El secretario general de la Unasur y expresidente colombiano, Ernesto Samper, cree que uno de los principales aciertos de los diálogos de paz de su país ha sido colocar a las víctimas en el centro de las conversaciones, lo que ha dado «entidad ética» al proceso.
«El referente de este proceso de paz no son los victimarios sino las víctimas (…). Es un proceso que gira alrededor de los siete millones de colombianos que han sido víctimas de la violencia. Eso le ha dado una gran entidad ética al proceso», afirmó Samper en entrevista con Efe en La Habana, donde se encuentra de visita oficial.
Samper, destacó que este proceso ha llegado «hasta donde nunca había llegado ningún otro intento de hacer la paz» gracias también a factores como el convencimiento de las FARC de que la vía de la lucha armada está agotada, a la «buena agenda» que ha regido los diálogos y al «propósito de enmienda y voluntad política» para acabar con el conflicto.
Considera que quizá ha faltado un «poco más de conexión con la sociedad civil» ya que aún «hay muchos colombianos que no sienten que este proceso tenga nada ver con ellos», por lo que a su juicio será necesario «desarrollar una fuerte pedagogía para que la gente entienda cuáles son los beneficios de la paz».
De cara al posconflicto en Colombia, Ernesto Samper opina que el desafío será en primer lugar la reconstrucción del tejido social, con el foco puesto en las víctimas, y también del económico, ya que «en el país hay zonas totalmente abandonadas y hay que invertir en infraestructura, en proyectos productivos y en emprendimientos».
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«Y en tercer lugar hay que reconstruir el tejido institucional. La violencia floreció en muchas partes de Colombia, entre otras cosas, porque no hay Estado. Si queremos que no vuelva a surgir la violencia y se consolide la paz tenemos que asegurar la presencia del Estado, que no es solo presencia militar o disuasiva, sino también social que es la persuasiva. Ahí es donde tenemos el gran desafío», indicó.
Preguntado si ve viable la fecha del 23 de marzo como plazo tope para la firma de la paz entre el Gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Samper reiteró que no está de acuerdo con poner plazos a procesos tan delicados.
«Lo importante es que las cosas se cocinen bien y para eso no hay que ponerles fecha, hora o dar ultimátum, sino que hay que mantener la confianza y la voluntad. Esa confianza y voluntad se han logrado crear. Si no se da la fecha del 23 de marzo no va a ser el fin del mundo (…) A todos nos interesa la paz y después de cincuenta años (de guerra), dos o tres meses o medio año más parece que ni le quita ni le pone», sostuvo.
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