¿Por qué decidió lanzarse?
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Hay mucha gente que está cansada de la corrupción y soy una de las que está cansada. Pero la candidatura surge fundamentalmente porque en octubre del año pasado salió una encuesta de posibles candidatos en la que aparecía mi nombre.
Por eso, la reflexión que viene de algunas personas muy queridas y de algunos empresarios, es que estoy en la memoria de la gente porque tuve la capacidad, los pantalones y la falda bien puestos para enfrentarme a esa corrupción que nos ha quitado varias oportunidades en la vida.
Soy bogotana, me encanta mi ciudad y me encanta el servicio público, es algo que me apasiona. Así que tengo hoja de vida, capacidad, manejo de lo público, tengo experiencia y un conocimiento importante de lo que significa manejar una entidad pública, en mi caso el Sena, así que tengo la capacidad de lanzarme a esta aventura de manera independiente, sin respaldos políticos tradicionales y sin necesidad de buscar esa vieja política tradicional.
Simplemente soy una mujer que está lo suficientemente empoderada para decir que puedo asumir la Alcaldía de Bogotá.
Es importante que en los próximos cuatro años tengamos una administración transparente y conmigo tienen el sello de garantía comprobado de anticorrupción. No soy un discurso en contra de la corrupción, soy un ejemplo de la lucha anticorrupción.
Habla de cero corrupción y de una capital pensada en las mujeres, ¿cuál es su visión de ciudad?
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La candidatura y el centro del plan de gobierno gira alrededor del ‘bien-estar’. Bogotá está colapsada, está en la UCI y está esperando que alguien le haga una reanimación. Por eso dividí en tres mi plan de gobierno: movilidad y seguridad; infraestructura social; y productividad y empleo. Todo encadenado con la tecnología y la innovación.
En términos de movilidad debemos tomar medidas para que la gente llegue más rápido a otro lugar. Ese es el sentido de la movilidad. Queremos tiempo para nuestra familia, un sistema de transporte cómodo y seguro, eso significa tomar decisiones sobre el Sitp y lo provisional, que acá en Colombia es con ‘P’ de permanente, debemos tomar decisiones que contribuyan con el bienestar colectivo.
En términos de seguridad, debemos mirar qué estrategias plantear para que la gente no sienta que le roban el celular o lo matan. Tenemos que hacer que los 13.000 policías que están en las calles sean más eficientes. A eso hay que sumarle la tecnología y la ciudad debe salir del ‘uga, uga’ para ser más inteligente y predecir, incluso, el movimiento de los delincuentes.
En el punto de infraestructura social, incluimos el equipamiento que les produce el bienestar intangible a las personas. Por ejemplo, esta Administración quiere dejar tres grandes hospitales contratados y si es así, hay que darles seguimiento y seguir creciendo. También hay que llevar a los Caps a todas las partes de la ciudad y pasar de los 30 actuales a 40.
El último eje está relacionado con la productividad y el emprendimiento. Eso lo saco de la experiencia del Sena, porque tuve a cargo la Agencia Pública de Empleo y el Fondo Emprender. Quiero un Fondo Emprender y lo quiero en Bogotá.
¿Cuál es su posición frente al metro elevado?
Si lo dejan adjudicado, continúo con el proyecto. Si eso no ocurre, me tomo dos o tres meses para evaluar si los estudios que tenía el metro subterráneo son mejores que los del elevado. Ahí decido y continúo el proyecto. Eso sí, no voy a ser la candidata que prometa cosas que no se pueden, y no creo que haya plata para la segunda línea. Le hablo claro a la gente.
¿Cuál es su plan con TransMilenio por la Séptima si no dejan adjudicada la troncal?
No la hago bajo ninguna circunstancia. Me voy al occidente a hacer el TransMilenio por la Boyacá. El sistema hay que mejorarlo en frecuencias, en bajar los niveles de contaminación a los que están expuestos los usuarios y hay que pensar en la seguridad.
¿Continuaría con TransMilenio?
Es que no puedes desmontar 114 kilómetros de TransMilenio. No puedes acabar con el sistema. El sistema tiene que mejorar y hay que orientarlo a tecnologías limpias a donde el Sitp también debería ir.
¿Qué va a hacer con el Sitp provisional?
Eso hay que superarlo, pero hay que revisar cuáles son los intereses detrás y por qué no han cambiado la flota. Siento que cuando se dan incentivos inteligentes para que se trasladen a tecnologías más limpias vamos encaminados al interés colectivo.
¿Cómo afrontará el panorama de los venezolanos?
Hay que entender que con el pueblo venezolano siempre hemos estado conectados. Me parece que el programa de la Alcaldía actualmente ha sido muy eficiente y creo que esa atención debe continuar. Hay que atenderlos, pero hay que darse cuenta de que ellos pueden ser productivos porque esto no es un tema de dar limosna, sino de compartir. Hay que atenderlos con salud, con educación, con servicios públicos, pero hay que llamar la atención de las entidades gubernamentales.
Hay dos temas fundamentales: Doña Juana y la reserva Van der Hammen…
Lo que menos produce bienestar en las localidades de Usme y Ciudad Bolívar es el relleno, y no puede ser que las familias sigan viviendo en esas condiciones tan dramáticas. Nadie quiere vivir en una casa llena de moscas. Hoy en día hay plantas de procesamiento de basura que terminan generando combustible para reciclar y crear energía. Esas son plantas que debemos pensar en traerlas. La Van der Hammen existe en el papel y hay derechos adquiridos hace mucho tiempo por los propietarios de los predios. Hay que negociar con los diferentes actores para construir una reserva con la que se vea beneficiada la ciudad y pueda moverse por ese sector.
¿Está abierta a la posibilidad de una eventual alianza con algún sector político?
Como no voy a estar el 26 de mayo en la lista de la consulta interpartidista, no tengo esa opción contemplada. Al final de la contienda electoral tendría que pasar un filtro muy alto en términos de ética porque quiero dejar el mensaje, cuando termine mi alcaldía, de que gobernar con ética no es una utopía. Me voy hasta el 27 de octubre.
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