Sitúese en sus ocho años. ¿Qué estaba haciendo a esa edad? Quizás lo habían inscrito en el curso previo a la Primera Comunión, o andaba por ahí jugando al escondite en las calles del barrio; tal vez ya le estaban enseñando las tablas de multiplicar en la escuela y le tocaba llevar una maleta pesada, pesadísima, con todos los libros, cuadernos, carpetas y lápices. Laura Díaz y Lucas Bravo, por ejemplo, terminaban la primaria en un reconocido colegio de la ciudad y se empezaban a fascinar con deportes como la equitación, el fútbol, el tenis y el golf. Pero en otras partes de Cali, muchos niños distintos a ellos y quizás a usted no tenían ni siquiera un cuaderno en dónde apuntar las lecciones que aprendían en la escuela. Eso aún sucede.
Movidos siempre por las causas sociales, estos dos jóvenes estudiantes de Administración de Empresas –ahora de 22 y 23 años respectivamente, – decidieron darle vida a Educambio, un proyecto con cuatro frentes de acción con el que prometen firmemente que la educación es la herramienta más importante para el cambio social. Por eso es que los últimos dos meses, tras recoger experiencias en otros países y descubrir una realidad que les fue ajena en su infancia, se la han pasado recolectando cuadernos usados a los que les arrancan las hojas limpias para crear nuevos cuadernos que terminan en manos de niños de escasos recursos en Cali.
¿Cómo reunir una cantidad de papel que hiciera que el proyecto fuera impactante? El primer voluntario fue un colegio en Ciénaga de Oro, municipio de la costa Caribe, que se enteró de la iniciativa a través de las redes sociales e impulsó una campaña entre sus estudiantes para recolectar cuadernos usados. En total, a manos de Laura y Lucas llegaron 1500 cuadernos, algunos totalmente llenos y otros con varias hojas limpias.
“Ahí nos dimos cuenta de que teníamos que hacer algo con todo ese papel que no nos servía, entonces contactamos a una familia de recicladores que trabaja en la comuna para venderle este reciclaje a un precio muy económico, con el fin de que puedan obtener ganancias cuando lo vendan de nuevo a las bodegas”, asegura Laura.
Empezó entonces a formarse una segunda parte del proyecto: aparte de los ‘cuadernos de cambio’, los jóvenes estaban incursionando con el ‘reciclaje de cambio’. Luego, durante la recolección de material, empezaron a recibir vasta cantidad de libros de todo tipo que a las personas les estorbaban en sus casas, con lo que les nació la idea de clasificarlos para crear una ‘biblioteca de cambio’ que prontamente les donarán a los niños que viven cerca al Jarillón del río Cauca y para quienes un libro, muchas veces, es algo casi desconocido.
Para complementar su robusta propuesta incluyeron los ‘talleres de cambio’, jornadas formativas a cargo de voluntarios que buscan despertar la conciencia sobre la importancia de la educación y del cuidado del medio ambiente. El más próximo, por ejemplo, será un taller de alimentación saludable dirigido a los padres de los jóvenes pertenecientes a la Fundación Club Campestre.
El garaje de la casa de Laura se ha convertido en el ‘centro de acopio’ de todo el material que reciben. Libros por todas partes, cuadernos Educambio, hojas empaquetadas en bolsitas para mandarlas a encuadernar, carpetas, carátulas, adhesivos, reglas, más hojas, más cuadernos, más libros clasificados por temáticas, afiches publicitarios, cajas, otras cajas y una casita de madera que han llevado a distintos puntos de la ciudad para que la gente deposite sus aportes hacen parte del mobiliario de la ‘oficina’.
En dos meses de arduo trabajo han logrado fabricar cerca de 800 cuadernos, 460 de los cuales ya han tenido un feliz fin en manos de niños de sectores vulnerables de Cali. Colegios como el Bolívar, Liceo Benalcázar y Lacordaire adhirieron a la propuesta para recolectar, entre sus alumnos, los cuadernos usados y hojas limpias que muy seguramente iban a terminar en el tarro de la basura, o engrosando las pilas de textos que se acumulan al final de cada año lectivo.
Esta semana, los líderes de Educambio tuvieron un encuentro con Asodisvalle, la asociación de discapacitados que preside Jeison Aristizabal, para que a principios del próximo año todos sus integrantes puedan tener cuadernos reciclados y sus familias no tengan que sentirse en apuros al momento de comprar los útiles escolares.
“Son aproximadamente 2100 cuadernos para 800 niños. Dependiendo de la etapa congnitiva, algunos necesitan hasta cinco cuadernos mientras que otros solo utilizan uno. Este es un proyecto bien grande al que le estamos apostando”, cuenta Lucas.
Y como en el camino recorrido se han dado cuenta de que un emprendimiento como este requiere constantes inversiones -deben asumir los costos de la perforación y la encuadernación de las hojas-, ambos jóvenes tuvieron la idea de reunir a cuatro artistas caleños para que donaran diseños que estarán plasmados en cuadernos de una y cinco materias, disponibles para la venta. Quienes los compren, además de llevarse una pieza de arte casi única y alusiva a Cali, tendrán la satisfacción de haber ayudado a darle continuidad a un bello proyecto.
“Es increíble ver la emoción de un niño cuando recibe un cuaderno argollado. Con muy poco hemos logrado hacer mucho, es la capacidad de creación que tenemos cuando nos proponemos las cosas. Ahora queremos que el proyecto se replique en otras ciudades para impactar a más gente. Nuestro sueño es que para los niños sea más fácil coger un cuaderno de Educambio, un lápiz o un libro, que un cuchillo o un arma”, puntualiza Lucas.
Si quiere donar cuadernos, papel, libros, talleres o desea vincularse al proyecto de otras maneras, puede comunicarse a los teléfonos 3176363167 o 3167439714.