La Laguna Encantada, que se ganó ese título porque aparece y desaparece con los intempestivos cambios de clima, se encuentra rodeada por un semidesierto de bosque enano, del que aún no se dimensiona su riqueza natural. Este paisaje no se describe en las hojas de un cuento o una novela de ficción. Este espectáculo hace parte de la riqueza natural de la capital.
Se trata del Parque Ecológico Cerro Seco, ubicado en límites de la localidad de Ciudad Bolívar y el municipio de Soacha (Cundinamarca). Durante décadas ha sido escenario de paseos de olla, caminatas y recreación de la comunidad, que sin titubeos lo nombró así para empezar a materializar el sueño de convertir la zona en reserva natural.
Acompañada de Jeremy Audrey León, estudiante de geografía de la Universidad Nacional y miembro del Grupo de Investigación Geoambiental Terrae; y Julián Arana, consejero local de ambiente de Ciudad Bolívar y miembro de la red Amigos por Cerro Seco; recorrí el lugar. Arrancamos la caminata desde el sector de Arborizadora Alta, que es uno de los puntos más comunes para llegar al paraíso terrenal. Desde allí hay que atravesar unas escaleras tan empinadas, que al principio no permiten divisar el final. Al cabo de unos 15 minutos, a un buen paso, logramos culminar el último escalón y, en ese punto, el gris del cemento se empieza a difuminar. Continuando el empinado camino aparece un letrero que da la bienvenida a Cerro Seco. “A través del viento se escucha la memoria de la montaña”, señala la inscripción que se abre paso entre el paisaje.
Adentrándonos en el enclave de bosque empezamos a escuchar el canto de dos especies de aves (Cantor Sabanero y la Alondra Cornuda) que se encuentran en peligro de extinción. Al paso, se aprecia un espectáculo de color entre el pasto, pues las flores -en su mayoría amarillas- reflejan esa tonalidad en el horizonte. Es sublime.
Su riqueza
Durante el recorrido, Julián y Jeremy explican que en tiempos de cambio climático es indispensable preservar el área, porque aunque el ecosistema subxerofítico es semiseco, subterráneamente tiene gran cantidad de agua. Es una zona de recarga de acuíferos.
Además de ello, resaltan que tiene una gran cantidad de endemismos, es decir, especies que solo se encuentran en ese lugar; sumado a esto, hay especies en vía de extinción que se encuentran en inminente riesgo por la pérdida y modificación del espacio que ha sido golpeado durante años por la minería y expansión urbana.
Años atrás la zona estuvo protegida. Sin embargo, ambos resaltan que actualmente “se propone como área compatible con expansión urbana, según el decreto 190 de 2004; y las áreas compatibles con minería se cobijan tras la resolución 2001 de 2016”.
Según sus investigaciones, el ecosistema subxerofítico de Cerro Seco podría comprender entre 365 y 500 hectáreas. De ese terreno, diez hectáreas, aproximadamente, se encuentran administradas por el Distrito, en el parque Metropolitano Arborizadora Alta. “Es un pequeño bosquecito de acacias, que son especies introducidas. Es decir, son especies foráneas que llegan a quitar espacios de especies nativas”, resalta Jeremy, quien desde hace dos años realiza una investigación en la zona con David Caballero, compañero de Biología de la Universidad Nacional, en dirección del profesor Diego Giraldo Cañas, del Herbario Nacional Colombiano y la Universidad Nacional de Colombia.
“La investigación se hace independiente, para proponer la importancia del parque, porque en 2013 la Secretaría de Ambiente hizo una visita y dijo que el parque es de importancia para la ciudad. Se propuso una medida cautelar, que aconsejó hacer estudios de investigación que demuestren en qué estado se encuentra el ecosistema. En 2017, con la actual Alcaldía, se hizo otra visita en la qué dijeron que eso no es ecosistema subxerofítico, sino que solamente predominan tres especies (pasto, trébol y diente de león). Por su puesto es muy mediocre”, agrega el estudiante.
Hasta el momento, el trabajo ha arrojado que “su diversidad florística se reparte en páramo seco, arbustales xerófilos y pastizales xerófilos, además de las diminutas plantas que conforman coloridas alfombras y almohadillas propias de subxerofitia andina, con más de 180 especies que garantizan el refugio de fauna endémica y categorizada en peligro de extinción, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (Uicn). También está la Alondra Cornuda (Eremophila alpestris), además de una consolidada población de aves que coexiste con la Alondra, entre las que se encuentran el Cantor Sabanero o Chirlobirlo (Sturnella magna) y el Canario Sabanero (Sicalis luteola)”.
Con respecto a su flora, han encontrado que “es importante el maguey endémico del altiplano Cundiboyacense (Agave Cundinamarcensis), recientemente catalogado en peligro de extinción por Diego Giraldo Cañas, del Herbario Nacional Colombiano y la Universidad Nacional de Colombia. También cuenta con dos especies de cactus endémicas que han desaparecido aceleradamente, como son el Tuno (Opuntia Schumannii) y el cactus semisubterráneo que Thomas Van der Hammen reportó años atrás en Mondoñedo, conocido como ‘piñita ‘(Wigginsia Voerweckiana) , del que rara vez se ve un ejemplar. Adicionalmente, se han encontrado 14 especies de orquídeas”.
Además de ser un corredor biológico, han determinado que es un corredor ancestral, ya que por allí se encuentran pictografías que, posiblemente, demuestran que Cerro Seco fue un paso de los Muiscas.
Aún falta mucho por encontrar e investigar. Hasta el momento, los costos han salido de sus propios bolsillos. Quienes se quieran sumar, pueden hacerlo ingresando AQUÍ.
Tierra de todos y de nadie
La comunidad, que ha defendido durante años el espacio, se encuentra definiendo una estrategia para blindarlo de los factores que lo tienen en riesgo.
“Queremos, dentro de la estrategia jurídica que hemos adelantado, tener unos hallazgos de tipo técnico que nos permitan demostrarle a un juez que hay un ecosistema con valores y servicios ambientales que no está suficientemente estudiado y, por lo tanto, cualquier intervención que se haga y lo deteriore será irreversible. Lo que queremos es levantar unas medidas cautelares de urgencia que obliguen a las autoridades ambientales y administrativas a realizar unos estudios lo suficientemente profundos para definir las características del ecosistema”, declaró Julián Arana, tras advertir que en la zona se proyecta una intervención urbanística, planteada en el Plan Parcial Azoteas.
Este plan quedaría blindado con el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) que actualmente propone la Administración Distrital: “ahora el área está comprendida como una zona de expansión. Lo que haría el POT que se está tramitando es que se incluya como proyecto urbanístico el plan parcial Azoteas. Eso sería muchísimo más desastroso y perverso para el ecosistema”, agregó el consejero local de ambiente la localidad.
Además de los planes ‘de expansión urbana’ y de las canteras de mina, hay un enorme lío con estos terrenos, ya que se encuentran en litigio por tres privados: una familia que tradicionalmente ha hecho presencia en la localidad, una empresa privada y un tercero que solo se comunica a través de su abogada. En tanto no se resuelvan estos dilemas, el Parque Ecológico Cerro Seco continuará en el sueño de los habitantes de la localidad.