Mi padre, un superviviente del cáncer y quien aún sigue a diario con esa lucha por la vida a punta de tesón y sabiduría, me dijo una sentencia cierta sobre lo que son las adversidades en la vida. Ante mi continua y poco aportante quejadera sobre diversas situaciones, me afirmó: “Cuando el cáncer llegó a mi vida renegué y renegué sobre el por qué Dios o el destino me habían puesto en el camino de esta enfermedad. Con el paso del tiempo, y a fuerza de sufrir y aprender, entendí que no es el por qué, es el para qué mi vida enfrenta este tipo de pruebas”. Y sí, es así y el caso del arquero del Bucaramanga, Luis Delgado, es un ejemplo preciso de ello. Él ha sabido entender esto a la perfección y lo ejemplifica con humildad y resiliencia.
La carrera futbolística de este santandereano no ha sido fácil. Se hizo en el club más grande de su tierra, dio un tour por todos los equipos santandereanos como Alianza Petrolera y Real Santander, cambió de aires y de clima en el Real Cartagena, pero fue en Millonarios en donde vivió momentos de relevancia con una buena campaña hasta que de nuevo fue enviado al banco de suplentes. Pasó por Cúcuta y Tolima y de nuevo está viviendo momentos buenos con los guantes ante la buena campaña del leopardo. Delgado es un arquero serio, con buenas condiciones y rendidor, pero su carrera ha tenido altas y bajas.
Lo anterior en el plano del balón y las atajadas, porque en el plano de las pruebas de la vida, de esas que forjan más que nada e involucran el mayor temple que un humano pueda tener, Luis Delgado tiene trofeos que pocos logran.
Desde que estaba en Millonarios, a Tatiana García, su esposa, le diagnosticaron cáncer de mama. La lucha contra esta enfermedad fue dura y se dio con dignidad de parte de ella y de su guardia pretoriana encabezada por Delgado. Durante esos tiempos fue visible el empuje de este arquero por darle fuerza a su pareja. Al final, Tatiana hace poco se fue de este mundo con la tranquilidad de haberlo dado todo. Fue un ejemplo total, tanto así que ella es la inspiración de muchas mujeres fuertes que siguen dando la batalla, en modo rosa, contra el cáncer de seno. Tatiana García no perdió, ella ganó con su legado.
Y es así como la vida sigue y el duelo quedó en Luis Delgado y su hijo Matías. Y es así como había que seguir adelante, y es así como el arquero dobló sus funciones como padre y madre. Y así como hace poco recibió de su hijo la más bella de las lecciones para seguir adelante con más fuerza.
En medio del ajetreo del día a día, de cumplir con sus labores profesionales como arquero de un club de primera división, de los viajes, de las presiones, Luis y su hijo llegaron a casa a las 10 de la noche y no habían cumplido con la responsabilidad de revisar las tareas de Matías. Había cansancio, pero pudo más el sentido de la responsabilidad de ambos. Al filo de la una de la mañana, el guardameta pudo irse a la cama. Antes de posar la cabeza en la almohada encontró un papel, y en él, unas letras y un dibujo que le había hecho su hijo.
“Papá, yo sé que para ti es duro que estés sin mi mamá, pero yo siempre estaré contigo. Te Amo, Papá, tú haces muchas cosas por mí y yo por ti”.
Todo está dicho en esas letras. No hay cansancio que valga, no hay sufrimiento o obstáculo por vencer, no hay mejor incentivo para seguir adelante con la labor diaria y la responsabilidad de crecer con Matías y con la vida misma de Luis.
Al otro día el arquero búcaro se tatuó en la piel las palabras de su hijo. Era un homenaje simbólico porque ese mensaje llegó más lejos, le quedó tatuado en el alma y desde el cielo Tatiana García sonríe con orgullo.