Hace pocos días, José Guerrero decidió separarse de la que fue su fiel compañera durante 15 años: una boa constrictor de un metro y medio de longitud. Aprovechó una jornada que hizo el Dagma en su comuna para entregar al animal con el ánimo de que tuviera una mejor calidad de vida tras ser regresada a su hábitat natural, que definitivamente no era una edificación de cemento.
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Culebras, loros, tortugas, micos, zarigüeyas, tigrillos, ocelotes y perros de monte hacen parte de los animales silvestres que, a diario, miembros del Dagma rescatan, decomisan y reciben para iniciar con ellos un proceso de rehabilitación que les permita recuperar su vida en libertad. Tan solo este año, unos 500 ejemplares han llegado al centro de rehabilitación luego de haber vivido en situaciones no aptas para su especie.
“Hay gente que quiere tener una mascota y se compra un ave… Realmente no es una mascota que exprese afecto y se les hace daño al tenerlas en cautiverio. Por ejemplo las loras: todo el día se tienen que quedar paradas cuando son animales que normalmente vuelan largas distancias para buscar alimento y repartir las semillas, entonces cuando la gente las compra en el mercado está impidiendo que lleven a cabo su función biológica”, asegura Andrés Posada, líder del grupo de Flora y Fauna del Dagma.
Se trata entonces de un asunto de educación. Aún hay personas que no saben que tener animales como tortugas, loros, iguanas y reptiles es ilegal y, además de la sanción que pueda generar, no representa el bienestar para estas especies que a veces creen proteger teniéndolas como mascotas.
Lo peor del asunto, añade Andrés, es cuando el animal que en sus primeros años de vida en cautiverio parecía tan tierno, crece y desarrolla su instinto: “Hay animales que de cachorros son sumisos, pero por naturaleza tienden a volverse dominantes y ahí es cuando pueden atacar a los dueños. En ese momento la gente se asusta y dice que no entiende por qué se transformó si antes era tan dulce… Muchos de esos animales, sobre todo los mamíferos, ya no pueden aprender a cazar y se les hace difícil regresar a la vida silvestre”.
El pasado 4 de julio se liberó un gavilán que días antes se había enredado en una cuerda de cometa en un colegio de Cali. Su rescate se hizo con el apoyo de los Bomberos. En esta fecha se celebra el Día Internacional de la Fauna Silvestre.
Un problema de salud
Otro de los problemas que genera tener fauna silvestre en espacios domésticos está relacionado con las enfermedades que se pueden transmitir. Las aves, por ejemplo, poseen bacterias en sus heces. En el caso de las tortugas, pueden propagar infecciones que desarrollan distintas patologías.
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Estos riesgos no se pueden mitigar debido a que no existen vacunas diseñadas para la fauna silvestre, distinto a lo que sí ocurre con los perros y gatos. La prevención es otro de los temas fundamentales que los miembros del Dagma comparten con los ciudadanos en sus jornadas educativas sobre la fauna, pues muchos no dimensionan que la tenencia de una especie tan aparentemente inofensiva pueda desencadenar riesgos para la salud.
Las sanciones
Con el nuevo Código de Policía se establecieron sanciones para los comportamientos que afecten las especies de fauna y flora silvestre. Uno de ellos es poseer especies vivas o muertas sin la respectiva autorización de la autoridad ambiental, lo que genera una amonestación de carácter pedagógico y el decomiso del animal.
Esta medida ha sido útil para que varios dueños entreguen voluntariamente los animales que saben que no pueden vivir en casa, como sucedió con el señor José Guerrero. “La verdad es que los decomisos que hacemos son muy pocos. La mayoría de animales nos llega porque la gente los entrega o porque la Policía Ambiental los rescata, muy pocos provienen de los operativos que realizamos”, añade Andrés.
No obstante, el tema de protección de la fauna silvestre está apoyado por mínimo dos operativos mensuales en las vías de ingreso a la ciudad, además de la Terminal de Transporte y las tiendas de venta de animales, donde se hacen minuciosas revisiones para asegurar que no se esté transportando ni comercializando ningún tipo de animal que no tenga permiso.
El caso más llamativo podría estar protagonizado por una boa constrictor de 2,5 metros que hace un tiempo sus mismos dueños llevaron al hogar de paso y aún se encuentra en labores de recuperación. Un animal de tal tamaño podría considerarse peligroso para niños pequeños, a quienes está en capacidad de engullir.
“Cuando alguien nos reporta un caso de tenencia de fauna silvestre por alguno de sus vecinos, nosotros vamos y hablamos con ellos para conseguir una entrega voluntaria, que es lo que sucede la mayoría de las veces. Si se niegan a entregar el animal, hacemos otra visita ya con la Policía para decomisarlo e impartir las sanciones correspondientes”, cuenta Andrés.
Si conoce algún caso de tenencia de fauna silvestre o quiere hacer una entrega voluntaria, puede comunicarse al teléfono 6530869.
Paraíso al aire libre
Sorprende que exista gente que prefiera tener un ave encerrada, mientras puede ver cientos de estas volando cada día por el cielo caleño; que opte por vivir con una tortuga en la sala, cuando le es posible disfrutar de ellas en centros campestres; que crea que comprar un tigrillo es la mejor opción de mascota, mientras en los hogares de adopción hay miles de gatitos esperando ser adoptados.
Tan solo en el Valle del Cauca habitan 900 de las 1815 especies de aves registradas en Colombia. El Parque Nacional Natural Farallones de Cali conserva 300 de ellas. “La invitación para toda la gente es que disfrute de la fauna silvestre en su medio, no encerrada y sufriendo. Si quieren una mascota, que consigan un perro o un gato porque son animales que se encariñan con los humanos, lo que definitivamente no va a pasar con la fauna silvestre y esta, en cambio, puede llegar a causar muchos problemas”, puntualiza Andrés.