La masculinidad como una fraternidad que excluye a mujeres y hombres que no cumplen sus roles de machos, está siendo reevaluada y desafiada por nuevos íconos del siglo XXI a través de la moda, la música, la televisión entre otros. Los medios cada vez nos están presentando hombres que lloran, hombres en la labor doméstica, hombres que usan prendas de mujeres, hombres que se preocupan por su apariencia; nos están presentando en otras palabras, y como lo gusta llamarle a la prensa, “un nuevo hombre”.
Muchos se equivocan al pensar que se nos está imponiendo una forma “correcta” de lucir como hombre. Muchos piensan que ahora el epítome de la apariencia masculina está cambiando a un hombre con rasgos mas femeninos y que usa elementos del armario de la mujer – ¿desde cuando la ropa tiene género? –. Sin embargo, lo que se está exponiendo con esta nueva corriente social son otros matices de la masculinidad que han sido marginalizados en los útlimos años. Y es que cuando se trata de la apariencia, las mujeres caminan en trajes libremente pero al minuto que un hombre lo hace en un vestido la tierra se paraliza.
Hace poco la revista GQ sacó en su portada al cantante Pharrell en un vestido amarillo de Moncler para una edición que celebra las nuevas masculinidades. Lo impactante no fue ver a Pharrell experimentando con prendas femeninas sino que una revista que perpetuó por mucho tiempo la hegemonía masculina a través del vestir y el estilo de vida como lo hace GQ, se haya volcado a hablar con un discurso más abierto sobre lo que realmente debe importarle al hombre a la hora de definirse como tal. El tema de la masculinidad no es nuevo, lo nuevo es hablar del tema, y aunque tal vez Pharrell no sea el mejor exponente de fluidez de género como si lo puede ser Nico Tortorella o Billy Porter, el objetivo es el mismo: generar conversaciones entre los hombres sobre una visión de masculinidad que no esté ligada a la dominancia, la violencia, la rudeza hacia otros y ellos mismos.
Nuestra sociedad está cambiando y así mismo lo están haciendo las narrativas tradicionales del género. Las mujeres y los movimientos en torno al feminismo han sido catalizadores de grandes cambios para nuestra sociedad como la igualdad de género pero hay que recordar que la lucha no es solo entre hombres vs. Mujeres sino tambien intra-género. Estos pequeños movimientos en torno a una masculinidad progresiva están eclosionando a nivel mundial y se suma a la lista de los movimientos que buscan la igualdad en, por ejemplo, el matrimonio, la raza, las tallas. No podemos hacernos los de la vista gorda por estar desde una posición de privilegio, por estar en una posición dónde no queremos desaprender lo que ya nos enseñaron sobre el género; no podemos perpetuar el “lo tolero pero no lo comparto” por desconocimiento y necesitamos parar de demonizar cualquier cosa que no encaja con el status-quo. La redefinición de la masculinidad, entre otras cosas, debe apuntar a que el hombre explore y muestre su versión mas auténtica libremente.