Por: Ginna Rincón y Pamela López
‘Petrovisor’, sabotaje, falta de un plan de contingencia… de varias formas, los ciudadanos y la actual administración han tratado de definir la crisis que vive Bogotá estos días por cuenta de las basuras.
Y es que, definitivamente, se necesita dejar atrás los balances y buscarle una solución a un hecho que tiene a Enrique Peñalosa en el ojo del huracán.
Hasta hoy, el Distrito tiene plazo de presentarle a la Procuraduría su plan de acción, luego de que el ente de control le exigiera “un informe de las acciones adoptadas para evitar que la ciudad se vea inmersa en una problemática social, ambiental y económica, por la situación que se viene presentando con los trabajadores de la empresa Aguas de Bogotá”.
Hace seis años, esta misma crisis, que se desató por abrirle paso a la empresa pública, terminó con la destitución del entonces alcalde, Gustavo Petro. ¿Qué pasará con el actual mandatario?
Hacemos un recorrido por los decisiones de los últimos años que generaron esta crisis.
-Creación de Aguas de Bogotá (2012)
El exalcalde de Bogotá y hoy candidato presidencial, Gustavo Petro, implementó en mandato un nuevo esquema de aseo, con el fin de que la operación quedara en manos del sector público, es decir, en manos del Distrito.
Fue así como a finales de 2012 la empresa Aguas Bogotá, a través del Acueducto, empezó a prestar servicio en Bogotá. Con este esquema, el Distrito quedó con la operación del 52% de la capital del país, mientras que los operadores privados quedaron con el 48%.
-La decisión que le costó el puesto a Petro (2013)
Tras la implementación del nuevo esquema de aseo, la capital duró tres días sin recolección de basuras y esto le costó un precio muy alto a Gustavo Petro.
Cuando Alejandro Ordóñez estaba a la cabeza de la Procuraduría General de la Nación decidió destituirlo de su cargo e inhabilitarlo por 15 años para ejercer cargos públicos por cambiar el esquema de basuras.
¿Las razones?, porque “de manera libre, consciente y voluntaria ordenó asignarle la prestación del servicio de aseo a dos entidades sin ninguna experiencia, conocimiento y capacidad”; segundo, por implementar un modelo “por fuera de la ley”; y finalmente por autorizar “la prestación de servicio de aseo con volquetas, una de las causas por las cuales durante tres días se dejaron de recoger entre 6000 y 9000 toneladas de basura”. No obstante, el Consejo de Estado anuló esta decisión, ya que la Procuraduría no tiene competencia para sancionar a un funcionario de elección popular, como lo dijo la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Cidh).
-El modelo de Peñalosa (2017)
El año pasado la Alcaldía de Bogotá, en cabeza de Enrique Peñalosa, inició la puja por el proceso de licitación de los nuevos operadores de aseo en la capital, donde no estuvo incluida la empresa Aguas de Bogotá.
Con su nuevo esquema, los privados una vez más tienen el poder del millonario negocio que otorga la basura en Bogotá.
“Vamos a tener una flota completamente nueva, con camiones Euro V, que van a ayudarnos a una mayor limpieza en el aire, además contenedores que van permitir que la ciudad esté limpia”, expresó el alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa al referirse al nuevo modelo.
-Las empresas del nuevo esquema
El nuevo esquema de aseo fue adjudicado el pasado 3 de enero.
La licitación, que tiene un valor de 4,8 billones de pesos, tendrá una vigencia de ocho años y dividirá la ciudad en cinco áreas de servicio exclusivo de aseo.
Los nuevos operadores de las áreas de servicio exclusivo son: Promoambiental S.A.S. ESP, Limpieza Metropolitana S.A. ESP, Ciudad Limpia S.A. ESP, Bogotá Limpia S.A.S. y Área Limpia S.A.S. E.S.P.
Según argumentó la Alcaldía de Bogotá, este proceso les deja a los bogotanos un descuento tarifario en lo que refiere a la recolección, barrido y limpieza del 10%, en promedio.
-El lío con los recicladores
Esta es una de las polémicas que ha rodeado a esta nueva licitación de aseo, pues desde un principio los recicladores alegaron que con la entrada en vigencia del esquema se quedarían sin trabajo. Tanto así que decidieron interponer una tutela en contra del nuevo esquema a pesar de que el pliego de peticiones de la licitación abierta por el Distrito decía que “los operadores escogidos no podrán recoger material aprovechable, y en esa medida éste quedaría a disposición de los recicladores”. La controversia continuó y los recicladores, determinados a frenar la licitación, llamaron la atención de la Personería. El ente de control le pidió a la Uaesp que hasta que no se garantizara esa inclusión, junto a otros llamados de atención, no siguiera adelante con el proceso.
-La crisis en la puerta de la casa (2018)
A esto se le sumó que los más de 3000 trabajadores de Aguas de Bogotá, desde que se enteraron del cambio de esquema, aseguraron ser víctimas de una masacre laboral. Estas voces se alzaron una vez más y llegaron a su pico el viernes de la semana pasada cuando iniciaron una protesta pacífica que finalmente se convirtió en una batalla campal librada contra el Esmad.
De ese enfrentamiento resultaron averiados varios vehículos recolectores de basura y 12 localidades, en donde aún opera Aguas de Bogotá, se quedaron con la basura en la calle. El Distrito aseguró que todo se trató de un sabotaje, pero aun así, decidió declarar la emergencia ambiental y sanitaria que se mantiene hasta hoy. El servicio de recolección de basura no se ha restablecido en su totalidad.
-La basura sigue en la calle
La empresa Aguas de Bogotá tiene los días contados, pues el 12 de febrero entrarán los nuevos operadores privados a hacerse cargo del servicio de aseo de la ciudad. Aún se habla de masacre laboral en Bogotá, aunque el Distrito asegura que están dispuestos a vincular los trabajadores de AB con los nuevos operadores, pero denuncian que los líderes sindicales no dejan entregar sus hojas de vida.
¿Cuál es el último balance? Todavía no se levanta la emergencia ambiental y sanitaria en la ciudad y hasta el cierre de esta edición, la Administración asegura que se han recogido 7000 toneladas de basura, mientras que seguían reunidos el secretario de Hábitat, la gerente de Acueducto, de Aguas de Bogotá y de la Uaesp.
DEBATE
¿Quién responde por la crisis?
Lucía Bastidas, concejal del Partido Verde
“Lo que está pasando es producto de la improvisación del pasado, del exalcalde Gustavo Petro, al hacer una empresa desatendiendo todos los requerimientos jurídicos, técnicos, legales y advertencias desde el Concejo de Bogotá.
Lo que están haciendo es un saboteo a la ciudad, no al alcalde Enrique Peñalosa, sino a la ciudad, por los actos de vandalismo en los que han quemado camiones, han agredido funcionarios de la Secretaría de Seguridad y Convivencia y no han dejando que los empleados de Aguas Bogotá que querían trabajar lo hicieran.
Hay que decirles a todos los trabajadores de Aguas Bogotá que por favor atiendan el derecho que tienen todos los ciudadanos a la recolección de basura. Por eso hay que apoyar todo el plan de contingencia que está haciendo el alcalde de Bogotá”.
Inti Asprilla, representante a la Cámara por Bogotá
“Este es el resultado de tener como objetivo militar a una empresa pública. Es bien sabido que Peñalosa tiene como religión la privatización y sabemos que en sus comienzos la empresa tuvo malos días, pero después adquirió un valor y trabajaban muy bien el tema de inclusión con personas vulnerables. Desafortunadamente él y su séquito la convirtieron en objetivo militar e hicieron todo tipo de ‘chanchullos’ para su licitación. Es cierto que hubo un fallo desfavorable sobre la manera en la que se creó la empresa, pero Peñalosa y su coalición en el Concejo podían solucionar fácilmente eso, modificándolo a través de un acuerdo. Es que la sentencia no dijo que era prohibido que una empresa pública prestara el servicio de aseo en la ciudad (…) lo más fácil fue haber hecho el acuerdo y dejar que la empresa participara en la licitación, la misma que tiene serios problemas, por ejemplo, uno de los operadores tiene varias demandas internacionales por corrupción. Es muy grave lo que está pasando y es que definitivamente Dios no castiga ni con palo, ni con rejo”.