Bogotá

“En Venezuela ya no hay Navidad”: Elsy Rojas, migrante

“En Venezuela ya no hay Navidad”: Elsy Rojas, migrante. En una carpa y junto a su familia, así pasa los días en Colombia esta mujer que se vino caminando

A Elsy Rojas la envuelve una delicadeza única. Son las 9:00 a.m. y llegó la hora de asear la carpa en la que vive con su familia, de 12 integrantes, desde hace un mes cuando fue trasladada del bosquec -cerca al Terminal de Transportes del Salitre- al campamento para venezolanos que instaló el Distrito.

Esta mañana es distinta. Es decembrina y cada vez que se acerca la Navidad, los días se vuelven más nostálgicos para Elsy. Venezolana, mujer y caminante.

Su delicadeza es tal que se nota al acomodar las bolsas llenas de ropa y los juguetes de sus nietos, los mismos que consiguió gracias a la ayuda de varios colombianos con los que se topó en el camino.

Elsy no se siente, solo responde lo que le pregunto y los ojos se le llenan de agua cuando piensa en la Navidad y en su mamá, quien murió el año pasado. “Ya nada me amarraba en Venezuela. Mi mamá falleció el año pasado y eso fue lo que me impulsó a venirme. Me quedaba por ella y por mis hijos, pero como murió, pues me quedan mis hijos y me vine a luchar por ellos aquí”, dice.

Los recuerdos de las navidades de Elsy huelen a hallacas: “Desde el 22 de diciembre hasta el 5 de enero, más o menos, nos instalábamos en la casa de mi mamá. No importaba que fuéramos vecinos, mis hermanas y yo nos quedábamos en la casa de ella y hacíamos las hallacas para el 25 y el 1 de enero”, cuenta.

Ahora, Elsy y su familia se preparan para pasar su primera Navidad fuera de Venezuela, sin hallacas y en una carpa. Pero eso no le importa, “a mí me gusta es que estamos juntos”, asegura. “Como no podemos cocinar, no se pueden hacer las hallacas, pero por lo menos estamos juntos”, dice, mientras se le vuelven a llenar los ojos de agua.

Eso sí, esta no será una feliz Navidad para Elsy, así lo siente. Sus hermanas están lejos, no han podido dejar Venezuela y una de sus sobrinas está enferma: “Mis hermanas siguen allá y están en mala situación. Además, tengo una sobrina que nació sin órganos reproductores y mi hermana está muy triste porque le hacemos falta, porque no hay medicamentos, porque allá no hay nada. Es que en Venezuela ya no hay Navidad”.

La nueva vida

La vida de Elsy, que viene del estado Monagas y cruzó el páramo a pie, cambió radicalmente en un año. Durante ese tiempo caminó  kilómetros para empezar de nuevo, recibió la ayuda de varias personas en nuestro país y también sintió el desprecio. Solo busca una oportunidad.

“La situación está dura porque en el campamento solo podemos estar hasta el 15 de enero. La semana pasada busqué arriendo por Villa  Cindy (Suba) y me ofrecieron un apartamento por un millón de pesos, pero ¿cómo pagamos un millón de pesos? Mi esposo, mis hijos y mis yernos no tienen el PEP  (Permiso Especial de Permanencia) y no conseguimos trabajo aunque ellos hacen lo que sea”, asegura.

A pesar de las circunstancias, Elsy se siente agradecida por estar en la carpa, aseándola, junto a su familia. “Acá estamos mejor, tenemos baño, luz, cama. La comida es díficil, pero estamos mejor. Ya vendrán tiempos mejores, lo que me importa es que estoy con mi familia”.

Esta segurísima de que las navidades no serán como antes, pero sí guarda la ilusión que mejorarán. “Mi sueño es que mi esposo y mis hijos consigan trabajo, y un lugar para hacer las hallacas. ¡Me quiero comer una buena hallaca venezolana y si es en Navidad, mejor!”, dice Elsy.

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