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Higuita, The Best

Hace unos días se llevó a cabo la entrega de los premios The Best, que otorga la FIFA a lo mejor de lo mejor en cuanto a jugadores, gol, alineación ideal y directores técnicos se refiere. Como ha sido parte de su filosofía en el marco de la administración del presidente de esta entidad, Gianni Infantino, a esta ceremonia asisten como invitados especiales grandes glorias de la historia del fútbol. Ahí estuvo, en representación de Colombia, José René Higuita, y de nuevo vimos una lección de amor y humildad.

La vida de Higuita ha estado marcada por altas y bajas, más altas diría yo. Con sus errores y virtudes, el mítico arquero antioqueño, quien con su estilo logró modificar este deporte, siempre ha dado la cara ante situaciones que para bien o para mal han generado controversia. ‘El Loco’ nunca se ha escondido.

Hoy los días de este gran ídolo (así lo considera quien escribe estas letras) transcurren en el marco de la sabiduría, la sapiencia y la tranquilidad que entregan los años, los golpes de la fama y las glorias conseguidas a lo largo de su gran carrera. René es empleado de Atlético Nacional, cumple funciones como entrenador de arqueros y como imagen mundial del club. Disfruta de sus nietas, vive en Guarne con Magnolia, la mujer que siempre ha estado a su lado, y con sus hijos. René Higuita vive feliz y cumple el sueño de volver a trabajar en el club antioqueño y sentir ese olor a camerino que tanto enamora a quienes tuvieron el privilegio de ser futbolistas profesionales.

Así mismo, Higuita fue nombrado como embajador de la FIFA. Eso le representa viajar a diferentes partes del mundo como gran ídolo del fútbol colombiano y mundial para atender las citas que el fútbol dicte bajo el amparo de ese organismo.

Su gran compañero en cada uno de estos viajes es su hijo Andrés Higuita. Él, un hombre joven, graduado ya de arquitecto, es la compañía de René, es su escudero, es quien vela por que su padre esté impecable y por que todo salga bien. Lo protege con ese amor de hijo, pero al mismo tiempo lo ve también como un ídolo.

En cada uno de estos viajes asisten personajes de la talla de René e incluso más gigantes. Ronaldo, Ronaldinho, Maradona, Pelé, la lista es bella… Y ahí está Andrés, el hijo del ‘Loco’, acompañando a su padre y cumpliendo el sueño de conocer a todas esas estrellas en un ambiente más de confianza. El Instagram de Andrés (@higuitaandres) para un amante del fútbol es un motivo para relamerse los dedos a punta de fotos con figuras estratosféricas del balompié.

Y una de ellas, obviamente, es René. Y fue en el último viaje en el que, precisamente, pasó algo que dicta lo que tristemente somos como colombianos. Bien lo decía el gran Cochise: “En Colombia la gente se muere más de envidia que de cáncer”. A punta de comentarios llenos de irrespeto, de burla, sorna, envidia total y regionalismo estúpido, atacaron a René por su pinta en el marco de la gala de los premios The Best.

No lo entiendo. La verdad vi a un Higuita muy bien vestido, con un traje impecable negro y elegante ¿Su pelo? ¡Por Dios! Hay que ser muy idiota para criticar a Higuita por su pelo. Él sin su pelo no es él. Es un sello, es tan popular como las letras de Coca-Cola, como el chulo de Nike…

Lo valioso de ver a René Higuita en estos eventos es que no pierde su esencia, su nobleza, su humildad forjada en Castilla y su carisma. Es él y punto. Y a ese él –como se puede ver en los videos que comparte Andrés, su hijo– se aprecia como, por ejemplo, el belga Eden Hazard le pide una foto a René. Lo mismo hicieron tipos como Ronaldinho, Ronaldo, el francés N’Golo Kanté y la lista es larga…

Ante las burlas en redes que hicieron unos tontazos que le facturan con bobada a Higuita el hecho de ser paisa, haber jugado en Atlético Nacional o algunos errores del pasado; Andrés, su hijo, salió en su defensa. Y eso es bello, no es justo aguantar por aguantar toda la mierda que vomitan algunos en redes, porque sí. El dolor de familia es sagrado. Y es así como el hijo salió al paso y escribió con elegancia: “Bienvenidos al país en donde en vez de estar orgullosos de ver a un colombiano junto a la élite del fútbol mundial, empiezan a criticar el pelo, la pinta y cualquier cosa. La envidia no los deja vivir”.

Cuánta verdad, querido Andrés. Este país es experto en mancillar sus glorias y a sus héroes. Y cada vez vamos peor. Yo aplaudo a ese hijo que defiende la grandeza de su padre, un padre que conquistó el mundo y a quien le piden fotos en Guarne, Nueva York, Nepal o en la gala de los premios The Best junto a los más grandes. Toda una lección de humildad, compatriotas…

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