El pasado 13 de julio, en una calle del centro de Palmira (Valle del Cauca), el anestesiólogo Óscar Guillermo Gutiérrez fue asesinado a tiros mientras conducía su carro.
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Seis días después, las investigaciones adelantadas por las autoridades sobre los posibles móviles del crimen descartan que se hubiera tratado de un robo y consideran otras circunstancias.
Entre ellas está un asunto pasional, pues se sabe que Gutiérrez, de 32 años, estaba en proceso de divorcio de su esposa. Ambos se habían casado el año pasado y convivían en España, país al que el médico se había mudado hacía cinco años.
Otra de las hipótesis son una venganza personal o una deuda económica. No obstante, sus familiares aseguraron no tener conocimiento de amenazas en su contra.
«Con los elementos de juicio que hay, con lo que haya quedado en cámaras y las fuentes que se están manejando, muy pronto se darán los resultados que permitan capturar a quienes hicieron el hecho», dijo el secretario de Seguridad de Palmira, Carlos Zapata.
Los allegados de Gutiérrez lo recuerdan como una persona solidaria. «Era un médico que no solo tenía ciencia, sino también corazón», expresó el párroco de la catedral de Palmira, padre Bernardo Escobar.
Por lo pronto, la Alcaldía de Palmira ofreció una recompensa de hasta $10 millones para quien dé información sobre los autores intelectuales o materiales del homicidio.
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