Si bien la escena drag en Bogotá comenzó en los años 80 y 90 con escenarios como La Pantera Roja, lo drag era restringido a la escena underground. Incluso ridiculizado en variopintas producciones, siendo la más famosa la de Armando Mendoza, interpretado por Jorge Enrique Abello en “Betty la fea”, donde representa al drag de una forma negativa y de paso, donde evidenciaba la homofobia y el abuso policial imperante. El nuevo “boom” de la escena drag en Bogotá
Pero los tiempos cambiaron. Las sucedáneas generaciones pudieron disfrutar de VH1 y acceder a otras referencias estéticas desde las redes sociales. Y por supuesto, Rupaul’s Drag Race marcó un hito al visibilizar a una comunidad que si bien ya había conquistado algunos espacios, lo hacía desde ese imaginario extravagante.
Rupaul hizo pop lo drag. Y poco a poco, en Colombia, se comenzó a mirar este arte desde otro ángulo.
“En Bogotá lo drag comenzó desde 1995 en espacios de homosocialización, pero las drags no eran protagonistas. Ya desde 2017, con espacios como el de Oh my Drag!, se logró visibilizar un arte marginado y logró, a través de las fiestas, un agenciamiento político muy importante y también llevar lo drag más allá de las fiestas y ponerlo en espacios académicos con iniciativas como Oh my University. También han consolidado un espacio muy fuerte para la escena local”, explica a PUBLIMETRO Óscar Zambrano, gestor cultural e investigador en Estudios Artísticos y Drag.
“Justamente con programas como el de Rupaul se da el escenario para que se creen otros espacios y de esta manera se vea diferente. Ahora bien, en Bogotá lo drag está en diálogo constante con las colectividades Lgbti para dignificarlo. Asimismo, si bien en las fiestas es en donde se ha visibilizado en gran medida, también lo ha sido en otros espacios como en La Noche y las Luciérnagas de la Facultad de Artes ASAB, un encuentro drag que se realiza desde 2017 y cuenta con una exposición fotográfica y un espacio académico, en el que han participado Oh my Drag! y colectivos drag reconocidos de varias ciudades del país. De la misma forma, se están replicando fiestas en nuevas ciudades donde se han estado haciendo cosas significativas. Así se le está dando otra visión”, añade. El nuevo “boom” de la escena drag en Bogotá
Ha sido difícil. Y eso, a pesar de que se han creado colectivos populares, sobre todo en redes sociales, como Las Tupamaras o Mis Amigas Drag, por ejemplo (que incluso fueron a B Capital 2017), hay escenarios todavía bastante underground donde la cultura drag se manifiesta.
Y es que no es fácil en un país con un heteropatriarcado tan fuerte. Por eso, para Zambrano, los desafíos de la cultura drag en Colombia son iguales a los del resto del colectivo Lgbti: racismo, clasismo, homofobia, lesbofobia, transfobia, misoginia, entre otros. “Las drags son ahora quienes tienen también todo un agenciamiento político para subvertir imaginarios en torno a lo Lgbti y frente a estereotipos de lo que somos”, reflexiona.
Siendo drag antes del drag actual
Sebastián Silva tiene 28 años, pero es conocido en el mundo drag como Ukumari Kamikazy, quien es el fundador de la casa Haus of Animalz. Él no quería un nombre genérico (“no quería que alguien me gritara Lola en una discoteca y voltearan a ver 7 drags”, explica). Por eso quería otro significado, como el que usa en su mismo performance.
“En Estados Unidos, en un ejercicio, mi espíritu animal era el oso, un animal único entre 50 y 60 personas. Y sus características eran que le temían de fuera, pero dentro es dulce”. Encontró su significado en quechua y transformó su nombre para crear un personaje que rompe los cánones del drag mismo y las concepciones de género, ya que su personaje tiene barba, curvas pronunciadas y también tiene una estética muy urbana y ecléctica.
“Pensé en que había un lugar para ser libre fuera de Popayán, e incluso fuera de Colombia. Pero cuando me dijeron que por qué no me iba a un país donde este arte fuera más respetado y libre, me negué, porque siento que acá puedo aportar con mi grano de arena” Ukumari
Al crecer en un ambiente tan conservador como Popayán, salió del clóset a los 14 años, luego de sufrir un bullying constante que incluso se ha trasladado a su vida adulta en aspectos como lo laboral, al ser despedido de un trabajo por revelar su orientación sexual.
Uku (así se llama en la escena) nunca se sintió completamente “masculino” ni “femenino”. Y así se halló dentro del drag. “El género es algo construido. Cuando me critican por hacer drag con barba, pregunto: ¿hay un manual para ser drag? ¿Dónde está? Acá muestro también los cánones de género que incluso lastiman a las mujeres, porque ¿cuál es la razón para que una mujer no tenga vello corporal?”, cuestiona Sebastián, que nació como drag en 2015 y al estilo de las geishas japonesas tiene dos “hijas” a las que les ha enseñado este arte.
Ahora bien, como ha sucedido con miles de personas Lgbti en Colombia, a Uku también le tocó vivir todo un proceso de aceptación con su familia. Incluso al estos enterarse de su diagnóstico de VIH, del que habla abiertamente. Pero ambos terminaron apoyándolo, alivianando así una carga social que se deriva de lo difícil que es vivir de un arte y más en su contexto. “Yo pongo en balanza si el placer que siento siendo drag pesa menos que el ser Sebastián”, reflexiona.
Tuvo su primera epifanía en Estados Unidos al ver a un joven en tacones y de negro. “Pensé en que había un lugar para ser libre fuera de Popayán, e incluso fuera de Colombia. Pero cuando me dijeron que por qué no me iba a un país donde este arte fuera más respetado y libre, me negué, porque siento que acá puedo aportar con mi grano de arena”, expresó. “Y no hacemos esto para lucrarnos, sino para generar el precedente y la cultura drag, porque hay mucho talento, pero hay que visibilizarlo y en esto Oh my Drag!, por ejemplo, ha visibilizado la cultura y ellos han hecho bastante por catapultar el talento que hay acá”, expresa.
“La cultura drag moría poco a poco a pesar de nuestros colectivos. Oh my Drag! la revivió, nos ayudó a conocernos, para compartir y entendermos. Gracias a ellos muchas drags nacieron . Me dio la oportunidad de entenderme. Soy de género fluido, no binario y no espero cambiar el mundo, pero si le llego a uno, es suficiente. Y ahora estoy en el proceso de construir mi cuerpo para poderlo deconstruir. La drag es una exploración completa de la identidad del género”.
Uku será telonera el día de mañana en el show de Adore Delano en la doceava fiesta de Oh my Drag!, que junto a otros colectivos nacionales han consolidado poco a poco la escena nacional y la han mostrado como un arte en el que no hay categorías, ni reglas.
Para conseguir las boletas para el show de Adore Delano de este 14 de septiembre siga a Oh my Drag! en sus redes sociales:
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