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El camino fácil

Si bien no se debe generalizar, es fácil encontrar casos cerca del entorno de cualquier persona en donde exista gente que ame el camino fácil, ya sea porque deciden tomarlo o porque, peor aún, anhelan encontrárselo a la vuelta de la esquina. Son personas que sueñan con tener una gran recompensa por dar el mínimo esfuerzo (y si no es ningún esfuerzo, mejor aún), que empiezan muchas veces por ser recursivos para luego tapar con eso su falta de esfuerzo y, lo más lamentable, la costumbre que generan para con la ignorancia y la mediocridad.

Hay quienes lo disimulan muy bien, asumiendo una faceta de arrogancia que les brinda una falsa seguridad y quieren hacerse los fuertes ante quienes creen débiles, y los amables y serviles ante quienes sienten superiores a ellos; pero mantener esa doble cara no lleva a nada diferente que a desdibujar lo que realmente puede llegar a ser esa persona y, peor aún, a desperdiciar los verdaderos talentos y virtudes que tenga.

Quienes buscan (optan o siguen) el camino fácil, siempre estarán dependiendo de los demás, de sus opiniones, de lo que hagan por ellos o de qué tanto les permitan avanzar; será más el tiempo que pasarán esperando al que invertirán actuando, y deberán conformarse con pequeñas victorias, porque nunca tendrán los cojones para arriesgarse a buscar grandes transformaciones que les permitan disfrutar de aquello a lo que estaban destinados a ser.

Si eres de los que cuando quiere investigar sobre algún tema recurre a Wikipedia como fuente de información principal, tomas como cierta y absoluta la primera respuesta que Google te da o te formas una opinión que defiendes a capa y espada con tan solo leer un titular sin preguntarte o mirar un poquito más allá, te has entregado al camino fácil de las cosas o estás en proceso.

Y tal vez sea esa la palabra clave de todo: “proceso”, todo tiene un tiempo, un lugar y un desarrollo, nada es instantáneo, todo necesita un poco más de tiempo del que desearíamos, pero ese tiempo, si lo usamos de manera inteligente, puede permitirnos profundizar un poco más sobre aquella situación que tenemos frente a nosotros, o prepararnos de una mejor manera para que cuando tengamos el resultado que esperamos podamos sacarle el máximo provecho.

Entender que todo tiene un proceso puede ayudarnos a aclarar nuestra mente y sacarnos la idea de que las cosas deben ser instantáneas o caen del cielo, a entender que los días grises son tan importantes como los de sol, que las grandes victorias se hacen aun mayores cuando hemos vencido las dificultades y entendemos que tenemos que tragarnos nuestro ego –y también algunas otras cosas que no nos gustan–; es parte de ese proceso.

Seguir el camino fácil tan solo arraiga los miedos y la mediocridad, arriesgarnos a descubrir lo que somos capaces y lo grandes que podemos llegar a ser es lo que realmente puede dar sentido y propósito a nuestra vida, y es cierto, no es fácil, cómodo ni tampoco rápido, pero sí está lleno de emoción, aprendizaje, crecimiento y satisfacción.

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