Como una diva, entaconada, con la peluca bien peinada y una tiara la acompañaban las mejores canciones de Paloma San Basilio, Juan Gabriel y sí, Celine Dion. Así eran las entradas triunfales de Roxanna Miranda al templo del transformismo en Bogotá: La Pantera Roja.
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Por allá en los años 90, la escena drag empezó a surgir precisamente con esos hombres que se atrevieron a ser transformistas. Así como Roxanna, que era una de las más jóvenes de su camada, ya sonaban La Chachi, Jessika Welch, Lady Cleo, Asesinatta y Svelty.
Las reinas del transformismo, conocidas como las de la vieja guardia, pusieron las bases del drag que vemos ahora en Bogotá y en el resto del país, pues muchas llegaron de otras ciudades abriéndose paso entre los bares gais más reconocidos en la capital y luchando, sobre todas las cosas, contra la discriminación.
“Siempre hay que mejorar el show, llamar la atención de la gente y yo estoy muy comprometida con eso. No pensar en el qué dirán, sino disfrutar”, dijo Roxanna, una de las queens colombianas a PUBLIMETRO.
A La Pantera Roja se le sumaron otros bares como La Tasca Santa María y Zona Franca, el primer bar gay en el que se presentó un drag queen que trajeron de otro país, hasta hoy, no sabemos de dónde, “pero ese día lo juntaron con otro espectáculo porque como no era conocido tocaba”, dijo Gaysell Bündchen, quien fuera del drag es Fernando Coral, productor de Theatron, el lugar que desde hace 17 años se ha convertido en el bar gay más importante de Latinoamérica y en donde la escena drag tomó fuerza.
Para Gaysell, “el personaje drag queen es un poquito más clown, por eso a veces es más exagerado en su maquillaje, en sus zapatos y ha ido evolucionando. Ser drag queen es complicado porque requiere de un talento que te ayude a desenvolverte y es que eso básicamente hace la fiesta”.
En Theatron empezaron a hacer los famosísimos concursos de belleza de transformismo, de drag, pero no era fácil. “Para 2008, había una decadencia en el drag. Entonces me tocaba golpear puertas de todas las casas drag –familias por elección, con una madre drag que les enseña todo sobre este arte– y era muy complicado porque no llegaba casi nadie. Golpeando puertas en esa época a duras penas llegaban unos 10 concursantes. Fue duro”, dijo Gaysell.
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Sin embargo, algo pasó en febrero de 2009. Algo cambió en el mundo del espectáculo y la escena drag: ese año se estrenó RuPaul’s Drag Race, un reality para escoger el mejor drag queen de Estados Unidos con la bendición de ‘Mama Ru’, como le decimos a RuPaul Andre Charles, uno de los drag queen más importantes del mundo.
Aunque el reality tomó mucha fuerza en Colombia en los últimos dos años para las nuevas generaciones, algo que hay que agradecerle a Netflix, muchos artistas dedicados al transformismo sabían de quién les hablaban en ese tiempo.
“Gracias a Pose y a RuPaul nos hemos dado cuenta de que la sociedad se ha abierto un poco más a esto y les parece cool el concepto. Ya no es exclusivo de la comunidad Lgbti. El drag también ha evolucionado porque al principio eran las drags que usaban tacones altos, con escarcha y trataban de ser más femeninas. Ahora vemos drags que tienen barba, que tienen pelos en las axilas, que se ponen pelucas extravagantes, otros son más conceptuales, en fin… hay de todo”, añadió Gaysell, presentadora en la mayoría de las fiestas de Theatron y quien reconoce, después de años haciendo drag, que bailar en tacones es todo un reto.
Para Roxanna Miranda, que tiene una de las casas de transformismo más importantes de Bogotá, “la movida drag está en auge y nos alegra porque hace un tiempo estaba desapareciendo. Ahora han aparecido otras drags y es fabuloso”.
Y una de esas reinas es Drag Fénix, o Walter cuando está fuera de los tacones, que ostenta los mejores títulos dentro de la escena: “Fui elegido Drag Star de Theatron en 2017 y hoy me vestí normalita, como para ir a comprar una libra de arroz”, dijo entre risas luego de finalizar una presentación que hizo que el público brincara en las sillas (entre esas estuve yo), con un death drop, un paso sacado de la cultura vogue que surgió en los años 80 en Nueva York.
“Colombia es un país cerrado y hay mucha homofobia, muchos nos catalogan de otra forma, pero nosotros somos drag queens y esto es un arte. Gracias a esas series mucha gente conoce este arte y por eso mi invitación siempre será que si alguno de ustedes quiere hacer esto, lo haga. Hay que creerse el cuento y salir de la zona de confort”, aseguró Drag Fénix.
Charisma, Uniqueness, Nerve & Talent
Category is… ver a Martinique, Mariadna Grindr, Juana Bicul y SuAmiga entrando a la fiesta robándose todas las miradas y tener la posibilidad de presentarlas al que sea como Mis Amigas Drag, (MAD).
Este colectivo de amigas entaconadas y fiesteras que llevan un poco más de dos años haciendo drag han puesto la vara bien alta en la escena bogotana. Ni ellos mismos se lo creen, y digo ellos mismos, porque cuando están fuera del drag son Martín, Andrés, Daniel y Juan David.
“Todo nuestro crecimiento ha sido muy orgánico, nunca pensamos en volvernos famosos ni nada de eso, lo hacemos porque nos gusta salir de fiesta, nos parecía rico y ya. Pero fue esa reacción cuando salimos por primera vez la que nos impulsó a seguir”, dijo a PUBLIMETRO Daniel, quien se mete en la piel de Juana Bicul cada vez que puede.
Algo es cierto y es que el drag ha evolucionado. Ha dejado de ser algo under y se ha convertido en un tema de conversación hasta de los heteros. “Siento que nosotros hemos generado mucho ruido. Nosotras no seremos las únicas ni las últimas drags, pero de pronto gente que ya hacía drag nos ha visto y ha buscado otros espacios para seguir haciéndolo”, aseguraron.
Cuando el drag se creía exclusivo de Chapinero, y pensamos que se quedaría toda la vida allí, nos dimos cuenta de que en los últimos años se ha descentralizado y ahora lo vemos en otras partes de la ciudad y en otros espacios, esos mismos que se han tomado MAD: “Hablamos de descontextualizar el drag. Entonces nos metimos a un desfile de modas, llegamos a ArtBo, hemos hecho colaboraciones con youtubers y lo hemos sacado de su lugar natural”, comentó Andrés o mejor, Mariadna Grindr.
“La escena drag se ha diversificado y se ha abierto a otros públicos, y es muy chévere. Pero a nosotros no nos gusta el drama y por eso si se presentan diferencias, nos alejamos. Nosotros queremos salir de fiesta, pasarla rico y ya”, aseguraron.
Mis Amigas Drag terminaron anoche su ciclo de Las chicas de Almodóvar, unas presentaciones en solitario que tuvieron cada jueves de septiembre en Sauna.
Eso comprueba que el drag se ha fortalecido, ha crecido no solo en Bogotá, sino en Colombia, porque ciudades como Medellín y Cali, que también tienen una escena desde hace años, se han comprometido a fortalecerla.
“A veces nos pasa que creen que somos muy divas o creídas, y no es cierto. Cuando nos conocimos con las chicas de Cultura Drag Medellín hicimos clic y nos fuimos de rumba, pero nos dijeron de frente: ‘Pensamos que eran unas perras y no’, y así le pasa a la gente que nos conoce, se da cuenta de que nos pueden saludar, que somos cero creídas. Acá lo importante es pasarla bien y divertirnos, eso es lo que queremos”, aseguraron.
Gracias a ‘Pose’ y a RuPaul nos hemos dado cuenta de que la sociedad se ha abierto un poco más a esto y les parece ‘cool’ el concepto. (El ‘drag’) ya no es exclusivo de la comunidad Lgbti”, Fernando Coral, productor de Theatron y drag queen.
Sissy That Walk
Desde hace un año, las noches bogotanas no son iguales. Las filas en Sutton bar son larguísimas y eso ocurre cada vez que una de las queens más famosas se presenta en la ciudad.
En la última fiesta se presentaron las estrellas de RuPaul’s Drag Race: Sharon Needles y Shangela Laquifa Wadley. Detrás de ellas está Oh My Drag, un grupo de tres personas que llegaron con la idea de refrescar las propuestas de entretenimiento Lgbti en Colombia.
Uno de ellos es Juan José Jiménez, productor principal del grupo Prisma, quien por estos días se encarga de ultimar los detalles para recibir a la próxima gran queen: Alaska Thunderfuck.
“La rumba gay en Bogotá es muy famosa, pero nosotros quisimos buscar algo distinto y por eso iniciamos este proyecto. Queríamos crear un espacio de liberación y donde, de alguna manera, la gente pudiera decir sin miedo quiénes son”, comentó Jiménez a PUBLIMETRO.
La primera fiesta que realizaron fue con Laganja Estranja, lo que marcó un punto de partida distinto para la escena en Bogotá: “El drag para nosotros es un arte, es una expresión artística, es diversión y es la forma de escaparse, de salir de la rutina y atreverse a hacer lo que no podemos hacer en nuestra vida normal. Esto es algo que no necesita tanta regla, sino disfrutarlo”, aseguró Jiménez.
Además de eso, Oh My Drag, según Juan, “ha abierto muchas puertas y una de las experiencias que hemos vivido es que en las primeras fiestas que hicimos los chicos llegaban siendo ellos, pero luego venían a otra fiesta y se transformaban, usaban tacones, usaban pelucas, hoy buscan qué ponerse y no lo hacen porque quieran cambiar de sexo, sino porque les gusta hacer drag, los libera”.
Una de ellas es Dizzy the Bitch, drag desde hace un año, pero que poco a poco se ha ganado el respeto en las fiestas de Oh My Drag: “Haciendo drag podemos hacer lo que queramos. Podemos tirarle a la política, al que sea y no hay prejuicios. Nos empoderamos y eso es muy bueno. Es como nuestro alter ego”, dijo.
Para Juan, es muy importante saber “que hacemos una fiesta, sí, pero también apoyamos al talento local, le damos a la ciudad un aire nuevo y distinto para hacer algo innovador. Nuestra idea siempre ha sido impulsar y apoyar a la comunidad Lgbti porque tiene mucho que mostrar. Y es que acá no hay etiquetas, acá eso no existe, lo que existe es gente muy apasionada e increíble, y no son eventos para la comunidad, es para todos. Un drag es siempre mucho más de lo que pueden ver y creer, porque siempre lo han ligado al tema de prostitución, a las drogas y nosotros hacemos un esfuerzo enorme para que no se vea así y lo vean como es realmente, un arte”.
¡Que viva el drag! Y que vivamos sin etiquetas.
“También apoyamos el talento local, le damos a la ciudad un aire nuevo y distinto para hacer algo innovador”
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Un capítulo especial para House of Tupamaras (H.O.T)
«Nos ponen una cámara al frente, nos la follamos”, nos advirtió de una vez Jona Tamara, la madre de House of Tupamaras, la primera casa de cultura vogue en Colombia.
H.O.T inició hace más de un año con la idea de que la gente en el país conozca qué es el vogue y de dónde surgió, además de mostrar que esto también es un arte. “Esto es el amor al arte, el amor a mariquear, nuevas formas de explorarnos y de ser”, dijo Jona Tamara a PUBLIMETRO.
Si hablamos de fortalecer la comunidad Lgbti en el país, las H.O.T. han sido claves por el mensaje que quieren transmitir: vivir en un mundo sin etiquetas, siendo auténticos. Jona Tamara aseguró: “Siento que hemos abierto una puerta para que las personas puedan expresarse y vivan tranquilamente. Queremos abolir esa norma del maricón, el pluma y lo de normarse para ser visible. Lo que queremos decirle a la gente es que sea como quiera ser, sin estereotipos ni nada”.
Además, añadió: “El vogue es un baile que nace a partir de una resistencia. Pero hoy estamos empoderados diciendo que somos gais, maricones, plumas y artistas, y que tenemos mucho que aportar. Queremos que en Colombia hayan más casas vogue, queremos que las personas conozcan este estilo y queremos llevar nuestro discurso y abrir más espacios de inclusión. Ser nosotras es no comerle a nadie ni a nada. Somos ocho dentro de la casa, nos aceptamos y queremos que la gente entienda que para ser una H.O.T hay que ser muy perra, tener full actitud y ser muy diva”.
«Queremos abolir esa norma del maricón, el pluma y lo de normarse para ser visible. Lo que queremos decirle a la gente es que sea como quiera ser, sin estereotipos ni nada”, Jona Tamara, madre de House of Tupamaras