El Gobierno y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) entregaron la primera obra de un plan de «reconstrucción rural» que hace parte de las iniciativas de paz.
Se trata de un puente del programa «Manos a la obra por la paz», construido en Pueblo Bello, un caserío del municipio de Turbo (Antioquia), donde un grupo de paramilitares perpetró en 1991 una masacre en la que fueron asesinadas 43 personas.
Sin el puente, que se había caído en junio de 1996 a causa de una avalancha, la población, en su mayoría campesina, tenía que pasar el río Mulatos caminando y llevando de cabestro a los burros en los que transportan sus productos, principalmente plátanos, el principal producto de esa región
«Este es un puente que permite conectar a la comunidad con su territorio, reducir brechas, sacar productos y le permite ir a los niños a la escuela», dijo el director del PNUD en Colombia, Arnaud Peral.
En la construcción de está obra de 50 metros de largo y dos de ancho participaron más de 100 lugareños como voluntarios.
«Con pequeñas obras nosotros podemos hacer felices a muchas familias, aunque para muchos sea un esfuerzo pequeño, esto significa muchísimo para todos nosotros», dijo Yesenia Luna, habitante de Pueblo Bello, durante la inauguración del puente.
Esta obra es la primera de las 45 que harán el Gobierno y el PNUD este año en zonas rurales del país y que beneficiarán a más de 1.200 familias afectadas por el conflicto armado.
«Nosotros definimos con las comunidades qué tipo de obras tendrían más sentido para determinar una dinámica de reconciliación, de integración, de cohesión social y de desarrollo económico. Puede ser un puente, una vía terciaria o un puente de acopio», agregó Peral.
Entre tanto, el alto comisionado para el Posconflicto, Rafael Pardo, manifestó que el propósito es tener mil proyectos bajo este modelo pero que, a diferencia de la iniciativa en Turbo, tenga mano de obra remunerada.
«Estas son pequeñas obras que permiten solucionar algunos problemas que no son grandes, como los que tienen las ciudades, pero que para una vereda puede ser definitivo para vincular a la producción a una zona o para resolver un tema de movilidad, entre otros», afirmó.
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