Nadie en Colombia imaginaba el escenario que hoy nuestra selección está viviendo. Ni el más pesimista de los colombianos hubiera apostado a una derrota del jueves ante Paraguay.
Y justamente ahí radica en mi opinión la razón fundamental de la derrota. En el factor mental. Históricamente nuestra selección se ha caracterizado por eso. Se relaja en la victoria y da lo mejor de sí en las situaciones adversas.
Desde el famoso 4-4 contra la Unión Soviética en el Mundial de 1962. Las personas de mi generación crecimos en los años 80’s con el mito del 4-4 donde Colombia había remontado un marcador 4-1 y –sobre todo- el histórico gol olímpico de Marcos Coll. Nuestros papás siempre hablaban de eso. Era la “gran victoria” histórica de la Selección Colombia. Hasta que llegó el empate 1-1 contra Alemania en 1990. Antes del partido se hablaba de la goleada que “nos iban a meter” los alemanes. Freddy Rincón aún es recordado por ese mítico gol en el último minuto. Eso era Colombia, futbolísticamente un “equipo de imposibles”.
Luego vino –en 1993- el 5-0 contra Argentina en Buenos Aires. La misma historia. Antes del partido nadie “daba un peso” por los nuestros. Y vino lo “apoteósico”. Histórico y representativo de una manera de pensar, de sentir, de ser. Así es el pueblo colombiano. El famoso japonés que vive en Ciudad Bolívar, Yokoi Kenji, un enamorado y conocer como nadie de la cultura colombiana lo dice en sus conferencias: “la mejor manera de hacer que un colombiano haga algo es retarlo y minimizarlo diciéndole que no es capaz de hacerlo”. Esa es nuestra idiosincrasia.
De igual manera ha sucedido siempre en la situación contraria. Cuando “levitamos” sobre las dulces mieles de la victoria viene la caída, el tropezón, la derrota. El ejemplo más representativo fue la participación en el Mundial de USA 94. Hasta Pelé nos daba como favoritos. La prensa internacional e incluso los mismos jugadores rivales hicieron creer a los nuestros que eran los mejores. La estruendosa caída de nuestra selección aún es recordada con dolor.
Del partido de ayer podemos decir muchas cosas obvias como: “Ospina fue el gran culpable”, “James jugó horrible”, “Pékerman debió cerrar el partido faltando 8 minutos”, “Pékerman se equivocó en el planteamiento”, etc… Todo eso es verdad.
Sin embargo, en mi opinión Colombia sigue siendo víctima de una manera de pensar que no representa la de un equipo con jerarquía, no sabe aceptar y refrendar un favoritismo con resultados positivos. Para lograr una victoria necesitamos estar perdiendo, estar por debajo, tener todas las circunstancias en contra. Ahí, con total naturalidad y convicción, el colombiano saca lo mejor de sí, da lo “inesperado”. Logra el triunfo.
Siempre ha sido así y no creo que ante Perú sea la excepción. Estoy convencido que entre más colombianos decepcionados haya y más bajo el favoritismo sea, más cerca estaremos de la victoria. Todos sabemos que futbolísticamente los nuestros son capaces de lograr eso y mucho más. Ya lo hicieron contra la súper poderosa selección chilena en Santiago hace un par de meses.
Hoy en Colombia hay decepción, pesimismo, desilusión. Es el escenario perfecto para lograr el próximo martes la clasificación a Rusia 2018.
¿Ustedes qué opinan?
Agradezco sus comentarios en este espacio así como en @PanzaVidela