Con la excusa de que aún no habían logrado reunir el dinero para el entierro, los familiares del difunto José Orlando Guerra le pidieron a la funeraria que lo recogiera de nuevo, luego de cuatro días de velación en casa, y lo embalsamara para que pudiera durar unos días más mientras ellos terminaban de hacer la colecta.
Sin embargo, dos días después y con un millón de pesos adeudados a la empresa que estaba prestando los servicios fúnebres, la familia optó por desocupar la casa que habitaba en el barrio Potrero Grande y dejar al muerto sin nadie que se hiciera cargo de darle el último adiós.
El plan que adquirió la familia fue el de $1 200 000, el más económico, pero hizo un primer abono de $200 000 y no ha pagado el resto.
«Recogimos el cuerpo, lo trajimos a la funeraria, lo embalsamamos y quedamos a la espera de que la familia nos llamara para volver a llevárselo a la casa. Nos faltó malicia indígena porque cuando fuimos a recogerlo, ellos nos dijeron que nos lleváramos los candelabros y eso es muy raro porque si o iban a seguir velando, para qué nos devolvían eso», dijo uno de los funerarios.
Le puede interesar: El costo de morirse en Cali
Ahora nadie responde por el cadáver de José, quien murió de forma natural el pasado 1 de agosto a sus 46 años, y hacen falta $550 000 para enterrarlo en el cementerio más económico de la ciudad. «Ya hemos llorado mucho a este muerto. Nos da mucho pesar que la familia lo haya dejado abandonado y por eso buscamos ayuda para enterrarlo», puntualizó el trabajador.