premio del Jurado.
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Siendo esta una película tan profunda, ¿qué fue lo primero que pensó cuando llegó el guion a sus manos?
En esa primera lectura no entendí absolutamente nada (risas). Cuando agarro un guion me dedico a leerlo y leerlo. Cada vez que leía encontraba más pistas y más disfrute. Tú ves, es una película simple: sencilla pero muy profunda. Es la simpleza lo que me atrajo es que yo soy un hombre simple, entonces creo que por eso encajo bien en el personaje. De alguna manera tenemos el mismo camino para enfrentar esta sociedad desde la simpleza.
En Colombia gusta mucho el cine mas «comercial», de comedia, acción y similares, ¿que invitación le haría al público general para que abra los sentidos al ver esta historia?
El cine como tal siempre te lleva a despertar emociones, en Memoria vas a despertarlas a través de todos los sentidos. Si tú no vienes a ver Memoria con los cinco sentidos alerta, ni compres la boleta, siendo honesto. Porque se necesita ser contemplativo, auditivo; casi que hueles a Bogotá, hueles a Pijao en ese cambio brusco de imagen, eso es maravilloso. La escena que a mí me parece de las mejores que hay en esta película, es la del concierto de alarmas de los carros; tiene apertura, núcleo y final. El espectador lo que tiene que es venir relajado y dejarse sorprender, dejarse llevar de manera tranquila. Vas agarrando el hilo y vas empezando a entender, a disfrutar de Memoria. La película te va llevando a tus memorias, a cuestionarte a ti mismo: ¿qué pasa con cada cosa? ¿Qué pasa en la película? ¿Qué pasa allá? y ¿Qué pasa conmigo en mi profundidad, en mi entendimiento, en mi manera de entender el mundo y la vida? Eso hace Memoria, eso produce y eso es el éxito de esta película, meterse dentro de ti mismo.
«<strong>El espectador lo que tiene que es venir relajado y dejarse sorprender, dejarse llevar de manera tranquila. Vas agarrando el hilo y vas empezando a entender, a disfrutar de <em>Memoria</em>. La película te va llevando a tus memorias, a cuestionarte a ti mismo</strong>«
Cuéntenos del gesto que tuvieron en Cannes de sacar la bandera en la alfombra roja a propósito del Paro nacional en Colombia…
Cuando yo iba hacia Cannes ya tenía la idea de aprovechar el momento y decirle al mundo que estamos cansados de tanta corrupción, de tanta injusticia, de tanta desigualdad, de la situación que estábamos viviendo. Entonces yo le cuento a Juan Pablo (Urrego) y se une a la idea, y después le decimos a Diana (Bustamante) porque yo no quería embarrarla. Me dijo, ‘puedes hacerlo, nadie te va a criticar’. Con Juan Pablo dijimos, ‘vamos a hablarle a Tilda’. Entonces le dijo, ‘mira, Tilda, pues estuviste en Colombia, sabes la situación, ahora estamos pasando por esto, queremos salir con la bandera que diga S.O.S, ¿te molesta que lo hagamos?’ y ella dijo, ‘¡en absoluto! Es más, ¿puedo estar con ustedes?, porque yo sé lo que están sufriendo todos los colombianos, y quiero apoyarlos’. Nos pidió permiso de una manera muy respetuosa. Ahí estuvo de pie, al lado, igual que Apichatpong. A él le dijimos ‘son solo diez segunditos’, y él dijo, ‘diez minutos si es posible, estamos ahí quietos’. Y bueno, maravilloso porque es un gesto de solidaridad con un país que necesita salir adelante.